SRZ: "Mi logro personal es profesionalizar mi hobby"
Musicaliza programas de radio, desfiles y festejos masivos, pero le escapa al rótulo de DJ; lo suyo, dice, es la decoración sonora
Si a primera vista la relación entre la psicología y la música no es tan clara, una charla con Soledad Rodríguez Zubieta, alias SRZ, despeja rápidamente las dudas: "Una se ocupa de la salud mental, la otra del bienestar emocional; en algún punto, no son tan diferentes", sintetiza. Sentada a la mesa del elegante Oporto, con una camisa rayada, la melena rubia y los lentes Ray-Ban, la musicalizadora del momento admite que ser psicóloga, aunque nunca haya ejercido, influye (y mucho) en su profesión: "Tengo un registro permanente del otro".
Melómana desde chica, devoraba revistas extranjeras en su Banfield natal; investigaba discografías, estaba a la caza de novedades, se relacionaba con DJ que venían de afuera y que nadie más conocía. Y así fueron llegando las colaboraciones con revistas, los trabajos en productoras, su arribo a la radio. "La vocación no es innata, se construye", dice SRZ en un tono de voz bajo. Se confiesa nerviosa, como si no se animara a levantar ese perfil que hoy, a sus 35, la señala como protagonista de la movida social y nocturna. Es que además de musicalizar tres programas en Metro ( Fresh, Su atención por favor y Brunch ) y tener residencias en Isabel, el Faena y Pony Line, suelen convocarla para crear los climas de desfiles, locales, eventos, maratones o experiencias. La multitudinaria fiesta de Año Nuevo en Finca Narbona (La Barra, Punta del Este), sin ir más lejos, la encontró haciendo bailar a 2000 personas en la primera edición de Unlock Night 2014. Además, desde su estudio, lleva adelante Modular, el emprendimiento que nuclea varias de estas acciones, radio online incluida, definido por ella misma como "decoración sonora".
-Musicalizás eventos o locales, pero ¿en qué consiste la musicalización de situaciones?
-Son pocos pero tengo algunos clientes que me piden carpetas para distintas situaciones. Las marcas que me llaman valoran la música o son personas que la disfrutan, o invitan a mucha gente a su casa: no da para poner un DJ, pero sí quieren tener algo que genere un clima.
-Esa gente, ¿no puede o no quiere elegir su propia música?
-Lo que pasa es que con el exceso de información que hay quedás como perdido. Todas las bandas acceden a difundir sus cosas , el álbum prácticamente no existe: estamos ante un cambio de paradigma, entonces la figura de un curador musical es clave. Además hay gente que no se lleva tan bien con la tecnología, con lo cual un recomendador personal es genial. Yo profesionalicé mi hobby , ese es mi logro personal, porque antes hacía esto para mis amigos. Está la historia del DJ que ponía música en las fiestas... Bueno, yo armaba compilados según las situaciones.
-¡Le escapás al rótulo de DJ!
-(Risas) Sí, le escapo: el origen es distinto, el motor es distinto, el background musical es distinto, el lifestyle , todo. Es difícil de explicar lo que hago, porque en algún punto, es una nueva profesión.
-¿Cómo la definirías? ¿Curadora musical? ¿Decoradora sonora?
-Puede ser, tiene muchas formas. Yo diría que lo mío es llevar la musicalización a planos donde antes no tenía relevancia: desfiles, marcas, experiencias gastronómicas, situaciones personales. La música no debe ser protagonista, pero sí acompañar.
-¿A vos no te interesa para nada el protagonismo?
-No, para nada. Ahora estoy subiendo un poco el perfil, pero le escapé muchos años. Ojo, yo hago también de DJ, entonces aproximarse a eso pero resistiendo un poco ese lugar común es una situación un poco rara.
-¿Y cómo le hacés frente a esa sobrecarga informativa?
-Me abrumo y me estreso (risas). Me fui de vacaciones unos días, después de laburar muchísimo, y se me rompió la compu. ¡Entré en crisis! Y ahora, desde que llegué, no paré de escuchar música, y me estresa, digo: "¡Mirá todo los lanzamientos que me perdí!". Es estresante, pero lo disfruto mucho.
-¿Cuándo aflora la psicóloga que hay en vos?
-Mi personalidad es muy analítica, siempre reflexiono sobre eso. La formación se siente y yo el pensamiento crítico lo aprendí en la facultad. Pero básicamente tengo una lectura permanente del otro, más a la hora de elegir sonidos.
- ¿A qué le decís que no?
-A cualquier propuesta en la que tenga que poner música que no me gusta. Casamientos, por ejemplo, salvo excepciones, como uno que se hizo en Uruguay, que duró dos días, y fue genial porque fue en la playa, puse bandas californianas de los 60, era toda una cuestión conceptual. Pero todo lo que sea muy chato o común no me interesa, porque tengo que administrar la energía.
- ¿La gente se acerca a pedirte temas "fuera de contexto"?
-¡Todo el tiempo! Me pidieron Metallica en el Faena, ponele. Al principio era un perfil más bajo, más gruñona. Ahora trato de explicar, igual depende del approach del otro, porque hay gente muy maleducada. ¡Hasta me han pedido tragos!
- Y siempre te sumás a las fiestas en el final...
-No, porque agarro las primeras partes. Suelo musicalizar de día, pero incluso si es de noche lo hago temprano. Es una decisión: jamás me fui a las siete de la mañana de una fiesta. En Año Nuevo, un fiestón en Narbona que duró hasta las siete, yo empecé a las doce ycorté a las tres y media. Cuando entregué, había dos mil personas bailando.
- ¿Qué opinás de las famosas que ahora pasan música?
-Está bien siempre que les interese la música. Hay muchas modelos, que son amigas o las conozco, y sé que les interesa genuinamente. Cuando es sólo un "currito", no me simpatiza. No está bueno. Pero el DJ es una figura que está de moda y el oportunismo está siempre.
- Ser mujer, ¿te juega a favor o en contra?
-Tiene sus pros y sus contras. La cuestión de la imagen suma; no sólo les gusta a los hombres, sino que les gusta mucho a las chicas. En las fiestas pongo la música que me hace bailar a mí y eso hace bailar mucho a las chicas, y en una pista es lo mejor que puede pasar. Y hay una cuestión de sensibilidad: la mujer mira más al otro, es algo ligado a la sensibilidad femenina.
- ¿Y los contras?
-Hay machismo, pero a mí no me generó un problema: gané respeto porque tengo argumentos. Lo que hago es diferente, mi modo de relacionarme también y suelo quedar bien plantada de entrada.
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