El crimen de la guerra
Juan Bautista Alberdi fue uno de los grandes pensadores de nuestra historia. Una de sus obras, de la que tomamos el título, es un aporte sustantivo sobre un fenómeno al que por estas horas, como en tantas otras oportunidades, asistimos con preocupación: la invasión de Rusia a Ucrania; esto ya comenzó y puede ser peor, con la permanente amenaza de una escalada mayor que mantiene en vilo al mundo entero.
Con brutal elocuencia Alberdi definió “el crimen de la guerra”: “Esta palabra nos sorprende, sólo en fuerza del grande hábito que tenemos de esta otra, que es la realmente incomprensible y monstruosa: ‘el derecho de la guerra’, es decir el derecho del homicidio, del robo, del incendio, de la devastación en la más grande escala posible; porque esto es la guerra, y si no es esto, la guerra no es guerra”.
Estos actos son crímenes por las leyes de todas las naciones del mundo. La guerra pretende mutar su naturaleza para convertirlos en actos honestos y legítimos, viniendo a ser en realidad un falso “derecho al crimen”, un contrasentido espantoso y sacrílego, verdadero sarcasmo contra la civilización.
El creciente nivel de violencia y los devastadores ataques como los que están produciendo las tropas de Putin, que puso en riesgo un reactor nuclear experimental, dio lugar al embajador ucraniano ante las Naciones Unidas, Sergiy Kyslytsiya, de acusar a Moscú de cometer “un acto de terrorismo nuclear”. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, dijo que temía una explosión que fuera “el final para todos, el fin de Europa…”. Todo hace presumir que este proceso será largo, con las dolorosas consecuencias que tiene este tipo de enfrentamientos.
Mientras tanto Putin amenazó con atacar los países vecinos de Ucrania; desde Rumania su primer ministro, Nicolae Ciuca, respondió que Moscú “quiere desviar la atención de lo que está ocurriendo realmente en Ucrania, civiles muertos, normas de un conflicto armado que están siendo burladas”. Ya hay más de un millón de refugiados y sigue el asedio sobre las principales ciudades.
Las imágenes de civiles ucranianos muertos son la evidencia de que las fuerzas rusas están matando civiles que buscan escapar de la violencia. Putin acusa a los ucranianos de sabotear los corredores humanitarios, pero las evidencias indican que son las tropas rusas las que están cometiendo una masacre contra la población civil. Hay informes creíbles de ataques de Rusia contra civiles, y están documentadas acciones que constituirían un “crimen de guerra”, afirmó el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken.
Rusia no detiene su avance, no solo viola todas las leyes del derecho internacional al haber iniciado la invasión a otro país soberano, sino que está bombardeando áreas residenciales, escuelas, iglesias y todo lo que está al alcance de sus misiles y morteros.
En las últimas horas, una nueva ironía rusa: su pretensión de que Ucrania reconozca la anexión de Crimea a Rusia, junto con el reconocimiento de la independencia de las repúblicas secesionistas del Donbass, Lugansk y Donetsk. Además, reformar su Constitución, proceder a la desmilitarización del país y el cese de toda acción militar, es decir que Ucrania no se defienda y se someta al arbitrio de la Federación de Rusia y a los caprichos de Putin.
Sin caer en la ingenuidad de creer que desde un país como la Argentina se puede hacer algo para evitar la guerra, sí podemos mantener posiciones coherentes en los organismos de los que formamos parte; desde ese lugar se debe reclamar un “no a la guerra”. La Argentina puede y debe realizar esfuerzos para preservar la paz, pues como nos enseñó Alberdi, la guerra es un crimen aberrante.
Secretario general del Partido Demócrata Progresista; exembajador en Portugal