Tres años exactos. Ni más ni menos. Ese fue el tiempo que le llevó a Lucas Commateo (24) poner en marcha y concretar su sueño de abrir un bar junto a sus amigos de la infancia. Todo había surgido, quizás en tono de broma, en una conversación de WhastApp donde fantaseaban con tener su propio emprendimiento. "La idea era ponernos un bar. Vendíamos nuestros autos y listo. Parecía muy sencillo. Estuvimos tres años planeando cada detalle: la temática, la ubicación, el menú. Así surgió la idea de ambientar el lugar al estilo Las Vegas y sus famosos casinos. Nuestro objetivo era que, además de disfrutar de una rica comida y buenos tragos, el cliente se pudiera divertir y sentirse en un ambiente de juego".
Ya más cerca del objetivo, Lucas y su amiga Yanina Cardone (22) decidieron compartir su proyecto en el grupo de amigos más íntimos. Uno de ellos quedó encantado con la idea y quiso sumarse. Entonces los tres formaron una sociedad. "Cuando llegó el momento de dar el primer paso, es decir, conseguir el local, nos dimos cuenta de que con solo vender nuestros autos no alcanzaba. Y decidimos también invertir todos nuestros ahorros".
Finalmente, después de una larga búsqueda, en diciembre del año pasado los amigos dieron con el espacio que tenían en mente. La idea era inaugurar el bar en marzo. Entonces pusieron manos a la obra y dedicaron los meses de verano para hacer la instalación eléctrica, elegir el mobiliario, conseguir los permisos y habilitaciones necesarios y capacitar a los empleados. Y, después de 60 días intensos de trabajo, estaba prácticamente todo listo para inaugurar Roulette Bar (@rouletteoficial) el 19 de marzo en el barrio de Nuñez, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Parecía increíble pero un sueño estaba por cumplirse.
El cielo como guía
Aunque reconoce que siempre tuvo el apoyo de su familia, la vida de Lucas se había vuelto cuesta arriba en lo últimos años. A sus 17 y luego de siete meses intensos de lucha y esperanza, un cáncer de colon lo dejó sin la presencia física de su padre. "Fue lo peor que me pasó en la vida. Mi papá era mi compañero en ese sueño de ser futbolista". Abrumado por la pérdida, fue en ese contexto que decidió alejarse del fútbol profesional del Club Platense, donde entrenaba, para poder ayudar en adelante en la economía familiar. Y el emprendimiento del bar propio parecía cumplir con esa expectativa.
"Hicimos un sacrificio enorme para poder concretar nuestro sueño. Mi amiga Yanina renunció a su trabajo en un estudio jurídico para poder dedicarse de lleno a la puesta en funcionamiento del bar y yo llegué a vender mi celular para cumplir con los pagos pendientes. Fue toda una experiencia que nos llenó de aprendizaje".
Pero ese 19 de marzo nunca llegó. Aunque la cuarentena fue decretada oficialmente al día siguiente, los jóvenes socios nunca recibieron la autorización para poder abrir el bar. "El local está listo, equipado con todo lo necesario, pero nunca se pudo abrir. Nos quedamos sin palabras y paralizados por unos días, pero tuvimos la suerte de reaccionar rápido y pudimos readaptar la carta para el formato delivery. Quince días antes yo había renunciado a mi trabajo para poder estar full time en el bar. Y sinceramente ahora la situación es muy angustiante. Con el delivery no nos alcanza para cubrir los gastos. Y lo peor de todo es que arrancamos con una deuda de cinco meses de alquiler porque, lógicamente, lo que queda del delivery no es suficiente para cumplir con los pagos", confiesa Cardone.
Hamburguesas, tacos, milanesas, minutas, ensaladas, pizzas, empanadas y cervezas son las opciones que ofrecen para comer en casa. También hay platos vegetarianos. Así, los chicos transformaron la carta -que originalmente incluía ribs, pastas y elaboraciones con salmón- en la de una hamburguesería por pedido, eso es lo que hoy los mantiene a flote.
Lucas reflexiona en voz alta y mira al cielo: "pienso en mi papá y lo extraño. Él estaría orgulloso de mí. Sin duda alguna me hubiese ayudado y apoyado. Como lo hace mi mamá y mi familia". Pero sabe que tiene que seguir adelante. Sabe que el secreto está en no bajar los brazos y en ese camino la recompensa finalmente llegará.
"Es muy duro, es muy difícil porque vivimos el día a día. Los vecinos del barrio no conocen cómo trabajamos y eso juega en contra. Pero lo importante es que seguimos, que por más obstáculos que se nos interpongan, sea plata, sea tiempo, sea la pandemia, nosotros nos la rebuscamos y seguimos peleando. Acá lo importante es aguantar, hasta que se termine todo esto y poder darle a Roulette la inauguración que se merece".
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