Lavar bien los pomelos con un cepillito, ponerlos en un recipiente grande, cubiertos de agua con un puñado de sal gruesa, y dejarlos en reposo hasta el día siguiente.
Por la mañana, lavarlos muy bien para sacar todo resto de sal, cortarlos en octavos y ponerlos a hervir, cubiertos de agua, por 15/20minutos, para que se ablanden.
Escurrirlos y reservar. Echar la mitad del azúcar en el agua y, sin revolver, dejar hervir 15 minutos. Luego agregar los pomelos, el resto del azúcar y bajar el fuego a mínimo.
Cocinar por etapas, como siempre hemos explicado. En principio, cocinar 20 minutos y apagar el fuego. Veremos en qué punto está la gelatina que se va formando alrededor de los gajos. Llevar de nuevo a hervor por 15 minutos, con fuego mínimo y chequear con un palillo incrustado en el gajo: deben quedar tiernos pero no deshechos, en medio de una jalea irresistible.
Servir con queso cremoso, con una bocha de helado de americana o -más jugado- con una porción de queso azul.