Las bilaterales entre los presidentes argentinos y estadounidenses: de la intromisión de Trump al discurso de Alfonsín en la Casa Blanca
El presidente de Estados Unidos condicionó su apoyo a Milei al resultado electoral; con Macri, intercedió ante el FMI para allanar un crédito; los antecedentes de los Kirchner, Alberto Fernández y De la Rúa
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La intromisión de Donald Trump en la política doméstica de la Argentina no tiene antecedentes similares desde el regreso a la democracia. Ningún otro presidente estadounidense había pedido abiertamente el voto por su par argentino ni tampoco había condicionado la ayuda económica a un resultado electoral, como sucedió ayer en su encuentro con Javier Milei y su equipo en la Casa Blanca.
“Si el presidente no gana, conozco a la persona contra la que compite, probablemente. Esta persona se ubica extremadamente a la izquierda y es quien llevó a Argentina a esta situación en primer lugar. No vamos a ser generosos con Argentina si eso pasa. Si él pierde, no vamos a ser generosos con Argentina”, dijo ayer Trump delante de Milei. Fue un apoyo, aunque con condiciones, tras el auxilio financiero de US$20.000 millones que había anunciado la semana pasada el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Hoy, Bessent anunció que la ayuda podría ascender a US$40.0000 millones.
Milei-Trump: auxilio financiero e intromisión electoral
El de ayer fue el segundo encuentro cara a cara entre Trump y Milei en menos de un mes. El anterior fue durante un alto de la asamblea de Naciones Unidas, que sirvió de respaldo para que el argentino avance en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y para sellar un rescate financiero cuando la inestabilidad de los mercados había puesto en jaque al plan de ajuste económico y la política cambiaria establecida por el ministro de Economía, Luis Caputo.

Fernández-Biden: un pedido de intervención ante el FMI
Alberto Fernández coincidió la mayor parte de su mandato con Joe Biden en la Casa Blanca. El argentino fue recibido el 29 de marzo de 2023, en el tramo final de su mandato, y le pidió a su par norteamericano la intervención ante el FMI “para llegar” al año siguiente. Le transmitió a Biden la necesidad “de armar una suerte de puente que nos permitan llegar al año entrante con la posibilidad de recuperación”. Por entonces, la frágil economía de la Argentina estaba afectada por los coletazos de la sequía y tampoco había logrado recuperar los niveles previos a la pandemia del coronoavirus.
Unos meses después, el 23 de agosto de ese mismo año, el FMI aprobó un desembolso de US$7500 millones debido a una “sequía sin precedentes y a desviaciones de las políticas”. Había estado a cargo de la negociación Sergio Massa, por entonces ministro de Economía de Fernández y candidato a presidente del oficialismo, que cayó meses más tarde en el balotaje contra Milei.
Macri-Trump: la gestión para un crédito inédito del FMI

Mauricio Macri fue un presidente que tuvo buena química con sus colegas estadounidenses. La tuvo con Barack Obama, quien en un gesto excepcional visitó Buenos Aires a los tres meses de haber asumido el nuevo mandatario. Pero sobre todo, la sintonía la tenía con Donald Trump, un empresario de raíz, como él.
El 27 de abril de 2017, Macri se reunió con Trump por primera vez como presidentes. Habían tenido encuentros informales previos, pero en sus roles empresariales. Del encuentro en el Salón Oval, del que participaron las esposas de ambos, Macri se llevó un espaldarazo político que sirvió para reabrir mercados, sobre todo, el de la exportación de limones, que se había frenado.
Trump elogió “el liderazgo” de Macri y lo consideró “un socio regional”. La intervención del presidente de Estados Unidos fue clave para que el FMI le otorgue a la Argentina un crédito histórico por más de US$55.000 millones. Con esta maniobra, Trump pretendía interceder en la política doméstica para evitar el regreso al poder del peronismo, lo que finalmente sucedió, con el triunfo del binomio Alberto Fernández-Cristina Kirchner.
Cristina-Obama: las quejas de EE.UU. por las trabas comerciales
Cristina Kirchner lo tuvo enfrente a Barack Obama. Fue para ella una oportunidad excepcional, dada la popularidad mundial que tuvo el primer presidente afroestadounidense. Pero las relaciones no fueron fáciles y tuvieron lugar resonados incidentes, como la detención de un avión militar estadounidense en la Argentina.
En el cara a cara entre Cristina y Obama, el 14 de abril de 2012, durante la Cumbre de las Américas, el estadounidense le reclamó por las trabas comerciales. Incluso, llevó su reclamo contra el país a la Organización Mundial de Comercio.
Néstor Kirchner-George Bush: del FMI al rechazo al libre comercio
A Néstor Kirchner le tocó coincidir con el segundo mandato de George Bush (h.). En un encuentro bilateral en la Casa Blanca, el 23 de julio de 2003, Bush felicitó al presidente argentino y lo alentó a negociar cuanto antes un acuerdo con el FMI. “Siga así. Si ustedes se ayudan, van a tener un respaldo decidido de nuestro gobierno”, le dijo.
En septiembre de ese año, el Gobierno logró afrontar el pago de US$3000 millones de la deuda multilateral con el fondo.
La iniciativa de integración regional también fue otro de los motivos de la reunión entre Kirchner y Bush, pero el acercamiento se detonó cuando la Argentina fue sede de la cumbre del ALCA, en 2005, en Mar del Plata. Allí, el argentino rechazó el acuerdo de libre comercio propuesto por Estados Unidos y se alineó con la izquierda latinoamericana que por entonces encarnaban el venezolano Hugo Chávez y el brasileño Lula da Silva.
De la Rúa-George Bush: una gestión urgente que no tuvo éxito
A Fernando De la Rúa le toca el final del segundo mandato de Bill Clinton y el comienzo del de George W. Bush. Con ninguno de los dos logró la química que sí tuvo Carlos Menem, su antecesor en la Casa Rosada.
El 18 de noviembre de 2001, De la Rúa tuvo una bilateral urgente con Bush en el Waldorf Astoria de New York para pedir apoyo económico y financiero. Un mes y dos días después, el gobierno del radical cayó en medio de una fuerte crisis, con revueltas y muertes en las calles. De acuerdo a la crónica de LA NACION de aquel encuentro, De la Rúa dijo que el balance de la reunión “fue positivo” y que se garantizó el apoyo estadounidense.
Menem, con Bush y Clinton: “las relaciones carnales”
Carlos Menem mantuvo excelentes relaciones personales con los dos presidentes estadounidenses con los que le tocó interactuar: George Bush y Bill Clinton. El canciller argentino de entonces, Guido Di Tella, fue quien mejor retrató el vínculo de aquellos años entre la Argentina y Estados Unidos. “Pasaron del chic to chic a las relaciones carnales”. Menem supo mantener este muy buen nivel de relaciones tanto con el republicano conservador que era Bush, como con el demócrata y representante de los sectores medios que era Clinton, según escribió el analista Rosendo Fraga.
Alfonsín-Ronald Reagan: un discurso histórico en los jardines de la Casa Blanca
Con el restablecimiento de la democracia, Raúl Alfonsín coincidió con Ronald Reagan en la Presidencia. Las palabras del presidente argentino criticando a la política regional de Reagan en el jardín de la Casa Blanca marcaron un punto culminante en la relación.
El 21 de marzo de 1985, dos años después de la vuelta de la democracia, el mandatario republicano lo increpó, aunque de manera indirecta: “Los que ayudan a nuestros enemigos son nuestros enemigos”, dijo Reagan, en referencia a la situación de países considerados “amenazas a la seguridad” de Washington, entre ellos Nicaragua.
Con la intervención de EE.UU. en América central como telón de fondo -que incluyó la financiación de los “contras”, fuerzas contrarrevolucionarias autodenominadas “Resistencia Nicaragüense”-, Alfonsín recogió el guante: “Al lado de la esperanza está el temor de América Latina. El temor que nace de comprender que hay expectativas insatisfechas en los pueblos. Las democracias han heredado cargas muy pesadas en el orden económico. Una deuda que en mi país llega a los 50.000 millones de dólares y en América latina en su conjunto está en alrededor de 400.000 millones de dólares”, dijo Alfonsín frente a Reagan. Y subrayó: “Esto conspira contra la posibilidad de desarrollo, crecimiento y justicia. Esta es, sin duda, una de las grandes diferencias entre nuestros dos países”.
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