La Corte analiza suspender la inauguración del año judicial por el coronavirus y por sus internas
La Corte Suprema de Justicia evalúa suspender el acto de apertura del año judicial debido al coronavirus, pero también a las diferencias internas entre los magistrados del máximo tribunal para ponerse de acuerdo en un discurso unificado, en un momento de máximo tensión entre la Justicia y el Gobierno.
En un principio, estaba previsto que el acto con el que se abre formalmente el año se realice el jueves 26 de marzo próximo. Generalmente se reúnen más de 300 jueces y fiscales de todo el país, en el patio central del cuarto piso del Palacio de los Tribunales o en el salón de actos y en el patio, y frente a ellos se sientan los cinco jueces de la Corte Suprema de Justicia. La tradición indica que el presidente del tribunal, Carlos Rosenkrantz, lee un mensaje.
Este mensaje siempre está cargado de expectativa, porque la Corte plantea los lineamientos para su año de gestión, expone sus políticas y le manda mensajes al Poder Ejecutivo y al Gobierno. En estos ámbitos se dejó establecido que los juicios de lesa humanidad eran una política de Estado, y se marcó la necesidad de dotar de transparencia a la información judicial y darle prioridad a la persecución de la corrupción.
El año pasado Rosenkrantz pronunció un discurso en el que habló de la crisis de legitimidad que afecta a los jueces. Sus colegas se espantaron porque no compartían sus palabras y porque luego dijeron, a través de sus colaboradores, que no habían sido consultados y que el pronunciamiento del presidente no era el de toda la Corte.
Este año la Corte Suprema repite un escenario de divisiones internas, con lo que consensuar un discurso se hace cuesta arriba, además de que se multiplicaron las conductas que afectaron la legitimidad de los magistrados. Ahora, el Poder Ejecutivo impulsa una ley que recorta sus jubilaciones, calificadas por el Gobierno como de privilegio, lo que provocó una catarata de renuncias y las consecuentes vacantes. Y a esto se suma la intervención del Poder Judicial de Jujuy que promueve el peronismo y la embestida de Cristina Kirchner contra la Corte, a la que le reclama que le resuelvan sus causas pendientes, de las que dependen la continuidad de los juicios de corrupción en su contra.
En medio de escenario político, surgió el estallido del coronavirus, y la inconveniencia de que se reúnan más de 300 jueces, incluidos los de la Corte, buena parte de ellos con más de 60 años y en el grupo de riesgo de contraer la enfermedad.
A estos factores se suma la ausencia del juez Juan Carlos Maqueda, quien recién regresará de Miami el 18 de marzo. Es probable que, a la luz de las nuevas disposiciones del Gobierno, deba someterse a una cuarentena de 14 días antes de volver a los tribunales. Sus colegas pospusieron el acuerdo de jueces de la semana próxima para esperarlo, pero probablemente no pueda concurrir.
La conjunción de estos factores sanitarios y políticos hizo que esta semana, en su habitual acuerdo, los jueces discutieran qué hacer con la inauguración del año judicial. Una postura era pasarlo para el mes de abril, pero ya de inauguración del año iba a tener poco También se habló de la imposibilidad de ponerse de acuerdo en una letra común para el discurso.
Hoy uno de los jueces llamó a Maqueda a los Estados Unidos y éste se mostró de acuerdo con suspender el acto. Elena Highton de Nolasco, también. Cualquier escenario público que implique la posibilidad de cruzar al Gobierno, la deja mal parado frente al presidente Alberto Fernández, su promotor en la Corte. A Ricardo Lorenzetti tampoco le convence hacer el acto por estas diferencias internas y Rosenkrantz, ante este escenario, más el impacto del coronavirus, propugna la suspensión. Si siguen así las cosas, 2020 será un año judicial dominado por la tensión, pero sin formal inauguración.