Obra inédita de Marcia Schvartz
La Galería del Patio de Esculturas del Centro Cultural San Martín, con Laura Batkis como nueva curadora, abre esta temporada presentando una exposición histórica. Por primera vez se muestran en Buenos Aires los pasteles que Marcia Schvartz pintó durante su exilio catalán, un momento de dolor y aprendizaje que coincide con la última dictadura militar argentina. Si la muestra es histórica, lo es al menos en dos sentidos. En la vida profesional de la artista, marca su primera incursión en el expresionismo, que desde entonces hasta hoy ha sido la vena en la que encontró nuevas ideas e imágenes para desarrollar. En la historia del arte argentino, es un período crucial, en el sentido literal de cruce. Cruce de dos miradas y dos disciplinas sobre un mismo género: la mirada de Humberto Rivas desde la fotografía y la de Schvartz desde la pintura sobre el género del retrato. Rivas, que en los años 70 ya trabajaba sobre las posibilidades del retrato realista, técnicamente despojado y de incisiva penetración psicológica, le hace ver a Schvartz la riqueza de someterse a los límites del género. Y ella descubre, gracias a Rivas y a la pintora María Helguera, un campo de investigación propio, manifiesto en una paleta dispuesta arbitrariamente sobre la tela, en una pincelada agresivamente gestual y en una franca facilidad para captar la esencia del retratado. Marcia captura cada individualidad con patetismo, a diferencia de Rivas, que vuelve clásico todo lo que toca. En sus pinturas, Marcia captura, además, el espíritu de la "movida española", los locos años del posfranquismo.