Una casa de dos plantas a una cuadra del río fue el escenario de una reforma enfocada en la síntesis para transmitirle su esencia, simple y funcional, a cada rincón.
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Una casa semiabandonada, una pareja buscando mudarse y dos diseñadoras de interiores con buen ojo para el potencial de los metros. Todas esas variables confluyeron aquí, en una calle cortada del Tigre, muy cerca del río. Camila Argañarás y Mariu Bonzi forman Urbano Estudio pero, esta vez, Camila fue también la clienta de un proyecto destinado a modernizar la propiedad respetando la identidad del barrio.

La actualización de esta propiedad con alma de barrio mantuvo la fachada blanca y elevada, en sintonía con las casas vecinas, pero rejuvenecida con el diseño de la puerta y la textura del revestimiento.

Veníamos de una casa muy chiquita. Para establecer nuestros requerimientos, tuvimos que hacer el ejercicio de imaginar cómo íbamos a querer vivir en estas dimensiones”
— Clara Argañarás, dueña de casa y socia de Urbano Estudio
Antes y después
La reforma del hall de entrada consiguió un mejor acceso a la escalera reconstruida en roble macizo, según el diseño original.
Interiorismo inteligente
“Suele sucedernos que nos encontramos con planos donde no fueron contemplados los muebles, por eso tratamos de participar desde la dirección de obra y no entrar una vez que está todo hecho. Acá, donde obviamente me podía meter desde el vamos, me dije: ‘Veamos cómo queremos vivir y planteémoslo al revés’”, cuenta la dueña y corresponsable de la reforma.
La pared central se mantuvo y se revistió en roble. Además de darle privacidad al living, funciona como apoyo del sillón y deja fuera de la vista el toilette y el lavadero, parte del bloque de la cocina posterior

Los tonos cálidos del cuadro de Sofía Gallo engaman con la madera. Con la intención de tener un gran sofá que además fuera una pieza de diseño, se optó por este modelo con patas de madera y apoyabrazos redondeados.

Al agrandar el hall y extender el tabique divisor, se generó un rincón junto a la ventana, que ambientaron con un sillón ovalado sin respaldo para no tapar la abertura.
“Proyectamos la arquitectura en función del mobiliario y no al revés, como suele suceder. De ese modo pudimos calcular dónde íbamos a ubicar cada cosa desde la estructura y las instalaciones”, dicen las socias
Abrirse al jardín
Acorde con el estilo de vida de sus dueños, la nueva distribución apuesta por ambientes amplios y conectados. Así, los ventanales de la cocina-comedor se embuten para incorporar el exterior aprovechando al máximo el espacio

Aunque la preferencia era madera, la reservaron para los dormitorios, y unificaron la planta baja con un práctico hormigón alisado.
Gesto barrial por excelencia, el pasillo lateral se pobló de plantas para enmarcar las vistas del comedor. Las piedras recuperadas del viejo jardín forman el camino que lleva hasta el fondo de la propiedad

La cocina, funcional y discreta
“Cuando decidimos integrar la cocina, nos pusimos a pensar cómo dejar fuera de la vista la mayoría de las cosas. Al ocultar los electrodomésticos, el mueble consigue que no se te venga todo encima, unifica y sintetiza tanta información”, explican las arquitectas.

Con mejor resistencia a las manchas que el mármol, la cuarcita se usó en las mesadas y, también, en la pata de la isla, cuyo diseño permite ubicar varias banquetas en el extremo. Para matizar la paleta neutra se usaron toques de verde, como el color 6172 (Sherwin Williams) aplicado al laqueado del mobiliario.

El hit del verano
El exterior cubierto de lajas renació con plantas de hoja ancha al pie de una pileta revestida en venecitas verdes, que acentúan el look silvestre. Dato clave: los tonos oscuros absorben más calor y ayudan a templar el agua

La reforma eliminó un quincho en el fondo del lote para ceder esa superficie a la pileta. En reemplazo, se hizo la galería contigua a la cocina.

En el plano

Menos ambientes, más comodidad
Para adecuarse a los requerimientos de esta pareja sin hijos, el nivel superior se reformuló pasando de tres dormitorios a un estar abierto, un cuarto para visitas y una gran suite. El piso de esta planta, así como la escalera, los revestimientos y todo el mobiliario se hicieron en roble, dotando el recorrido de la casa de una amena continuidad

Solemos pasarnos el día abajo y subimos directamente a dormir: hay una distribución eficiente con situaciones bien diferenciadas que nos permite tener todo a mano en el lugar que estemos”
— Clara Argañarás, dueña de casa y socia de Urbano Estudio

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