#LectoresEnRed. Pablo De Santis: "Los libros infantiles y juveniles ahora son tomados en serio"
El escritor argentino, uno de los seleccionados para representar al país de cara al premio IBBY habla de su trabajo y anticipa que el año próximo conoceremos una nueva novela
“Supongo que todos mis libros tienen que ver conmigo –confiesa Pablo De Santis a #LectoresEnRed–. Lo digo con resignación: uno siempre quiere escapar, imaginar cosas que no parezcan imaginadas por uno, ser tan distinto como sea posible. Pero por más que uno cuente una historia que transcurre en un palacio de la antigua China o en un planeta lejano, siempre termina por encontrar, en un rincón, algo que conoció o que vivió.”
Buena parte de su obra se sumerge en la literatura fantástica, la ciencia ficción, el policial y la historieta (Lucas Lenz y la mano del emperador, El buscador de finales, Trasnoche, El último espía y El hipnotizador, entre otros títulos). Ese coqueteo tan amplio hace que su obra sea única, despierte la curiosidad del lector y sea, sin duda, una de las razones por la que fue elegido, junto al ilustrador Pablo Bernasconi, por la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de Argentina (ALIJA) para competir por el prestigioso Premio Hans Christian Andersen. Se trata del galardón internacional bianual que otorga IBBY, la Organización Internacional del Libro Infantil y Juvenil, como reconocimiento a la trayectoria y a la contribución perdurable de la obra de un autor vivo a la literatura infantil y juvenil. Es el galardón más importante para este campo y se otorga luego de un pormenorizado proceso de selección que comienza con la presentación de candidaturas, desde cada país miembro de IBBY. “Es un honor y una alegría –reconoce De Santis, el escritor nacido en Buenos Aires en 1963–. Me gusta mucho además, que el elegido como ilustrador por Alija haya sido Pablo Bernasconi. “
Buena parte de su obra está dedicada al lector adolescente e integra los programas de estudio de la mayoría de los colegios secundarios del país.
– La novela Desde el ojo del pez (1991) es considerada por muchos como tu primera novela destinada al público joven. ¿Qué te llevó a escribirla?
– Antes de Desde el ojo del pez publiqué otra novela, El palacio de la noche, que apareció en Ediciones de la Flor en 1987 y que se acercaba a la literatura fantástica. Desde el ojo del pez es una novela más realista: lo esencial es el tono con que narra su desconcierto el personaje, un chico que llega de Córdoba y que termina en un cuarto alquilado en un edificio a punto de ser demolido. No sé porqué elegí a alguien que viene de afuera (una experiencia que nunca tuve); tal vez porque me permitía mostrar la ciudad como un territorio extraño. También le hice vivir al personaje la fantasía de vivir en el centro, muy cerca de las librerías de Corrientes. En ese entonces me parecía algo muy tentador vivir en el centro; hoy me parece una pesadilla. Recuerdo que fueron muy oportunos los consejos de Canela, que editó la novela.
“Llegué a Buenos Aires a los diecisiete, a punto de cumplir dieciocho. Lo que voy a contar pasó hace tres años. Actualmente no veo las cosas como las veía en ese momento. No digo esto porque ahora entienda mejor. En absoluto. Con el tiempo uno va comprendiendo cada vez menos de todo, y si dejo pasar un poco más, ya no voy a entender nada.” Así comienza Desde el ojo del pez (Santillana)
–En los últimos años el mercado dedicado al público infantil-juvenil tuvo un importante crecimiento editorial y un reconocimiento en los medios. La mirada hacia los escriben para este tipo de público ¿se modificó?
– Creo que en los últimos años eso ha cambiado, y los libros infantiles y juveniles son tomados en serio, igual que la literatura policial e inclusive la historieta. En ese aspecto la literatura argentina es muy dinámica, y ha logrado a lo largo de su historia incorporar otros géneros; seguramente esto ocurre debido al hecho que nuestros grandes escritores practicaron géneros vinculados a lo popular, como el cuento fantástico, de ciencia ficción o la literatura policial.
“Quienes hayan desplegado alguna vez el tablero de El juego de Iván Dragó, habrán notado que en una de las primeras casillas está el dibujo de la Vuelta al mundo, una de esas ruedas gigantes que había en los viejos parques de diversiones. Aunque no es la casilla donde empieza el juego, es la que elegimos para comenzar nuestra historia.” El inventor de juegos (Santillana)
En 2003 publicó El inventor de juegos, el inicio de una trilogía que se convirtió en un éxito de ventas y que llegó al cine en 2014 de la mano de Juan Pablo Buscarini y con las actuaciones de David Mazouz (Bruce Wayne en la serie Gotham) y Joseph Fiennes. A esta historia le siguió El juego del laberinto y este año publicó el cierre de la saga con El juego de la nieve.
– En más de una oportunidad señalaste que El inventor de juegos es tu obra más personal. ¿Qué significó para vos esta saga?
–Escribí El inventor de juegos muy rápido, completé el primer borrador en un par de cuadernos en pocos días. La novela se me apareció más como una sucesión de imágenes que como una estructura lógica. Esa es una batalla que siempre se da en los escritores: ¿hay que dejarse llevar por el arrebato de la imaginación o hay que organizar cerebralmente el material? Las otras dos novelas fueron el fruto de argumentos cuidadosos y armados a través de meses y de años.
–¿Te gustó la adaptación cinematográfica?
–La película de Juan Pablo Buscarini me encantó; construyó todo un mundo de imágenes poderosas. La novela tenía diferentes partes muy diferenciadas, y Buscarini trabajó mucho para darle al relato ese sentido de unidad que es imprescindible en el cine.
Mirá el trailer de la película El inventor de juegos:
Tenía 21 años cuando Pablo comenzó a colaborar con la revista Fierro, creada por el guionista y escritor Juan Sasturain. Allí escribía historietas, una de sus máximas pasiones, y llegó a ser jefe de redacción de la revista hasta que cerró a fines de 1992. Con el tiempo volvió a editarse y De Santis se reencontró con este universo. “Este año apareció Justicia poética, con el dibujante cubano Frank Arbelo, que tiene una línea ideal para el género negro, y Cobalto, con Juan Sáenz Valiente, con quien hicimos hace un par de años "El hipnotizador" (HBO hizo una miniserie protagonizada por Leonardo Sbaraglia) –señala el escritor–. En Cobalto, Sáenz Valiente exploró una línea gráfica muy atractiva y completamente distinta a la de "El hipnotizador".”
–Suele pensarse que hacer guiones de historietas es algo fácil...
–Para mí, es algo muy difícil. Pero a la vez ayuda a escribir literatura, porque el guión nos exige concisión, nos hace reflexionar sobre la forma y nos señala la importancia de las imágenes para la escritura. Porque al fin y al cabo, cuando recordamos una novela que hemos leído hace mucho, ¿qué recordamos? Tal vez retengamos unas pocas palabras, pero lo más seguro es que recordemos imágenes.
–¿Conoceremos pronto alguna nueva obra?
–El año que viene va a aparecer una nueva novela, en la que vengo trabajando desde hace, al menos, doce años y que tuvo muchas versiones. Se cruzan en ella la criptografía, el desciframiento de lenguas antiguas, la violencia de los años setenta y el cine argentino de mitad del siglo XX.