Las actividades que no pararon a pesar de la adhesión del sindicato
El quinto paro general de la CGT en rechazo del rumbo económico de la gestión de Cambiemos se sintió con fuerza en casi todo el país. Sin embargo, en algunas actividades el acatamiento fue dispar a pesar de la adhesión del sindicato principal del rubro.
Es lo que sucedió, principalmente, con los gremios de comercio, gastronómicos y del personal de estaciones de servicio. Tanto en la ciudad de Buenos Aires como en el conurbano bonaerense se pudo constatar que los comercios y shoppings levantaron las persianas como un día normal. También los bares y restaurantes. La imagen se repitió en las principales ciudades del interior del país.
La jornada laboral en las estaciones de servicio fue más dispar y en algún caso se denunciaron presiones del sindicato para no atender al público, según pudo confirmar LA NACION.
Llama la atención que los tres gremios que no lograron una respuesta de sus trabajadores estén liderados por dirigentes con peso e influencia en la interna de la CGT. Armando Cavalieri es el jefe mercantil desde 1986 y es uno de los referentes del sector de "los Gordos" (grandes gremios de servicios). Luis Barrionuevo es el jefe sindical de los gastronómicos y quien ubicó a Carlos Acuña, de las estaciones de servicio, al mando de la central unificada que surgió en 2016, tras un acuerdo de la CGT Azul y Blanca con Hugo Moyano (CGT Azopardo) y Antonio Caló (CGT kirchnerista).
Acuña se refirió a la coyuntura preelectoral y aseguró que el paro "no es político, no es contra nadie", pero reconoció que se decidió la huelga porque "la gente nos estaba pidiendo alguna manera de acción" para enviar un mensaje al Gobierno. No se refirió puntualmente al poco acatamiento de la medida que tuvo en su gremio. Tampoco lo hizo Barrionuevo. Y mucho menos Cavalieri, que se ausentó de la CGT a pesar de haber hecho pública su adhesión a la huelga a través de un comunicado.
Una coincidencia reciente que une a los gremialistas Cavalieri, Barrionuevo y Acuña:los tres cerraron su paritaria con un aumento de entre 28 y 30 por ciento, en línea con la pauta salarial que intentó trazar el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica. Sin embargo, y a contramano de las exigencias de Sica, hubo paritarias que se acordaron con ajustes trimestrales y con cláusulas gatillo en línea con la inflación.