Kirchner quiso comprar otros dos hoteles poco antes de su muerte
Están ubicados en Ushuaia, el expresidente ofreció US$17 millones para adquirirlos; pero no lo concretó
La pasión de Néstor Kirchner por los hoteles lo llevó a avanzar en la compra, por más de 17 millones de dólares, de otros dos hoteles, esta vez en Ushuaia , pero su sorpresiva muerte impidió concretar la operación inmobiliaria, según declaró el contador de los Kirchner, Víctor Manzanares, al hablar como arrepentido en la causa de los cuadernos de la corrupción.
No obstante, por los dichos del contador se sabe ahora que los hoteles de los Kirchner no son cuatro como se creía hasta ahora, sino cinco. Porque a La Aldea, Las Dunas, Alto Calafate y Los Sauces, de El Calafate en Santa Cruz, se sumó ahora el Hotel Waldorf del microcentro porteño, que aparece a nombre de un socio de Néstor Kirchner, Osvaldo Sanfelice.
Manzanares aseguró que él mismo le propuso en 2009 a Kirchner comprar el Hotel 1810 de Ushuaia, en 500.000 dólares. Ya le había ofrecido antes ese negocio a su secretario Daniel Muñoz , pero este lo había rechazado. Además, para llegar a Kirchner con una oferta inmobiliaria debía contar con el visto bueno de Sanfelice. No obstante, Manzanares esperaba una respuesta del expresidente y, al año siguiente, en 2010, recordó que Kirchner lo convocó a la quinta de Olivos y aceptó hacer la operación.
Manzanares sostuvo que Kirchner aceptó su sugerencia en reconocimiento del trabajo que había realizado con el peritaje de los bienes del expresidente que le valieron el cierre de una causa por enriquecimiento ilícito.
En esa reunión, Kirchner redobló la apuesta: le dijo que además del Hotel 1810 iba a adquirir el Hotel Las Hayas de Ushuaia por 17 millones de dólares.
El hotel cinco estrellas Las Hayas es uno de los más emblemáticos de Ushuaia. Está ubicado cerca del glaciar Martial y desde sus habitaciones se aprecia toda la bahía de Ushuaia, hasta el Canal de Beagle. En cambio, el Hotel 1810 tiene tres estrellas, y se encuentra en el centro de la ciudad, a pocas cuadras del canal.
Dos semanas antes de que muriera Kirchner, Manzanares dijo que viajó en avión privado a Ushuaia junto a Sanfelice, que era quien coordinaba todas las operaciones inmobiliarias del expresidente. Se entrevistaron, dijo Manzanarez, con el contador Julio del Val, propietario del Hotel 1810, donde el dueño dijo que no hacía falta que pagaran una seña, sino que podían hacer la operación directamente. Después se desplazaron unas pocas cuadras y fueron al Hotel Las Hayas, lo recorrieron con el dueño y Sanfelice llevó adelante la negociación.
Kirchner le había prometido que cuando comprara esos hoteles, Manzanares iba a hacerse cargo de la administración, por lo que iba a cobrar unos 40.000 dólares.
Pero la abrupta muerte de Néstor Kirchner impidió la operación inmobiliaria y clausuró los sueños de Manzanares de llevar una vida más acomodada.
Kirchner le había dicho que a la larga él iba a manejar toda la administración de los hoteles de El Calafate y que debía, como contrapartida, controlar a Sanfelice en el Hotel Waldorf. Por eso, dio por seguro que ese emprendimiento era de los Kirchner.
De hecho, Manzanares declaró que por indicación de Kirchner fue a un estudio contable a analizar los papeles del Hotel Waldorf y que él le había aconsejado que no lo comprara porque un accionista minoritario se oponía a la operación.
El misterio del Hotel Waldorf ya estaba en la mira de la Justicia por una denuncia de Margarita Stolbizer, que tienen el juez Daniel Rafecas y la fiscal Paloma Ochoa, y que ahora parece confirmarse.
En esa causa se investiga si Sanfelice como propietario es un testaferro de Néstor y Máximo Kirchner. Y si el hotel era usado como pantalla para disimular ingresos que provenían de delitos. Es así como, entre otras cosas, se facturó que muchas habitaciones, por mucho tiempo, habrían sido ocupadas por empresas ligadas a Lázaro Báez, Cristóbal López y a la brasileña Odebrecht. Ya la Cámara Federal les encomendó en septiembre del año pasado que activen la causa y evalúen embargar los bienes.
El Hotel Los Sauces era la gema de la corona para Néstor Kirchner. Lo construyó Austral Construcciones de Lázaro Báez, sin que Kirchner pagara un centavo. De hecho, figuraba en las declaraciones juradas de los Kirchner una deuda de unos 8.00.000 pesos con Báez, que Manzanares le pidió cancelar.
Néstor pagó, pero le advirtió a Lázaro Báez que encontrara el modo de devolvérselo, según Manzanares.
Los Sauces era el hotel por el que cobraba el alquiler más alto el empresario Juan Carlos Relats y el que tenía menor ocupación. Relats pagó 90.000 dólares al mes durante 11 años. Alto Calafate era alquilado por Báez por entre 2009 y 2011 en 80.000 dólares al mes. Hasta que en 2011 empezó a pagar 469.000 pesos porque se le hacía insostenible un contrato en dólares con el tipo de cambio variable. Báez trató de negociar la pesificación y le pidió a Manzanares que intercediera ante Néstor Kirchner, que lo rechazó. La misma gestión hizo con Cristina Kirchner en nombre de Los Relats. Pero Cristina rechazó pesificar a 10 pesos por dólar el alquiler cuando la divisa estadounidense estaba a 16. Al final aceptó, pero ya era tarde porque significó el fin del contrato por el alquiler de Los Sauces.
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