La variante cabrio del Camaro, emblemático modelo de Chevrolet, trae equipamiento para las pistas y tecnologías de avanzada en seguridad.
Los autos musculosos generan pasiones en estos pagos. La rivalidad deportiva de larga data que viene del Turismo Carretera entre Chevrolet y Ford parece revivir ahora en un duelo de los dos clásicos americanos: Camaro y Mustang, dos superdeportivos que se meten en el mercado local en el segmento premium. Pese a su precio, tienen una aceptación mayor a lo que indicaría la lógica estrictamente racional. Se venden de cada uno cerca de 10 unidades por mes. Pero la explicación, como dicen los expertos en marketing de estos tiempos, no pasa por el cerebro. Los motivos de compra están guiados, ante todo, por el corazón y las emociones.
Y si algo le faltaba al Camaro para lucirse más en el mercado local era una versión convertible. Y en Chevrolet no dudaron: a la reaparición del auto emblema entre los deportivos de la marca, le sumó la variante Cabrio. Como su hermano techado de la sexta generación del modelo, nacido en 1967, cuenta con una serie de mejoras para optimizar su performance respecto de su antecesor.
Los 50 años del Camaro han marcado una huella entre los deportivos que se meten en la piel del gusto estadounidense por los coches grandes. Motores potentes, altas cilindradas, rugido al acelerar, líneas musculosas. Nada de esto falta en esta generación, que en el país debutó con el lanzamiento comercial de la versión cupé en junio durante el Salón del Automóvil. Una presentación importante, pero que, de alguna manera, había quedado licuada en la enorme lista de debuts del autoshow porteño.
Ahora, la novedad de la alternativa Cabrio llegó en soledad, en primavera –tiempo ideal para los convertibles–, y con la oportunidad de manejarlo durante su presentación en el Autódromo de Buenos Aires, hábitat natural de un espécimen como este. Producido en Michigan, estado cuna de General Motors, apunta a un nicho que esquiva la masividad de Chevrolet. Camaro es casi una marca en sí mismo y fortalece la imagen del resto de la gama.
POTENTE
Con una carrocería más ligera, el Camaro en sus dos versiones está equipado con un motor V8 de 6,2 litros de 461 CV. Asociado a la transmisión automática de ocho marchas (con la posibilidad de pasar los cambios desde el volante), acelera de 0 a 100 km/h en apenas 4,2 segundos. Una potencia que en la recta del Gálvez, con el pie a fondo en el acelerador (no prueben esto en sus casas), hace que la espalda se pegue literalmente a la butaca. Los caballos de velocidad se sienten en el cuerpo, sensaciones que crean lazos de fanatismo con estos autos. No en vano permiten salir de la lógica de que el silencio es salud y, en su lugar, proponen un intensificador del sonido del motor dentro del habitáculo, para que la experiencia sea más completa.
De todas maneras, este Camaro tiene un selector con cuatro modos de conducción que configuran parámetros del vehículo. Estos son Ride (situaciones normales de uso en ciudad y ruta), Sport (ajuste deportivo de dirección), Snow/Ice (ante condiciones de baja adherencia) y Track (para el uso en circuitos). No solo modifica la respuesta del auto ante el acelerador y la dirección, sino que cambia hasta el color de la ambientación del habitáculo. Para quienes se asustan del consumo de un V8 (una preocupación que a priori no está en la mente de un usuario de este tipo de autos), ante un uso “normal” intercede un sistema que desconecta cuatro cilindros para ser algo más ahorrativo. Vale aclarar: además de que el concepto del vehículo no tiene nada que ver con la onda verde, su precio en la Argentina es US$ 103.000.
En cuanto a la capota del Cabrio, es retráctil en forma remota y también con el auto en movimiento a menos de 50 km/h. Ideal para quienes no quieren pasar desapercibidos en este mundo.
TECNOLOGÍA
Otro de los ítems importantes para exigir a fondo el Camaro es el Heads-Up Display, una tecnología que permite proyectar la información en el parabrisas. Así, el conductor no tiene que desviar la vista del frente para mirar alguna información, por ejemplo la referida a la navegación y el mapeo. En el Autódromo se pudieron comprobar las bondades de los frenos de alta performance Brembo. Y todos los sistemas electrónicos de seguridad para evitar patinadas o sobrevirajes. Aunque el entorno de un circuito es seguro, el comportamiento del Camaro es estable y no hace falta ser un as del volante para controlarlo. De todos modos, en la presentación también estuvieron los pilotos del equipo Chevrolet que participan del Super TC 2000, entre ellos el campeón de la categoría, Agustín Canapino. Con un profesional al volante, queda claro que el poder del Camaro se disfruta más: un manejo hábil y seguro hace valer cada CV del modelo.
Distribución electrónica de frenado, luz de marcha diurna con tecnología led, faros de xenón, alerta de punto ciego, cámara de visión trasera, sistema de monitoreo de presión de neumáticos y alerta de movimiento trasero (en marcha reversa) son algunos de los sistemas de seguridad, que se suman a los ocho airbags.
En materia de confort, asientos delanteros de cuero con regulación eléctrica, calefaccionados y con ventilación. En el caso del conductor, cuenta con memoria de posición. También, posee aire acondicionado bizona con control electrónico de temperatura y procedimiento automático de recirculación, sistema multimedia MyLink con pantalla táctil de ocho pulgadas, compatible con Android Auto y Apple CarPlay, parlantes Bose y cargador inalámbrico de smartphone.
Otros lanzamientos
Edición limitada para el verano
El Citroën C3 Infinit mantiene un motor 1,6 de 115 CV, pero agrega detalles de diseño. Además, con lentes de sol de regalo. Cuatrocientas unidades salieron a la venta de la serie especial del C3 Infinit, una versión del hatchback chico de Citroën desarrollado en alianza con la marca de protección visual.
La mecánica no varía y mantiene el motor 1,6 VTi de 115 CV asociado a la nueva transmisión automática de seis velocidades y a la dirección con asistencia eléctrica. La edición limitada, que llega desde Brasil, viene con unos lentes de sol de regalo y un estuche exclusivo desarrollado para Citroën. Otros diferenciales: llantas Clover de 17 pulgadas, detalles cromados en espejos retrovisores y manijas de puertas, luces diurnas led y monogramas Infinit, en el exterior y en las alfombras bordadas. Entre el equipamiento, climatizador automático digital, regulador (cruise control) y limitador de velocidad.
En el interior, sistema multimedia con pantalla táctil de siete pulgadas que permite acceder a todas las posibilidades de navegación, gestionar las funcionalidades de un smartphone y asociar otros servicios conectados a través de la función Mirror Screen. También incorpora una cámara de estacionamiento trasero.
El Clio ya tiene reemplazante
El Renault Kwid llega para competir entre los citycar con motores de bajo consumo. Por su estética, tiene aires de SUV. Tras presentarlo en el Salón del Automóvil de Buenos Aires, Renault lanzó el Kwid, un pequeño urbano que llega para reemplazar el Clio, que ya finalizó su ciclo de producción.
El modelo, fabricado en Brasil, muestra un aspecto de un SUV compacto, gracias a una altura sobreelevada y detalles en plástico en el exterior a modo de protección. Por sus dimensiones, tiene buena habitabilidad y la capacidad del baúl es de 290 litros.
El motor es 1.0 de tres cilindros con 12 válvulas, doble comando de válvulas (DOHC) y bloc de aluminio, con una potencia de 66 CV. Se asocia a caja manual de cinco marchas y dirección eléctrica. Es una mecánica pensada para optimizar el consumo y se meterá de lleno a competir con rivales como el Volkswagen Up! y el Fiat Mobi.
En el interior, entre el equipamiento destacado figura la central multimedia Media NAV 3.0 de siete pulgadas, con GPS integrado. El Kwid ofrece también cámara de retroceso, llave con cierre y apertura remota, computadora de a bordo, cristales delanteros eléctricos y radio con entrada USB, bluetooth y auxiliar. En seguridad, suma anclajes Isofix para sillas infantiles, airbags frontales y laterales delanteros, carrocería reforzada y frenos ABS.