Germán Moldes: "Me apuro porque quiero evitar una mala jugada"

Germán Moldes sorprende a quien lo visita en su despacho. Un cartel sobre su escritorio avisa: "No se preocupe, yo tampoco llegué por concurso". Antes de ocupar la fiscalía ante la Cámara Federal, Moldes fue funcionario con Carlos Menem, como se encarga de recordarle el Gobierno en estos días para desacreditar sus recursos. Dos pisos más abajo, el juez Claudio Bonadio reprodujo el mismo cartel y lo colocó en su escritorio a la vista del recién llegado. Bonadio, dueño del caso Hotesur, que preocupa al Gobierno, también fue funcionario con Menem antes de llegar a Comodoro Py hace más de 20 años. Moldes -uno de los organizadores de la marcha del 18-F en memoria de Nisman- conoce los pliegues de la política y de la Justicia, por eso explica que quiere apurarse para recurrir el fallo de la Cámara Federal que desestimó la denuncia de Alberto Nisman contra Cristina Kirchner para evitar que por una cuestión de turnos recaiga el asunto en la Cámara de Casación cuando le toque intervenir a un fiscal cercano al Gobierno en sus ideas. No quiere arriesgarse a que deseche su apelación y consienta la desestimación de la denuncia.

-¿Va a recurrir?

-Sí, ya lo anuncié y lo voy a hacer lo más rápido posible. Quisiera hacerlo antes de Semana Santa. Estamos trabajando en la fiscalía contra reloj en ese recurso.

-¿Por qué el apuro?

-No porque me haya agarrado el vértigo judicial, sino porque quiero evitar que me hagan una mala jugada. Voy a apresurarme para terminar lo antes posible.

-¿Por qué?

-Cada quince días cambia el fiscal que actúa ante la Cámara de Casación y el sistema de designación es muy curioso. Entra a regir desde que el expediente entra en la Cámara y no quisiera correr riesgos. No quiero caer en alguna maniobra de ingeniería judicial, en alguna sincronización de tiempos que haga que cuando mi recurso llegue a Casación me esté esperando un fiscal militante de Justicia Legítima. No quisiera correr riesgos, para enterrar viva esta causa se hace cualquier cosa.

-¿Y si le rechazan el recurso?

-Hay un claro caso de arbitrariedad. Ahora no es la primera vez que la Cámara Federal me deniega el recurso extraordinario y eso me obligará a ir en queja. Si la Cámara hace eso, lo interpretaría como una maniobra para retardar la llegada de la causa a Casación a la espera de que el casting de la película sea el de su agrado.

-¿Qué críticas puntuales le merece el fallo?

-No es una pieza única, monolítico, sino que hay que dividirlo entre el voto del juez Eduardo Farah, por la minoría, y los dos de la mayoría, Eduardo Freiler y Jorge Ballestero. Farah sostiene los mismos argumentos que el Ministerio Público. Hay elementos para investigar la denuncia antes de desecharla. No dijimos más que eso. No dijimos que hay hechos probados ni atribuimos a nadie responsabilidades penales. Sólo dijimos que hay que investigar. Si los denunciados fueran otros, los estaríamos investigando. Nosotros dijimos que el Memorándum es inconstitucional -Ballestero también y ahora tal vez se arrepienta de ello-, pero eso no quiere decir que el acuerdo sea delictivo. No dijimos eso. Inconstitucionalidad no equivale a delito. Si hay una denuncia que tiene impulso fiscal, déjenme ver qué hay atrás.

-¿Por qué dice que el fallo es la tercera muerte de Nisman?

-La primera fue su deceso, la segunda la vergonzosa campaña supuestamente anónima, que todos sospechamos de dónde viene, con una pegatina de afiches que busca escracharlo, y si consiguen sepultar esta denuncia sin investigar, lo habrán matado por tercera vez. Pero va a aparecer por otro lado. Cientos de miles de personas que caminaron con nosotros bajo la lluvia, con su silencio no querían expresar: "Acá no pasa nada, volvamos al país del consumo".

-¿Piensan en otra marcha?

-No, en absoluto, ya no tenemos más contacto entre nosotros.

-¿La desestimación de la denuncia implica que nunca más se puede investigar el asunto?

-La desestimación de la denuncia no causa estado. Puede mañana presentarse alguien con nuevas evidencias y podría reabrirse.