
Investigan a tres forenses por un curioso informe
Riñón: una mujer dijo que se lo extrajeron; según la jefa de Radiología del cuerpo de peritos y dos colegas, lo tiene reducido.
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Liliana Goffi está convencida de que su riñón izquierdo desapareció cuando la operaron de la glándula suprarrenal en un sanatorio privado y de que, a partir de ese punto, se tejió una trama de mentiras para ocultarle el hecho.
Como en todo caso de presunta mala praxis, aquí actuó el Cuerpo Médico Forense (CMF) de la Corte Suprema. De las conclusiones de tres de sus miembros, quienes según Liliana Goffi sólo le examinaron la cicatriz, se desprende que ella tiene el riñón, y que si éste no se advierte en algunas imágenes es porque mide... un centímetro.
Este dictamen sobre un riñón jibarizado al diez por ciento de su tamaño normal permitió cerrar la causa penal por mala praxis.
Después de nuevos estudios que confirman que el riñón no está, ni siquiera miniaturizado, Goffi radicó la denuncia contra los tres forenses ante el juez de instrucción Raúl Irigoyen. El fiscal, Ernesto Darío Guevara, decidió investigar por presunto falso peritaje a los forenses Jorge Carlos Odzak y Luis Alberto Bosio, y a la jefa del servicio de Radiología del CMF, Cyn- thia Liliana Urroz.
Urroz tuvo un decisivo y luego cuestionado papel en la reautopsia del soldado Omar Carrasco, asesinado en el cuartel de Zapala en marzo de 1994. En las radiografías que ella sacó aparecieron fracturas de costillas que no se habían advertido en la primera autopsia.
Odzak y Bosio integran el grupo de 31 forenses denunciados por presunto falso peritaje y encubrimiento de mala praxis en la muerte de Cristina Britez Arce y su hijo durante el parto en la Maternidad Sardá. Este caso dio origen a varias causas. En una se acusa a los forenses Carlos Fernando Poggi y Florencio Casavilla, hijos de dos importantes miembros del CMF. El abogado René Federico Garris es querellante en esas causas y en la de Liliana Goffi.
"Sin decirme nada"
"Años después de la operación -explica Liliana, de 44 años-, me hice un examen y ahí supe que me lo habían extirpado sin decirme nada, porque dos estudios anteriores mostraban que lo tenía. No sólo no me pidieron el consentimiento, ni siquiera me informaron que me sacaron el riñón. El informe de la operación dice que no hubo complicaciones intraquirúrgicas, pero a los pocos días volví a internarme por un derrame interno de casi un litro de sangre."
Una posibilidad es que en la operación haya resultado dañado el riñón y se optara por su ablación. El cirujano no integraba el plantel del sanatorio, y murió años después de la intervención. Esta es sólo una parte de la historia de Liliana.
La otra se inscribe en la sucesión de escándalos y acusaciones que afectan al CMF, cuyos peritajes constituyen verdaderas sentencias que atan a los jueces.
Por ejemplo: luego de que Liliana denunció al sanatorio ante la justicia civil, las autoridades de éste radicaron una denuncia penal para que se investigara lo ocurrido, pero esta causa se cerró el año último gracias al dictamen del CMF, que llevó al sobreseimiento de los cirujanos.
Por eso, Liliana decidió ahora actuar contra los forenses: "Ellos no me realizaron ningún estudio, sólo me hicieron mostrarles la cicatriz. Antes de la operación, una ecografía y una tomografía confirmaron que tenía riñones "de forma y tamaño normales"".
"Dado su menor tamaño"
Sin embargo, el informe del CMF aseguró: "Se observa la presencia de los dos riñones. Es posible que el izquierdo no haya sido detectado dado su menor tamaño".
Ese "menor tamaño" significa un centímetro, que, según una tomografía computada que aportó Liliana, en realidad corresponde a "asas intestinales", no a un minirriñón.
En medio de este proceso que la llevó a una profunda depresión, Liliana cuenta que sufrió tres amenazas anónimas "para que parara todo". Ella no cedió y denunció las amenazas.
El abogado Garris explica que Liliana "presentó once ecografías, tomografías, centellogramas y eco-Doppler. En dos estudios previos a la operación aparecen los dos riñones de características normales. De los nueve posteriores a la intervención-explicó-, siete revelan que le falta el izquierdo y dos arriesgan que está, pero atrofiado. La radióloga forense omitió uno de los dos estudios previos a la operación que graficaban la existencia de ambos riñones y casi todos los diagnósticos posteriores sobre la ausencia. ¡Qué extraño! Intervino la jefa de Radiología y no se ordenó ni siquiera una placa", sostiene el letrado.
Una facultad renuente
La Facultad de Medicina, que ya se había negado a acatar una orden judicial para designar peritos en el caso Britez Arce, ha vuelto a negarse ante un requerimiento similar del juez Irigoyen.
Según Garris, la Facultad adujo limitaciones presupuestarias que impedían la realización de estudios por parte de dos titulares de cátedra.
El juez recurrió entonces al Hospital de Clínicas, que depende de la Facultad, pero transcurrió un mes y el hospital, dice Garris, aún guarda silencio: "Como el fiscal Guevara requirió "objetividad en la realización del peritaje", la Justicia debe apelar a peritos ajenos al CMF".
El Clínicas debería designar dos, que actuarán con Jorge Brodsky, perito médico de la Policía Federal; Alberto Paz, de la Gendarmería, y Alberto Brailovsky, perito de Liliana. Brailovsky actúa en el caso Britez Arce y en la causa del encubrimiento del crimen de Carrasco, donde criticó el informe del CMF y, en especial, el de la doctora Urroz.
Consultada por La Nación , Urroz expresó que no podía hablar sobre causas en trámite. Sólo aclaró que no es forense ni perito, sino jefa del Servicio Radiológico.
Una fuente del CMF explicó que ella eleva informes y que la interpretación es responsabilidad de los forenses.
Si esto es así, Liliana y su abogado quieren saber "por qué Urroz ignoró los estudios que marcan la ausencia del riñón".





