Desde Ursula Andress a Brigitte Bardot, enamoró a varias estrellas de la época con su nariz rota y su estilo canalla e irreverente
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Fue uno de los hombres más seductores de la segunda mitad del siglo XX. Rostro de la Nouvelle Vague, figura popular que se ganó el cariño del público con su imagen de caradura, de pícaro a la francesa, amigo íntimo de Alain Delon, Bébel (como lo apodaban en Francia) forjó su propia leyenda de mito sexual seduciendo a las mujeres más bellas del momento, entre las que se cuentan varias compañeras de set como Brigitte Bardot y Catherine Deneuve (hay que decir que nunca nadie llevó un sombrero con tanta clase como él). Protagonista de un sinfín de películas (durante dos décadas fue el actor más taquillero de Francia), también vivió intensamente su vida personal, que quedó reflejada hasta en los mínimos detalles en sus memorias: Mil vidas mejor que una. Había nacido en París en 1933, en el seno de una familia de bohemios, y tuvo dos hermanos, Alain, productor de cine, y Muriel, bailarina profesional. Su pasión por el fútbol lo ayudó a esculpir un físico atlético, y su afición por el boxeo se tradujo en esa nariz quebrada que tantas ventajas le dio en su carrera de actor y de eterno seductor. En 1953, a los 20 años, se casó con la bailarina Elodie Constantin, con la que tuvo tres hijos: Patricia (murió trágicamente en un incendio), Florence y Paul. La pareja terminó divorciándose en 1965 por las constantes infidelidades del actor y el detonante fue su explosivo romance con Ursula Andress, la voluptuosa actriz que había saltado a la fama con su bikini en Agente 007 contra el Doctor No, conocida como “la mujer más sexy del mundo”.
EL FEO MÁS ATRACTIVO DEL CINE
Muchas veces, sus idilios de ficción se convertían en amores de verdad. Y ese fue el caso de su relación con la ex chica Bond: se conocieron filmando Las tribulaciones de un chino en China y vivieron una tumultuosa pasión marcada por los celos durante siete años, hasta 1972. Él mismo contó en sus memorias que una noche ella lo empujó y lo hizo caer de la escalera con la que había subido hasta su balcón, esperando descubrirla en el dormitorio junto a un supuesto amante. Ese mismo año, y también rodando una película –Doctor Casanova–, se encaprichó con la italiana Laura Antonelli, con quien estuvo nueve años en pareja prácticamente a la distancia, ya que él se quedó viviendo en París y ella, en Roma. Otro mito del cine erótico que no pudo resistirse al carisma innegable de Jean-Paul Belmondo: mientras duró el amor hubo idas y vueltas, buenos y malos momentos, y cuando se separaron, Laura Antonelli empezó con los problemas de adicción y depresión que la acompañaron hasta su muerte, en 2015. Apenas separado de la italiana, el galán puso sus ojos en la actriz y cantante brasileña Carlos Sotto Mayor, a quien descubrió durante la filmación de El marginal. La relación duró seis años, hasta 1987, pero siguieron siendo buenos amigos a lo largo del tiempo. Sin embargo, para muchos la brasileña fue la última mujer en la vida de Belmondo, ya que el actor abandonó su piso con vista a la Torre Eiffel para mudarse con ella a una casa en Saint Tropez. En 1999, Bébel sufrió un ACV que lo mantuvo internado varios días. Dos años después, el episodio se repitió y, aunque logró recuperarse del todo, debió pasar un tiempo en silla de ruedas. En 2002, a los 69 años, se casó en segundas nupcias con la bailarina belga Natty Tardivel, de 41, que era su compañera desde 1989 (fue una boda civil en la que hubo hasta trompadas con los fotógrafos que esperaban en la calle, porque el actor había vendido la exclusiva a una revista). Se habían visto por primera vez en una edición de Roland Garros, el Grand Slam francés de tenis del que Belmondo era fan, y Natty fue su gran apoyo para recuperase del ACV y para superar la muerte de su hija Patricia, ocurrida en 1994. Fruto de ese amor nació Stella, su hija más chica, por la que Jean-Paul sentía devoción. En el año 2008 se separaron, para poner fin a diecinueve años de vida en común: el incansable conquistador se había enamorado de Barbara Gandolfi, una ex “chica Playboy” de 27 años por la que perdió la cabeza y 200 mil euros. En 2012 terminaron su relación (él tenía 79, ella 37), pero cuatro años más tarde Barbara fue acusada de estafar al actor en más de 200 mil euros junto a su ex marido, Frédéric Vanderwitt, y condenada a nueve meses de cárcel. En las conversaciones privadas registradas por la policía ella reconocía abiertamente que estaba con Belmondo sólo por el dinero. Dueño de un sex appeal que traspasaba la pantalla, junto a su amigo Alain Delon representaron la masculinidad francesa que conquistó Hollywood y el mundo. Aunque se trataba de dos bellezas opuestas: mientras que Delon derretía todo a su paso con esa hermosura fría de ángel o samurái, Belmondo ganaba con sus labios pura sonrisa, la nariz de boxeador, unos abdominales de infarto y su estilo canalla e irreverente. Una belleza que había que saber mirar, alejada de los cánones, que acercaba el mito al hombre común. Por eso gustó tanto.
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