El charme francés, ¿nuevo boom editorial?
Desde cómo criar hijos sin malcriarlos a comer de todo sin engordar –por no mencionar ganar la batalla contra la misoginia sin siquiera transpirar– varias autoras parisinas han tenido la astucia de convertir a sus virtudes culturales en un nuevo subgénero de la autoayuda
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Dicen no creerse mejores que el resto, aunque desde hace años vienen ampliando sus cuentas bancarias con la publicación de libros a modo de guías con consejos, trucos y secretos para intentar ser como ellas. Hablamos de las francesas que no sólo se han posicionado históricamente como íconos de estilo, sino que también han logrado traducir en palabras y en dólares -o euros- lo que ese envidiado charme sin esfuerzo significa. Una de las últimas novedades editoriales da cuenta, a esta altura, de lo que ya es un verdadero género literario: el de las parisinas haciendo gala de sus encantos explicándoles al resto de las mortales no nacidas en Francia cómo hacer para imitarlas no sólo en cuanto a moda, sino también acerca de otros aspectos de la vida. Cómo ser parisina estés donde estés (amor, estilo y malos hábitos) es una guía firmada por la ex modelo aristócrata Caroline de Maigret. Escrita a ocho manos junto con tres amigas de la infancia en un tono que se acerca a la ironía, el texto se afana de conceptualizar lo que ellas prefieren llamar más como una actitud para aprender que como una figurita para armar.
Los antecedentes literarios
Yendo hacia atrás en la historia, el allure parisino encuentra su fundamento en heroínas como Juana de Arco, la adolescente que estuvo al frente del ejército francés y en visionarias como Coco Chanel, que no sólo construyó un imperio textil, sino que también contribuyó a liberar a la mujer de las ataduras del corsé, entre otras victorias. Lejos de la moda, pero muy cerca de la actitud femenina frente al mundo, Simone de Beauvior fue la gran intelectual responsable de sentar las bases del feminismo a través de El segundo sexo (1949), el libro que la consagró como escritora, que vendió más de veinte mil ejemplares en la primera semana de publicación y que provocó una multitud de escándalos y debates.
En el plano literario, escritoras como Colette y Marguerite Duras también cimentaron, aunque sin proponérselo, la fama rebelde y desestructurada de las francesas de la que ahora se vale, en parte, el negocio editorial concentrado en extender los dominios del charme parisino a todo el planeta. La primera no sólo destacó por su talento en la escritura –Claudette y La ingenua libertina son dos de sus obras más conocidas–, sino también por una turbulenta vida personal rompedora de imperativos y de mandatos que le valieron el estatus de figura legendaria de la cultura. En El amante –publicada en 1984- de Marguerite Duras, la escritora construye el personaje de una audaz adolescente francesa que, entre otros detalles, encuentra la clave de la seducción en la actitud que le provoca llevar puesto un sombrero masculino con una cinta negra: la síntesis perfecta del encanto sin esfuerzo.

Íconos de envidia
Con el monopolio de la languidez, de la naturalidad, de una piel inmaculada de sol, de una suficiente dosis de desaliño acompañada de una estudiada sencillez en la forma de vestir –que esconde, en realidad, la seguridad de lo clásico–, las nacidas en la ciudad de la moda han capitalizado esta herencia histórica y cultural para ahora convertirla en múltiples guías de estilo casi como en un apostolado arrogante que encuentra seguidores tanto en la admiración como en la envidia que provocan. Uno de los mejores ejemplos de este nuevo nicho editorial es el manual La parisina, publicado en 2011 por Inés de la Fressange, la ex modelo estrella de Chanel durante los ochenta, que hasta el momento lleva vendidos más de un millón de ejemplares. En formato Moleskine y con tapa dura de color rojo, el libro ofrece consejos de moda, belleza, decoración y tendencias para trazar el perfil de una perfecta parisina.
A la lista se suman otras publicaciones no traducidas al castellano que completan las estanterías de este nuevo subgénero como Paris Street Style: A Guide to Effortless Chic, de los periodistas franceses Isabelle Thomas y Frederique Veysset; How to be Chic and Elegant: Tips From A French Woman (2012) de Marie-Anne Lecoeur; Lessons from Madame Chic (2011) de Jennifer Scott; The Truth About French Women (2015) de la australiana Marie-Morgane Le Moel que, en lugar de glosar consejos, lo que hace es cuestionar el charme francés a través de un ensayo crítico; A Guide to Elegance de la gurú francesa Geneviève Antoine Dariaux, editado en 1964; All You Need to be Impossibly French, de Helen Frith Powell, una periodista sueca obsesionada con el secreto de las francesas a las que dedicó tres libros de investigación; y el más reciente Love, Style and Life de la bloggera devenida en celebrity Garance Doré –francesa residente en Nueva York y pareja de Scott Schuman de The Sartorialist- donde ofrece consejos con imágenes e ilustraciones para aprender a llevar el glamour parisino sin estridencias.

Las provocaciones
Pero como, al parecer, el ser francesa no sólo implica verse espléndida en jeans, remera blanca y zapatillas, el sermón parisino diseñado para irritar al resto de las mujeres del mundo también se extiende a otros ámbitos de la vida como la alimentación y la maternidad. Con millones de ejemplares vendidos y traducciones a casi cuarenta idiomas, el best seller Las francesas no engordan publicado en 2005, provocó las peores envidias gracias a las que su autora, Mireille Giuliano, se convirtió en millonaria. Allí la escritora asegura que el secreto de las francesas para comer platos con kilos de manteca y tomar litros de vino tinto en cada comida es que básicamente ellas disfrutan y saber escuchar a su cuerpo. No conforme con esta provocación, la escritora también publicó Las francesas no se hacen liftings que fue otro éxito de ventas.
Por último, si es que hubiera una conspiración montada por las francesas en contra de sus congéneres, el golpe de gracia del mercado editorial para decretar la victoria fue la publicación de Cómo ser una mamá cruasán, donde la escritora Pamela Druckerman –una norteamericana que vivió en París– alaba el estilo de crianza francés y asegura que el problema de las madres del mundo es que les dan demasiada importancia a sus hijos, al contrario de lo que hacen las mujeres galas, que supuestamente no enloquecen porque no renuncian a sus derechos, a su libertad ni a su espacio lo que trae como consecuencia niños más sueltos e independientes.





