Murió la madre de Garry Kasparov, pero el ajedrecista no pudo despedirla

Durante la Navidad murió Klara Kasparova, madre del ajedrecista Garry Kasparov, a los 83 años, tras contraer coronavirus. La progenitora de Kasparov, que había dejado su profesión de ingeniera para promover la carrera de su hijo, fue sepultada en Moscú. No obstante, el multicampeón de ajedrez no asistió a su despedida por el enfrentamiento que mantiene con el presidente de Rusia, Vladímir Putin.

"Con gran pesar comparto la noticia de la muerte de mi madre, Klara Shagenovna Kaspárova. Mi modelo de conducta, mi más grande campeona, mi sabia consejera y la persona más fuerte que jamás conoceré. Te quiero, mamá", escribió Kaspárov en su cuenta oficial de Twitter.

Quien fuera el mejor del mundo entre 1985 y 2005, actualmente se encuentra en New York, aunque vive en Croacia, cuyo pasaporte obtuvo desde que abandonó Rusia por motivos políticos. De hecho, no asistió al funeral de su madre por temor a sufrir represalias.

Klara Kasparova quedó viuda cuando Garry tenía siete años. En consecuencia, abandonó su trabajo como ingeniera especializada en armas automáticas y se dedicó por completo a su único hijo debido a que, además de demostrar un gran talento para el ajedrez desde los cuatro años, sufrió una fuerte depresión por la muerte de su padre.

Desde entonces, acompañó y promovió la carrera de Kasparov. Primero se mudaron desde Bakú, capital de la entonces república soviética de Azerbaiyán, hacia Moscú para que comenzara su carrera. Una decisión nada fácil en la -por entonces- competitiva Unión Soviética, donde el ajedrez tenía un papel muy importante y abundaban muchos jugadores con ansias de llegar a la cúspide.

En ese contexto, Klara acompañó a su hijo desde que se consagró campeón del mundo frente a Karpov en 1985, estuvo en su derrota frente a la Deep Blue de IBM (a quien Kasparov acusó de hacer trampas) y, entre otros tan lugares, en Linares (Jaén), en 2005, cuando su primogénito abandonó la alta competición para centrar su vida en la oposición política a Putin.

Klara ostentaba una salud de hierro. De hecho, quienes la conocían aseguraban que no tomaba ni una sola pastilla, ya que consideraba que no las necesitaba. El 15 de diciembre se confirmó su cuadro de coronavirus y murió a los 10 días.

"Vivir por el placer de vivir es algo que no comprendemos", solía decir sobre ella y su hijo, como muestra de su temperamento.