
De la Rúa alentó a comprar para reactivar
Lamentó que se hayan malinterpretado sus dichos sobre el "espíritu ahorrativo" de los argentinos; "quise ser gráfico", señaló
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LISBOA.- El presidente De la Rúa "lamentó" la reacción que causó su diagnóstico sobre la crisis nacional que ofreció anteayer a un grupo de empresarios portugueses -dijo que la recesión se explicaba por el "espíritu ahorrativo" de los argentinos y que hacía falta un "clic" para que volvieran a consumir-, pero igualmente insistió en su argumento.
Dijo que no había "querido ser una simplificación de nuestros problemas. Si se ha tomado así lo lamento mucho. Quise ser gráfico para que alguien de afuera lo entendiese. Expliqué que hay una retracción de la demanda, que significa que quienes pueden gastar postergan el gasto por esta situación de incertidumbre".
"Todos queremos un cambio en lo inmediato y signos de recuperación -agregó-. Por eso aliento a los argentinos a que cada uno, en la medida que pueda, contribuya a la reactivación del mercado interno y no postergue sus decisiones de compra, porque eso contribuye a la reactivación."
-Pero usted le habla a una minoría de argentinos, porque la mayoría no consume porque no puede -señaló LA NACION.
-Cada uno puede consumir en su medida de acuerdo a lo que tiene, y los otros tienen también apoyo social. Medidas que vamos a tomar alientan el aumento del consumo e incluyen la distribución de recursos a las familias más débiles. Así que está el que participa del consumo familiar, hasta el que puede arreglar su casa o comprar un automóvil. Cuando se posterga la decisión de compra hay retracción de la demanda y esto demora la reactivación del mercado interno. Estas cosas ocurren cuando se siembra pesimismo o desconfianza. Eso es lo que quiero explicar de distintas maneras. A veces lo hago bien y otras veces me parece que no tan bien.
La mención a "los otros" que tendrán "apoyo social" se refirió a los amplios sectores para los que el Gobierno diseña un subsidio de 30 pesos por hijo. Pero ése era un plan de la ex ministra de Seguridad Social Patricia Bullrich, que renunció a su cargo el lunes pasado.
¿No demorará eso el lanzamiento del plan? De la Rúa contestó que el programa ya está armado y no habrá postergación, pero se negó a responder de qué modo reemplazará a la ex funcionaria.
Déficit sin confirmar
Tampoco quiso hablar sobre el exceso de $ 676 millones en el déficit esperado, que complicaría las metas comprometidas al FMI y abre dudas sobre la posibilidad de que el Gobierno cumpla con el déficit cero. "No puedo confirmar aquí si esa cifra que publican los diarios es la correcta", dijo.
"Vamos a cumplir las metas -agregó-. No quiero entrar desde aquí en el análisis de un tema que hoy se está tratando en el más alto nivel económico con los papeles a la vista."
-Pero las metas no se han cumplido...
-¡Espérese! No diga eso -cortó la pregunta, molesto, y se dio vuelta para irse.
Respondía a las preguntas de los cuatro periodistas argentinos que cubrieron su gira europea de pie en el hall de acceso a una capilla del santuario de Fátima. La puerta de vidrio lo protegía apenas de la ola de frío inesperado que cubrió a Portugal esta semana.
Había participado de una misa, junto con su esposa y el resto de la comitiva, en la que se consagró la Argentina a la Virgen María. Una caravana de veinte Mercedes-Benz le había abierto paso por las rutas portuguesas, una hora de viaje desde el palacio de Queluz, donde se alojó. En la misma caravana partieron todos hacia el siguiente destino, la ciudad de Coimbra.
Allí, luego de un almuerzo en el que volvió a reunirse con el presidente Jorge Sampaio, por cuarta vez en tres días, la comitiva partió para la Universidad de Coimbra, imponente con sus nueve siglos de existencia, donde comenzó la minuciosa ceremonia de entrega de un doctorado honoris causa.
Con toga negra
De la Rúa fue vestido con la pesada toga negra con un elaborado top de terciopelo bordado -la "borba"-. El "capelo" sólo adornaría su cabeza una vez nombrado doctor.
El ingreso en el salón en que se realizó la ceremonia fue majestuoso, con una banda de músicos liderando el ingreso. Luego ocurrió lo que ocurre desde hace siglos: un profesor leyó el currículum del agasajado y lo colmó de elogios. Otro, sentado frente suyo, pidió a Sampaio en tono conminatorio que cumpliera con las obligaciones de su cargo. El objeto de este segundo discurso es el de resaltar la libertad, la independencia y la visión crítica de la universidad, explico un intelectual presente en la ceremonia.
Luego, De la Rúa caminó hacia el rector de la universidad y, tras el intercambio de unas frases en latín -que el Presidente leyó de un papelito-, se le entregó el capelo.
De la Rúa "no cabía en sí" de la alegría, en la descripción de uno de los presentes. Su expresión era de emoción, que fracasaba en reprimir pese al evidente esfuerzo. Una sonrisa de felicidad, fuera de control.
Fue un cierre lleno de la grandiosidad y el elogio del que tanto disfrutó en esta gira. Atardecía cuando la caravana policial lo llevó hasta el aeropuerto, para volver a Buenos Aires.
Uno de los funcionarios comentó a LA NACION que lamentaba tener que abandonar el "elevado nivel de debate" del que habían disfrutado en Berlín y en Portugal. "Acá hablamos a la altura de presidentes. Allá hay que volver a hablar al nivel de concejales -dijo-. Acá hablamos de ideas sobre el mundo, allá tenemos que contestar sobre el censo."




