Alberto Fernández, "a tiro de WhatsApp" y Cristina Kirchner, sin firmar decretos
La Casa Rosada adaptó su actividad frente a la ausencia del Presidente
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El funcionario acerca su celular, en el que pueden verse los decretos publicados en el Boletín Oficial. "Son pocos, ¿ves? Y los firma Alberto", agrega el ocupante de un despacho importante.
Quienes quedaron a cargo de la gestión en Balcarce 50 a partir del martes al mediodía debieron adaptarse a la ausencia del Presidente, por primera vez en lo que va de su mandato. Pero esa ausencia fue parcial: a través de mensajes de WhatsApp y alguna llamada, y más allá de la diferencia horaria, Fernández estuvo "encima" de los temas que le interesaban, comunicado con sus funcionarios de confianza y sin dejar espacio para el vacío de poder. Al mismo tiempo, su vocero, Juan Pablo Biondi, habló con los responsables de la comunicación de cada área para asegurarse de que todo siguiera de la manera prevista.
"Estamos en contacto por temas específicos que había que seguir adelante", reconoció un funcionario de contacto permanente con el Presidente. Los despachos del jefe de asesores, Juan Manuel Olmos, y su vice, Julián Leunda, fueron sede de reuniones con políticos del Gobierno y la oposición, aunque en la Casa se percibe un ritmo algo más relajado que en las semanas anteriores.
"Es Presidente y jefe de Gabinete. Está encima de todo, le interesa saber detalles de cualquier mínimo proyecto y de las designaciones, por más triviales que parezcan", reconoció un experimentado funcionario. Otro colaborador arriesgaba que las decenas de designaciones aún faltantes -que avanzaron ayer con la designación del nuevo directorio del BICE- se deben, en buena medida, a la obsesión de Fernández por participar de todas las decisiones.
Como contrapartida, la presidenta en ejercicio, Cristina Kirchner, no apareció por la Casa Rosada, y cumplió lo prometido: no firmó ni hizo declaración alguna que comprometiera, o complicara, su vínculo con el primer mandatario y socio político.
Desde que Fernández tomó el vuelo de Alitalia rumbo a Roma y Jerusalén, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, se mostraron al mando del barco oficialista. La "mano derecha" de Fernández y el histórico integrante de La Cámpora compartieron ayer una de las pocas reuniones ampliadas a otros ministros y funcionarios: la reunión sobre Gobierno Abierto, en el salón de los científicos.
División de tareas
Cafiero recibió ayer a Susana Trimarco y su proyecto contra la trata de personas. Abrió las puertas de su despacho el martes para el gobernador de Misiones, Oscar Herrera Aguad, y el miércoles encabezó la reunión del equipo económico. Compartió la agenda "política" con De Pedro, que recibió, en los últimos días y a modo de ejemplo, a la embajadora de Francia Claudia Scherer-Effosse y al intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas. Una curiosidad: ambos recibieron a la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner. Y luego lo difundieron por separado.
¿Y Cristina Kirchner? "Desde el momento en el que se hizo el traspaso de mando tenía la potestad de firmar decretos. No lo hizo", afirma una fuente oficial. El mandato más importante que dejó el Presidente -la inclusión del proyecto de sostenibilidad de la deuda en el temario de sesiones extraordinarias del Congreso- fue resuelto el miércoles, con su aparición en el Boletín Oficial, y las firmas del Presidente y su jefe de Gabinete.
"Ella sabe muy bien lo que tiene que hacer", dice con admiración contenida un funcionario que conoce los entresijos del poder.
Sin haber siquiera pedido su despacho en la Casa Rosada, Cristina Kirchner delegó en De Pedro, y también en Máximo Kirchner, las gestiones políticas y parlamentarias de su interés, cuentan fuentes oficiales.
En un edificio que sigue virtualmente en obra -hay puertas clausuradas y ruido constante por refacciones en los baños y ascensores- las cuestiones que tienen que ver con el funcionamiento del Estado quedaron en manos de dos mujeres: la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, y la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra. Siempre con Fernández, del otro lado del océano, pero pendiente de la marcha del Gobierno.
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