Un camino de cornisa, sin hoja de ruta
“Estamos en el purgatorio, no en el paraíso, pero estamos trabajando en el camino correcto”. (De Raquel “Kelly” Olmos, ministra de Trabajo)
Apenas faltan 81 días para que, al menos desde el punto de vista legal, se inscriban los precandidatos a presidente para participar de las PASO. En ese lapso hay 6 feriados, incluidos los de Semana Santa y un fin de semana extralargo para recordar los 213 años del primer gobierno patrio. Eso implicaría que en esas festividades los argentinos deberíamos estar más atentos al movimiento turístico que al movimiento cambiario. Hasta Miguel Pesce, el titular del Banco Central, mira agradecido el almanaque.
Si para el tango “20 años no es nada”, 81 días tendrían que ser un suspiro. Pero es la Argentina. No conocemos de suspiros; sí de lentas y reiteradas agonías disfrazadas de épicas exitosas. El clima ayuda: menguaron los cortes de energía eléctrica y se decidió intervenir Edesur. ¿Un problema menos? Nadie sabe.
¿Se autoproscribirá Alberto Fernández para darle una alegría a la muchachada de La Cámpora? ¿Otros postulantes que quieren lograr conocimiento público se animarán a destronar a Fernando Burlando, que con su outfit de musculosa, short y ojotas, se pasea por los barrios carenciados bonaerenses? ¿Qué caja estatal tendrá que entregar sus bonos en dólares para hacer un “buen negocio financiero” como el que Sergio Massa le hizo acometer a la Anses esta semana? ¿Logrará el Gobierno dominar ese barrilete cósmico que es la inflación como lo promete desde que mudaron a Silvina Batakis del sillón del Palacio de Hacienda al del Banco Nación?
Sobran interrogantes, pero faltan precisiones. Casi como le había pasado a Antonio Cafiero –sí, el abuelo del actual canciller– cuando decía tener “sospechas, pero no certezas” de que varios senadores del peronismo habían recibido sobornos del gobierno de la Alianza, en 2000, para aprobar la reforma laboral.
Sin embargo, hay quienes tienen una fe ciega en la importancia de que Alberto Fernández extienda cuatro años más su faena presidencial y, aunque hablan por radios de alcance nacional, pero con bajo impacto de audiencia, dejan entrever la necesidad de acompañar sus sueños de reelección. “Hace falta continuidad política. No podemos comparar estos tres años y medio con el 2015. Estamos en el purgatorio, no en el paraíso, pero estamos trabajando en el camino correcto”, dijo sin inmutarse Raquel “Kelly” Olmos, la ministra de Trabajo de la Nación, una de las últimas albertistas de pura cepa que quedan en pie. Pero no hay que obviar que estamos a 81 días de las PASO. ¿Todo puede cambiar? Sí, quizás para que nada cambie.