El rearme de Chile no preocupa al Gobierno
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No preocupan al Gobierno las compras de material bélico concretadas recientemente por Chile.
Las autoridades trasandinas acaban de lograr el visto bueno de Washington para la adquisición de aviones cazabombarderos F-16, lo cual se suma a las compras que hizo el general Augusto Pinochet en Europa.
"No lo veo como un peligro", dijo ayer a La Nación el ministro de Defensa, Jorge Domínguez.
Agregó que su par chileno, Edmundo Pérez Yoma, le había comunicado la intención de comprar esos aviones.
"Lo importante es que no se desate una carrera armamentista entre nosotros", señaló Domínguez.
Adelantó que en agosto llegarán los primeros seis aviones A-4M de los 36 que la Argentina compró a los Estados Unidos.
El vicecanciller Andrés Cisneros, por su parte, dijo que la nueva apertura de Washington es "una señal del progreso de nuestras democracias".
Añadió que ambos gobiernos se manejan con transparencia y confianza, como lo ratificó el canciller Guido Di Tella a la secretaria de Estado Madeleine Albright.
Los militares argentinos, en cambio, han expresado preocupación por lo que consideran un marcado desequilibrio armamentista en favor de Chile.
Preocupación militar por el rearme chileno
La Fuerza Aérea, sin recursos para modernizarse
"Y cómo quiere que estemos, no sólo tenemos poco presupuesto para el funcionamiento, sino que este año, por primera vez, nos redujeron 30 millones del inciso sueldos y vamos a tener que echar personal".
Así de contundente fue la respuesta de un alto oficial de la Fuerza Aérea al ser consultado sobre la decisión de los Estados Unidos de vender jets de combate a Chile, tal como anticipó La Nación en su edición de ayer.
Aunque el equipo que encabeza el brigadier general Rubén Montenegro realiza denodados esfuerzos para salir adelante, a veces se les nota la desazón. Tampoco es muy diferente la situación que afrontan el general Martín Balza y el almirante Carlos Marrón.
Para no provocar demasiado escozor las autoridades chilenas repiten que sólo están modernizando su armamento disuasivo. La estrategia del gobierno argentino, en tanto, apunta a consolidar las relaciones económicas, diplomáticas y militares. Y en ese esquema, deja fuera de toda posibilidad la eventualidad de un conflicto bélico, tal como lo aseguró ayer a este diario el vicecanciller Cisneros.
"Estamos menos atentos a mirar con recelo las compras de cada uno que a acordar a mediano plazo mecanismos de adquisición concertada entre los países de la región, de manera de que, entre todos, podamos evitar las carreras armamentistas y, al mismo tiempo, mantener al día el debido equipamiento de nuestras Fuerzas Armadas", aseguró el funcionario de la Cancillería.
Sin embargo, desde el sector militar no son pocos los que reclaman una definida política de defensa. "Si no existe un planeamiento serio, no se puede decir si tenemos las Fuerzas Armadas necesarias", dicen.
Exodo
La formación básica de un piloto de avión cuesta al Estado alrededor de 1.000.000 de pesos y la de un helicopterista, 700.000 pesos.
En los últimos 13 años se alejaron del Ejército 39 pilotos de aviones y helicópteros. Pero lo más conmocionante fue cuando el propio jefe de los pilotos, general Arturo Grandinetti, dejó el Ejército y se presentó a un concurso de la empresa LAPA, al que también concurrieron otros 137 militares en actividad y en retiro.
De la aviación naval es poco lo que queda: perdió una buena parte de sus comandantes de exploración, quienes se pasaron a la actividad privada donde pueden percibir entre 3000 y 5000 pesos de sueldo. Capitanes y mayores, de 30 a 40 años de edad, cobran en servicio activo entre 900 y 1300 pesos.
En los últimos cuatro años se fueron a la actividad privada alrededor de 190 pilotos de las tres fuerzas, con 2500 horas de vuelo cada uno, a un costo de 800 pesos la hora.
Teniendo en cuenta el valor de cada piloto, se puede decir que las empresas privadas ahorraron en conjunto 360.000.000 de pesos.
En 1982 la Fuerza Aérea volaba 120.000 horas anuales; este año, no se sabe si llegará a 40.000. La Fuerza Aérea de Chile vuela 130.000 horas anuales.
Un piloto totalmente apto debe volar 140 horas anuales, pero actualmente no llegan a 80 horas.
En los últimos ocho años se mataron 45 pilotos y tripulantes de la Fuerza Aérea. En casi todos los casos hubo dos causas principales: falta de entrenamiento adecuado y mantenimiento escaso.
Aunque algunos datos se mantienen en reserva, la Argentina tendría 300 pilotos aptos para el combate y Chile 790.
Nuestro país destina a Defensa 3000 millones de dólares al año, o sea el 0,95 de su PBI.Chile invierte cerca de 2000 millones, lo que representa el 2,64 de su PBI.
En cuanto a efectivos, Chile tiene 92.449 hombres y la Argentina, 73.947. Es decir que Chile tiene un militar cada 154 habitantes y la Argentina uno cada 463 habitantes.
El general Augusto Pinochet dijo que, cuando se aleje del Ejército, lo quiere dejar bien equipado. Ya hizo varios viajes a Europa donde se dice que compró cohetes, 160 tanques alemanes Leopard, otros 80 AMX-30B para modernizar su caballería blindada, los que se sumarían a los 500 blindados Mowak que ya posee.
El ministro de defensa de Chile, Edmundo Pérez Yoma, confirmó que su país tiene interés en comprar 15 aviones modernos F-16 o Mirage 2000 para modernizar su aviación.
"Tenemos un presupuesto anual de 1500 millones de dólares que nos permite desplegar una política de compra a largo plazo", dijo.
Negó Frei el impulso de una carrera por las armas
La respuesta fue unánime. Tanto el presidente chileno Eduardo Frei, como los altos jefes militares y de la cancillería del país trasandino partieron voces concordantes: "Chile no está embarcado en una carrera armamentista" ni presionó a la administración Clinton para la adquisición de los supercazas F-16 y F-18.
Los titulares más destacados de la prensa escrita chilena dan cuenta de ello.
El Mercurio, de Chile, consigna en su cobertura de la visita de Frei a Estados Unidos, en febrero de este año, que el primer mandatario chileno expresó a Bill Clinton que "nuestro gobierno no ejercerá ningún tipo de presión para que la Casa Blanca cambie su política para la venta de armamentos a América latina".
Frei fue terminante al manifestar que "no estamos en una carrera armamentista ni expansionista. Queremos mantener una estructura profesional de las Fuerzas Armadas y, en tal sentido, las compras son para renovar el material obsoleto".
Poder disuasivo
El almirante Jorge Martínez Busch que comanda la Armada de Chile dijo durante la ceremonia de graduación de grumetes el 6 de diciembre último que "las Fuerzas Armadas chilenas no están aumentando su potencial bélico, sino que se hallan en un proceso permanente de renovación de unidades y materiales obsoletos."
Preguntado en la ocasión respecto de las versiones sobre una presunta carrera armamentista, Martínez Busch dijo a El Mercurio: "Dimos destacados ejemplos de que estamos cambiando buques viejos por naves ligeramente más nuevas; no aumentamos nuestro potencial porque eso no corresponde a la política de defensa de Chile pero sí debemos mantener el poder disuasivo más alto".
Como lo informó La Nación , el levantamiento de las restricciones para la venta de armas a América latina por parte de la administración Clinton derivó de presiones internas. La Casa Blanca no se quedó quieta cuando Chile tuvo acercamientos con Europa, recientemente con Italia, para profundizar los intercambios de información y tecnología en materia de defensa.
Reposiciones
Luego de su estada en Roma para la firma del memorandum de acuerdo con Italia para la compra de equipamiento, el ministro de Defensa chileno, Edmundo Pérez Yoma, puntualizó que "Chile está interesado en la reposición de dos submarinos y de gran parte del equipamiento de defensa consistente en carros armados y cazas de intercepción".
Coincidió Pérez Yoma en desmentir un afán armamentista para reivindicar una política de "modernización de las Fuerzas Armadas".
En tanto, el canciller José Insulza dijo que "siempre buscamos modernizar nuestras FF.AA".
La UCR no descarta riesgos en la región
"Hay riesgos de que se inicie una carrera armamentista en la región". El diputado Horacio Jaunarena (UCR), ex ministro de Defensa del gobierno de Raúl Alfonsín, sintetizó así su inquietud por la reciente venta de aviones cazabombarderos F16 de Estados Unidos a Chile.
La luz roja que prendió el vicepresidente de la comisión de Defensa de la Cámara de Diputados en relación al intercambio comercial no tiene como único condimento el rearme del país trasandino. Para Jaunarena el "colapso presupuestario" de las Fuerzas Armadas argentinas es otro de los ingredientes que, a su criterio, "desbalancea el equilibro del Cono Sur".
La posición argentina frente a un país vecino que acumula capacidad de combate (y el consiguiente peligro de eyectar una carrera armamentista) abrió una polémica entre los integrantes de la comisión de Defensa del Congreso.
Lobbies internacionales
Algunos legisladores miran con preocupación el avance militar en países como Chile o Brasil. Argumentan que los lobbies internacionales utilizarán la venta como "chicana" para tentar a los que se quedan atrás.
Para otros, en cambio, el rearme se reduce a una desigualdad de estrategias. Hubo hasta quienes se alegraron al ver superado el embargo de armas que América latina sufrió en la década del setenta por el peligro que significaban estos jets en manos de dictaduras militares.
"No hay peligro de una carrera armamentista -aseguró el titular de la comisión de Defensa, Miguel Angel Toma (PJ)-. Sí lamento que el Ejecutivo haya colocado a las Fuerzas Armadas en una severa situación operativa".
Desbalance
Toma se refirió al veto de un artículo del presupuesto nacional, por el cuál el Parlamento autorizaba a las tres armas a endeudarse por un monto cercano a los 20 millones de dólares y así mejorar su capacidad técnica.
El diputado continuó: "Cuando un país entra en un deterioro tan grande, la menor incorporación de un tercero genera un desbalance".
Igual debate se repitió en EE.UU: ¿Es legítimo vender armamento a una región plagada de democracias recientes?.
La posición que finalmente trinfó fue la que en términos criollos sintetizaría: "si no se las vendemos nosotros, se las venden otros". Y así los que pudieron se dejaron tentar por este millonario negocio.
Palabras más, palabras menos, esa fue la postura del senador Antonio Berhongaray (UCR), vicepresidente de la comisión de Defensa del Senado: "En caso de impedirse la venta -explicó- no será Chile el que se perjudique. Sus medios económicos le permiten comprar el excelente cazabombardero sueco Saab "Gripen" o el Mirage 2000, de Francia".
Jaunarena, en parte, coincidió con su par del Senado en que impedir la venta no sirve para prevenir una carrera armamentista.
Relaciones profundas
"Para evitar este problema hay que edificar relaciones profundas entre los países que compran armas y no entre quienes las venden -explicó el ex ministro-. Y para ello cada socio tiene que tener algo que ofrecer en una asociación defensiva, por ejemplo, del Mercosur, lo cual es imposible con un país con su estrategia de defensa desarmada".
Afirman que no hubo lobby diplomático
Sin presiones: oficialmente, se niega que Di Tella que haya intentado influir en los EE.UU. para que no vendan armamentos a Chile.
Fuentes de la Cancillería argentina negaron a La Nación que el canciller Guido Di Tella haya ejercido algún tipo de presión sobre el gobierno norteamericano durante su última visita a Washington con el propósito de evitar que ese país vendiera jets de combate a Chile.
"No hubo ingún lobby de parte del canciller; además, hubiera sido inútil pensar en algo similar, pues Chile ya había anunciado su intención de comprar armamento en España, por lo que, de todos modos, la adquisicºón se iba a realizar, interviniéramos nosotros o si no lo hiciésemos", dijo una calificada fuente de la Cancillería ante la consulta de este diario.
La apuesta oficial
En rigor, lo que el canciller Di Tella aseguró en Washington fue reiterar la conocida posición del Gobierno en materia de compra de armamentos para las Fuerzas Armadas. Antes, como ahora, la política oficial es no apostar al armamentismo, tal como ayer también concidieron en expresar ante sendas consultas de este dairio, el segundo del canciller, Andrés Cisneros y el ministro de Defensa, Jorge Domínguez.
"Cuando navegamos en esa corriente (la carrera armamentista) estuvimos al borde de una guerra con Chile y había gran recelo en las fronteras con el Brasil", fue, palabras más, palabras menos, el corolario de la conversación de Di Tella con funcionarios del Departamento de Defensa.
La integración, una prioridad
Según se dijo a este diario, para el canciller sería más, mucho más importante, que la Argentina, sin desechar la aplicación de una sana política de defensa territorial, otorgue atención prioritaria a la integración y los hechos parecerían estar dándole la razón.
Por ahora, dijo una fuente diplomática, nuestro país no está en condiciones de efectuar adquisiones de aviones que podrían vender los Estados Unidos.
Esas fuentes son las que aseguran que la Argentina cree en la necesidad de adecuar su política de defensa "y lo va a ir haciendo en la medida de sus posibilidades".
Sin embargo, la fuente diplomática fue remisa a las especificaciones en materia de posibles y futuras adquisiciones porque -dijo- "es tema de Defensa y no de la Cancillería", pero expuso la firme posición enunciada por el canciller en los Estados Unidos, en el sentido de que la situación que se registra en el Cono Sur es, a todas luces, mejor que la que existía cuando había una carrera armamentista entre las naciones.





