La ciudad, sin colectivos y con escrache a Cavallo
Una ruidosa manifestación frente al edificio en el que vive el ministro de Economía, Domingo Cavallo, la falta casi total de transporte y la acumulación de basura en calles y esquinas sobresalieron entre los hechos registrados durante el paro de ayer, el séptimo en contra de Fernando de la Rúa.
Un centenar de personas -llegadas al mediodía desde zonas del Gran Buenos Aires en tres colectivos que estacionaron frente al Automóvil Club Argentino- se concentró en la esquina de la Avenida del Libertador y Ortiz de Ocampo y organizó una olla popular, al tiempo que profería epítetos de grueso calibre contra Cavallo.
Casi simultáneamente aparecieron varios patrulleros y dos carros de asalto de la Guardia de Infantería, de los cuales descendieron 20 efectivos que, con pistolas lanzagases y fusiles cargados con balas de goma, se situaron frente a la entrada de la torre de Avenida del Libertador 2201, en uno de cuyos pisos vive el titular de Economía.
Los uniformados quedaron separados por una veintena de metros de los manifestantes, que acompañaban sus cánticos con el redoblar de tambores. Portaban carteles de los sindicatos de camioneros y telefónicos y de la Juventud Sindical Peronista.
Los lideraban el secretario general de esta última agrupación, Juan José Moreira, del gremio de ceramistas, y el hijo de Hugo Moyano, Pablo, de la Juventud Sindical Peronista, quien sintetizó el objetivo de la movilización "que se está realizando a lo largo y a lo ancho del país, como un repudio hacia el plan económico del Gobierno y contra el hombre (por Cavallo) que nos ha llevado al desastre".
La olla popular se frustró en parte por la fuerte lluvia que se desató en un momento, pero igual se repartieron bandejas de plástico con un guiso preparado bajo algunas pancartas, con las que se improvisó un techo.
Alrededor de las 13, hubo un cabildeo entre los manifestantes y un oficial de la Policía Federal que logró convencerlos de no montar una carpa en la esquina.
Enriqueta Heliz, una jubilada de 83 años, que no sólo se identificó sino que dio su dirección exacta en Las Heras al 3300, se acercó al grupo para expresar su adhesión al reclamo "porque estoy sufriendo privaciones por este señor que nos ha metido la mano en los bolsillos". Sus palabras provocaron un generalizado aplauso y los bombistas parecieron recobrar nuevas fuerzas para darle al parche.
Llamaron la atención el saludo y los bocinazos de automovilistas que pasaban por el lugar y hasta el esporádico cacerolazo proveniente de un balcón cercano al edificio de Cavallo.
Antes de las 14, y tras entonar el Himno Nacional con las manos levantadas haciendo la V de la victoria, el grupo dio por terminada la protesta.
Sin colectivos y con basura
La huelga tuvo como mayor respaldo la parálisis prácticamente total de los medios de transporte urbano e interurbano. Las estaciones de trenes de Retiro y Constitución se mantuvieron casi vacías, con un cartel que anunciaba la suspensión del servicio "en adhesión al paro", a lo cual se sumó la inmovilización de ómnibus de corta y larga distancia.
En la recorrida efectuada, LA NACION pudo observar un solitario colectivo de la línea 59, que a media mañana se desplazaba hacia el Centro. Quienes lo esperaban en la parada de Las Heras al 2200, para ir a zonas del Norte, comentaron que "es el único y pasa cada 20 a 30 minutos. No tenemos más remedio que esperar".
Los taxis -sobre todo de empresas de radiollamada- fueron aumentando en número cuando sus conductores advirtieron que podían trabajar sin problemas, al menos en la Capital.
No hubo barrio en el que no se vieran montículos de desperdicios generados por la basura sacada en las primeras horas de ayer, que se unió a la de la noche anterior, pese al pedido de que no se lo hiciera, ante la falta de recolección.
Fue mínima la adhesión del comercio. Las zonas más conflictivas producidas por la huelga estuvieron representadas por el corte de varios puentes de acceso a la Capital.
Agresión
- CORDOBA.- En San Francisco, a 200 kilómetros de la capital de la provincia, un grupo de personas realizó una quema de neumáticos en la vereda de la vivienda que ocupan familiares de Domingo Cavallo. El ministro es oriundo de esa ciudad del este provincial, donde residen su madre y su hermana Cristina, que declaró que la madre del ministro ni siquiera se enteró del episodio.