
Rara, linda y fatal
Leonora Balcarce, 34, actriz. No le gustan los extremos, que hablen de actores K y no K. Cercana al círculo de Gustavo Cerati, su ex pareja, dice: "Él siempre está". Una mujer que hizo de la originalidad su marca
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No es una chica fácil de clasificar. Como actriz vive un interesante presente: es protagonista de la serie por estrenarse, Quién mató al Bebe Uriarte , junto a Miguel Ángel Solá y Federico Luppi, y también de Luz verde, una obra de teatro que forma parte de Proyecto 34°S, iniciativa que promueve intercambios artísticos entre la Argentina y Sudáfrica. Leonora Balcarce asegura que no la conmueve la fama ni los grandes proyectos a largo plazo. "La verdad es que me da miedo ver mucho más allá. Es algo que se me viene acentuando cada vez más. Aprendí que hay que disfrutar el presente de la manera más intensa y sensata que se pueda. Yo soy feliz actuando, haciendo lo que realmente me gusta. Lo siento, lo disfruto y listo. No es que estoy pensando uy, esto está tan bueno, será un exitazo, seré la chica del momento . La verdad es que no sé qué significa eso y no me importa para nada. No es que no me encantaría pegar un exitazo y ganar mucha plata. En ese caso, sería para darme el gusto de comprarme una casa con jardín. Quiero tener mis árboles. Eso, confieso, es una especie de obsesión. La naturaleza. Mi pedazo de tierra", comenta Leonora Balcarce, taza en mano y perro a upa.
Observándote, ya van dos cosas originales: los rulos, que no combatís, y la elección de un perrazo en lugar del trillado perrito de cartera.
[Risas] Sí, Kiss es medio enorme, ¿no? Pero ella aún no se enteró. Es un border collie, pero actúa como peluche. Vivimos pegadas. Es hembra, pero se llama así por motivos obvios [su cara, blanca y negra, es un calco de la máscara que se pinta la banda de rock]. Igual, tengo muchas otras cosas más originales que no vienen al caso. En realidad no sé si se trata de originalidad (tampoco quiero hacerme la rara), pero hay cosas que gustan en general y a mí no me importan.
¿Por ejemplo?
Ciertos programas de televisión. La curiosidad por los chimentos. Pero bueno, dejémoslo ahí. Después me hacen fama de antipática.
Algo habrás hecho para conseguirla , diría la gente mal intencionada.
Sí, no voy a negarlo. Soy brava y muy de poner caras largas. Conozco la ira y también puedo congelarte con el silencio. Tuve épocas en las que me ha costado mucho manejar el malhumor. Y no lo digo con orgullo. Ahora estoy mejor, de chica parecía un animalito. Mi mamá no sabía dónde meterse, porque cuando no me gustaba algo miraba mal.
¿Y qué quedó de todo eso? ¿Pudiste ir puliéndolo?
Y, sí; si no, me quedaba sola. Me lo fueron señalando y, obviamente, no me sentía cómoda. Esas cosas surgen a partir de la timidez o de ciertas inseguridades. Lo trabajé con una terapeuta y también puse voluntad. Era simplemente una defensa. Igual, es un trabajo de todos los días. No es que de un día para el otro te convertís en un cascabel. Algo queda. Por eso me da risa cuando la gente me dice che, al final sos divina, porque me habían dicho que eras re jodida…
También puede haber algo de prejuicio hacia la chica cool.
¿Qué? ¿Por qué? A lo mejor lo ha mencionado cierto periodismo. Pero eso es porque me ven en Punta del Este, con mi novio [Cruz Pereyra Lucena], con gente supuestamente cool, alguna fiesta, amigos guapos, rock… ¡Ja! Si lo mirás así, claro, doy perfecta con el perfil de… bueno, no voy a decirlo porque es una mala palabra. Pero son prejuicios tontos que surgen de la mala leche. Todo eso que comento es sólo un ratito. Mi vida es otra cosa. Estudio, leo, trabajo, tengo una familia normal. Chiquita pero relativamente normal.
A ver...
Padres separados desde hace mil años. Una sola hermana, que es profesora de yoga. Una niñez con muchos momentos de soledad que fueron la oportunidad para aprender a jugar sola, crear, soñar, inventarme un mundo de fantasías. Cuenta la leyenda que a mi mamá la llamaron del colegio para decirle que yo hablaba con los lápices. Y era cierto. Miraba Gasalla y me volvía loca. Imitaba a las hermanas Malabuena. Por eso mi hermana me sugirió que vaya a un casting. Terminé siendo la mala de Montaña rusa, otra vuelta . Fue impresionante. Éramos miles. De pronto salía alguien con una listita diciendo éste queda, éste no… Y quedé. De un minuto para el otro me encontré en la tele. Y eso que decía que quería ser veterinaria. Enseguida me puse a estudiar con Julio Chávez, y no paré. Supe que mi vida iba a tratarse de esto.

Y llegó el cine. Ése era tu objetivo, ¿no?
Siempre fue algo que deseé. Debuté muy chica, haciendo nada más y nada menos que La ciénaga, la ópera prima de Lucrecia Martel, que después ganó en el Festival de Berlín. Fue un placer enorme. Nunca me habían dirigido con esa sutileza, ese detalle, ese clima. Realmente lo disfruté y fui muy feliz. Después hice varias. Martín Hache, ¿De quién es el portaligas? , Cordero de Dios , Paco y Una cita, una fiesta y un gato negro . Pero también me apasiona el teatro. Y en especial la última obra que hice, que se va a reeditar en marzo; me movió mucho. Es una trama fuerte, un thriller político con actores de raza negra, que tiene que ver con violaciones, injusticias. Al principio, cuando me llegó el proyecto, tuve miedo. Pero después, cuando lo leí bien, quedé prendada. Fue un desafío y estoy feliz de haberme embarcado en él.
No estás haciendo cosas tibias últimamente. La serie que filman en Santa Fe también es fuerte.
Sí. Es el policial ganador de la convocatoria para Series de Ficción de Alta Calidad, organizado por el Ministerio de Planificación y el Consejo Interuniversitario Nacional. Es importante porque se filma en las provincias, todo como si fuera cine, con actores increíbles. A mí me tocó hacer Quién mató al Bebe Uriarte , que fue un controvertido personaje de la noche santafecina. Hago de la mujer de Solá y la hija de Luppi. Lujo total.
¿Tienen malhumor?
¿Lo decís por la fama? Algo me habían dicho. Pero la verdad es que son dos soles. Solá es un pan de Dios, un hombre que ha vivido mucho. Siempre con un humor genial. Todos lo aman. Y Luppi es un toro. ¿Cómo explicarlo? Además de caballerazo, el tipo hace una escena donde está ensangrentado, en medio del pasto, tirado… Y se queda una hora ahí, sin mosquear. No tiene veinte años, pero jamás vas a oír una queja. Es un ejemplo. A mí me llena de orgullo y placer trabajar con ellos. Así que acabo de tirar otro mito urbano. ¡No son jodidos! ¡Y yo tampoco! La verdad es que me parece fatal que la gente hable sin conocer.
Vos lo viviste en carne propia cuando sucedió lo de Gustavo Cerati, tu ex novio. Incluso cuando, junto con su madre, Lilian Clark, protagonizaste la campaña de ropa MenosMal, propiedad de la hermana del músico.

Pavadas. La gente habla y no sabe nada.
Pero vos sí sabés. Formás parte del círculo íntimo de Cerati.
La verdad es que todos saben que tengo un perfil bajísimo al respecto. Nadie puede pensar que es de persona normal hablar sobre detalles íntimos en un reportaje. Sólo puedo y quiero decir que tengo una relación muy cercana con él, lo mismo con toda su familia. Mi vínculo con sus hijos es fraternal. Igual con la mamá, la hermana, la sobrina. Estamos cerca, siempre muy cerca. Nos unimos a partir de los buenos sentimientos y el amor que sentimos hacia él.
¿Uno se acostumbra a vivir con esa realidad? Hay una presencia. Hay un ritual. Y se supone que hay esperanza…
No sé si la palabra es acostumbrarse. Uno aprende a vivir con las cosas que le van sucediendo. Pero bueno, sí, de alguna forma te acostumbrás. Aceptás que hay una realidad y empezás a moverte de determinada forma. Es todo muy especial porque Gustavo tiene una energía muy fuerte. Muy. Él siempre está. Lo de la esperanza es muy personal, es algo que está en el corazón de cada uno. Y una madre es una madre. Todo es muy fuerte y especial. Eso a él le llega y hace que pueda estar mejor.
A partir de esta experiencia, ¿cambió tu vida? ¿Surgieron nuevos miedos?
Sí, tuve una etapa de mucho miedo. En general y conmigo, con mi vida. Miedo a la finitud, a las enfermedades, a que pase algo malo de repente. A todo. Finalmente, muy de a poco, aprendí que todos vamos yendo hacia el mismo camino. Entonces los fantasmas se van diluyendo y uno empieza a vivir el presente con otra intensidad.
¿Qué buscás? ¿Estás para formar una familia?
Sí. No sé si ya. A veces creo que sí y otras pongo el acento en mi carrera y pienso que debería esperar. Finalmente termino pensando que mejor es no planear y que Dios decida los tiempos. Soy de Géminis, fluctúo bastante. Y justo hoy, que hay luna llena en mi signo…
¿Y eso qué generaría?
¡Mal humor! No, es una broma. Voy bien en ese aspecto. Creo que mejor que muchos. Cada vez se hace más difícil salir a la calle. Qué intolerantes están todos en Buenos Aires, por favor.
¿Leés los diarios?
A veces. No soy de las más informadas en política. Pero por una cuestión que me hace mal. Me molesta mucho que haya tanta división. El blanco o negro me hace daño. No me gusta que hablen de actores K o no K. Por momentos se me hace insoportable ver televisión. Pasar de un extremo al otro en dos noticieros, a la hora de comentar la misma noticia. Es un tema delicado y sólo me importa decir que apuesto a la unión y la tolerancia. Detesto la guerra ideológica instalada en la vida cotidiana.
¿Algo más que no te guste nada?
A ver… Cocinar me gusta y me luzco con tartas de atún, colitas de cuadril al horno, que salen bien jugosas con mostaza y miel. Lo que me molesta, ya dije, son los planes a largo plazo. Prefiero que las cosas pasen.
¿Destino?
Sí, creo. Y también en los presentimientos. Yo tengo muchos, y los respeto a morir.
Agradecimientos
Make-up Sebastián Estrada
Vestuario Them
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