Menem se angustia con el correr de las horas
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El encierro, la custodia policial, el asedio periodístico y los alambres de púa que rodean su lugar de detención tienen a Carlos Menem envuelto en un estado de tensión y tristeza. En su círculo íntimo temen que no soporte el arresto domiciliario que le impuso anteayer el juez Jorge Urso.
El ex presidente eligió la quinta de su amigo Armando Gostanian, en Don Torcuato, por sus comodidades: jardín, pileta, quincho y una casa con 8 habitaciones. Pero él no sale ni siquiera al parque porque quiere evitar que lo vean periodistas y vecinos.
Enfurecido por las cámaras de televisión y por los fotógrafos apostados alrededor de la quinta, Menem mandó a tapar con una tela verde el perímetro del lugar.
Menem recibió ayer las visitas de su médico personal, Alejandro Tfeli; de sus hermanos Eduardo y Munir; de su sobrino Adrián, del intendente de Escobar, Luis Patti; del diputado Claudio Sebastiani y del senador Alberto Tell.
"Está muy triste. Se siente como en un campo de concentración", dijo anoche Patti.
Los dirigentes menemistas más cercanos al detenido le aconsejaron mantener la tranquilidad y no atacar a Urso. Menem se reunirá hoy con sus abogados para preparar la defensa.
Desde el Gobierno, el ministro del Interior, Ramón Mestre, afirmó que "no se puede descartar" la posibilidad de un indulto para Menem, aunque aclaró que por el momento no están dadas las circunstancias para analizar una medida de ese tipo.
Por otra parte, en Uruguay se conoció ayer que la justicia de ese país está dispuesta a levantar el secreto bancario sobre las cuentas de empresas involucradas en el tráfico de armas, lo que podría dar aún mayores bríos a la investigación.




