
Los congresos peronistas, entre rupturas y ensayos de unidad
Costumbre: después de años de hegemonía de Menem, la firme postura de Duhalde retrotrae a otros plenarios controvertidos.
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La derrota que le infligió el entonces candidato radical a la presidencia Raúl Alfonsín, en las elecciones presidenciales de 1983, sumió al peronismo en una prolongada crisis que derivó en cuatro años de fractura partidaria y que necesitó de tres congresos nacionales para quedar superada.
Con la victoria de Carlos Menem, en 1989, el PJ recuperó el poder y volvió la hegemonía en la conducción.
Acompañó a Menem el bonaerense Eduardo Duhalde como vicepresidente en la fórmula. Ahora, el intento reeleccionista de Menem y la convocatoria de Duhalde a un plebiscito para impedir ese propósito vuelve a poner al peronismo al borde de la división.
Desde 1983, la llamada "ortodoxia" peronista dominó el partido. Crecía, sin embargo, la oposición interna en figuras que proponían métodos más democráticos en la conducción. Se los conoció como los peronistas "renovadores" y cobijaban, entre otros, a Antonio Cafiero, Carlos Grosso y al gobernador riojano, Carlos Menem, a quien en 1984 las autoridades justicialistas habían intentado sancionar por su apoyo activo al voto afirmativo en el plebiscito que impulsó Raúl Alfonsín para resolver el conflicto con Chile por el Canal de Beagle. El PJhabía decidido la abstención.
Paradójicamente, hoy es Menem, entonces la víctima de la "ortodoxia", quien desde la conducción del PJ es el convocante de un Congreso que pediría prohibir la realización de consultas populares de alcance provincial sobre la reelección. La medida, apunta, directamente a la iniciativa planteada por su otrora compañero de fórmula, el gobernador de Buenos Aires Eduardo Duhalde.
Con el peronismo agobiado por las diferencias internas, en diciembre de 1984 se convocó al congreso nacional partidario que se reunió en el teatro Odeón (demolido en 1991), y terminó en escándalo.
Unos 347 delegados al congreso, de los 670 convocados, abandonaron el recinto de deliberaciones. Uno de los disidentes insultado y agredido fue Carlos Menem. Sin amedrentarse, dijo al retirarse del lugar que los dirigentes rebeldes "no negociarán" con las autoridades designadas hasta tanto no rectifiquen "sus prácticas de violencia, fraude, farsa y mentira", según consignó La Nación .
Paradójicamente, las autoridades exhortaron a evitar las divisiones que ya eran un hecho. La conducción que se constituyó en la oportunidad quedó presidida en ausencia por María Estela Martínez de Perón; José María Vernet y Lorenzo Miguel como vicepresidentes, y Herminio Iglesias como secretario general.
Los "renovadores" impugnaron el congreso del Odeón y convocaron a otro encuentro. Se realizó el 2 de febrero de 1985 en la ciudad santiagueña de Río Hondo y eligieron una conducción paralela. Se respetó la titularidad del consejo peronista de la viuda de Perón y fueron elegidos el entonces senador Oraldo Britos y el sindicalista de "los 25" Roberto García como vicepresidentes. El apoderado del sector era el actual ministro del Interior, Carlos Corach.
Una paz relativa
El tercer congreso de "unidad" justicialista se realizó en La Pampa, en julio de 1985. Isabel Perón fue ratificada en la presidencia y quedaron Vicente Saadi, Alberto Triaca y Alberto Rodríguez Saa como vicepresidentes. Herminio Iglesias retuvo la secretaría general. El entonces intendente de Lomas de Zamora, Eduardo Duhalde, enfrentado con Herminio en la provincia de Buenos Aires, llamó a los afiliados peronistas "a terminar con el peronismo de la derrota".
Con el peronismo en la oposición y la gestión de Raúl Alfonsín en crisis, la interna para elegir la fórmula presidencial del PJ se dirimió el 8 de julio de 1988. Menem y Duhalde vencieron a Cafiero y De la Sota.



