
Caselli, un apellido que suena a deslealtad en el menemismo
Le dijo a Camilión que Menem ordenó proteger a Sarlenga
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Esteban Caselli, conocido en la década menemista como El Obispo, despertó en los últimos días la ira del ex presidente Carlos Menem.
Hacía varios años que Caselli no tenía contacto con Oscar Camilión, ex ministro de Defensa de Menem, procesado en la causa de la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia. Lo llamó el lunes último y le aclaró que Menem fue el que dio la orden, en 1993, para mantener a Luis Sarlenga en Fabricaciones Militares (FM). El ex interventor en FM está preso desde 1998 por la causa de las armas.
Pocas horas después de esa aclaración telefónica, que Camilión hizo pública, muy cerca de Carlos Menem comenzaron a sospechar lo que hasta ahora no era una hipótesis seria: que la mano del gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, estaba detrás de la caída en desgracia del jefe de la familia Yoma y casi hermano del ex presidente, el poderoso Emir. Caselli abandonó la fidelidad política a Menem apenas hizo un acuerdo para trabajar para Ruckauf. "Yo le soy fiel al que me paga el sueldo", dijo a La Nación Caselli cuando ya respondía al gobernador peronista.
Con el ocaso del menemismo, dejó la estratégica embajada en la Santa Sede. Asumió en diciembre de 1999 la Secretaría General de la gobernación bonaerense y no se mudó a La Plata. Caselli atiende en sus oficinas de Puerto Madero. En poco tiempo se convirtió en uno de los hombres más poderosos en el gabinete de Ruckauf.
Hasta la semana última era considerado en el menemismo como "un menemista que se pasó de bando". Después de que habló con Camilión y dijo que Menem era el que protegió a Sarlenga en FM (donde se fraguaban las exportaciones de armamento), pasó a ser "un traidor" para los más amigos de Menem. También para el ex presidente, quien además se sintió traicionado por ex funcionarios suyos, como Erman González y Domingo Cavallo.
González reclama que la Justicia lo cite a declarar en el expediente a cargo del juez federal Jorge Urso y Cavallo dijo que "Emir era Menem". Emir Yoma está acusado de liderar una asociación ilícita que vendió armas en forma ilegal a Ecuador ya Croacia, entre 1991 y 1995.
Apenas detuvieron a Yoma, la madrugada del sábado último, Menem, Alberto Kohan, Carlos Corach y Eduardo Bauzá comenzaron a buscar explicaciones posibles. Entre las versiones hubo una que involucraba a Ruckauf: indicaba que el gobernador se había reunido con Urso y le habría prometido protección si definía la detención del hombre que tuvo más poder al lado de Menem.
Menem y los suyos coincidieron en que Rucucu (apodo de Ruckauf en el PJ) no había tenido nada que ver. Ruckauf se mantuvo cauto desde que se reavivó el escándalo de la venta ilegal de armas con la detención de Yoma. Sólo cuando Camilión dijo que Caselli había sido el hombre que comunicó la orden de proteger a Sarlenga, el gobernador destacó que su funcionario estaba dispuesto a declarar ante Urso.
Lo que pasó después cambió las certezas del ex presidente y de sus operadores políticos. Si bien sostienen que Ruckauf no tiene nada que ver con la detención de Yoma, ahora creen que decidió utilizar el caso por su disputa con Menem.
El cambio
Caselli llamó el martes último a Camilión sólo para decirle una cosa: que Menem le había dado la orden de mantener a Sarlenga. El ex interventor en Fabricaciones Militares, cuya declaración llevó a Emir Yoma a la cárcel, afirmó que él le había avisado al ex cuñado de Menem que lo iban a remover del cargo y "alguien" llamó a Camilión para frenarlo.
Camilión llegó al Ministerio de Defensa el 5 de abril de 1993 y veintidós días después Sarlenga, entonces interventor en Fabricaciones Militares, activó con el militar Diego Palleros (que está prófugo en Sudáfrica) la "operación Panamá", de venta ilegal de armas. Un viernes de julio de ese año Camilión pidió la renuncia a Sarlenga. Y dos días después, Caselli, entonces subsecretario general de la Presidencia, se comunicó con Camilión y le dijo: "Preferimos que Sarlenga se quede".
Caselli siempre negó esa llamada y Camilión la ratificó en varias oportunidades desde que estalló el escándalo de la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia. Desde que se fue del Ministerio de Defensa nunca tuvo contacto con El Obispo, hasta el lunes de la semana última.
El secretario general de la gobernación bonaerense cambió de opinión. Se comunicó con Camilión y le contó que había sido Menem el que le pidió que transmitiera el mensaje para proteger a Sarlenga. El ex ministro de Defensa se sorprendió con esa actitud que, al final, ratificó lo que él venía diciendo hace años (que Caselli lo había llamado para retener a Sarlenga) y que el funcionario de Ruckauf siempre negaba.
Allegados a Camilión atribuyeron el gesto a la pelea Menem-Ruckauf. Caselli se mantiene en silencio. La Nación lo llamó durante las últimas 72 horas para que explicara por qué ahora reconoció lo que siempre había negado, pero el funcionario pasó Semana Santa fuera de Buenos Aires.
Ruckauf, que está hace tres días en Nueva York y mañana comenzará una gira económica, tampoco quiere hablar. "Caselli no está involucrado en la causa, sólo aclaró lo de Menem porque Camilión dijo que él había parado la renuncia de Sarlenga y no fue así", dijo una fuente que trabaja con el gobernador.
Ruckauf dice que su funcionario fue un mensajero. Domingo Cavallo siempre sostuvo que El Obispo fue una pieza clave en la venta ilegal de armas.
Menem está enfurecido porque otro de sus ex funcionarios lo apuntó como el máximo responsable.





