El vértigo con el que ha crecido el norte camino a Pilar parece mantenerse. Muchos de los más conocedores admiten que esta zona logró el objetivo, que es el de generar en forma constante –aunque con matices de intensidad– proyectos para ese estilo de vida que tanto se repetía a fines de los 90, en plena etapa de auge de las urbanizaciones a quienes se tentaban por conocer cuanto de credibilidad tenían aquellos argumentos de venta y marketing. La promesa de otra forma de vida se concretó para cientos de nuevos residentes que no sólo se mudaron, sino que cambiaron de trabajo, de modo que el mix vivienda-vida laboral permitió tener todo a mano y evitar el viaje de ida y vuelta, cada vez más complicado. Si se circula con atención por la Panamericana se advierten carteles que anuncian nuevas obras de gran porte. Uno es el que informa un proyecto muy diferente a todo lo construido: se trata de un centro de transferencia que se construirá en el único predio que posibilita una estación ferroviaria con acceso directo desde y hacia la autopista. Este emprendimiento, a la altura del km 46 de la Panamericana, promete cambios importantes para los residentes de Pilar, en el amplio entorno de los principales barrios, condominios y complejos de oficinas. Las expectativas han crecido en gran proporción también a quienes viven algo más lejos, evitando el auto para llegar al Centro a cambio del tren y acortando los tiempos del viaje diario. Hay otras novedades, que no están tan a la vista, pero que generan profesionales en rubros muy diferentes y que ocupan los espacios de los nuevos edificios de oficinas o apto profesionales que se fueron sumando a Pilar para ofrecerlos a sus habitantes. Y como dice una experta de las relaciones públicas y organización de encuentros, que conoce al dedillo Pilar, uno de los rubros que crece fuerte es la gastronomía, seguido de actividades diversas en el ámbito de la cultura que hacen lo posible por diferenciarse para atender el interés de un público exigente y creciente.
Después de una década y media de un despertar que incentivó a miles de familias a dejar la ciudad para intentar otra manera de encarar la vida, el resultado está a la vista. Pilar promete más proyectos y compite con otras zonas en el norte que muestran su potencial, más lejos del cemento, más cerca del verde. Ese desafío está en camino poniendo a prueba todas sus virtudes.