Cristóbal Ugarte Parra diseñó ‘Casa Catalejo’ en solo ocho meses inspirado por un antiguo galpón familiar y su entorno
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“No podía concebir una casa que no estuviese inserta en el medio de la naturaleza. Se dio de manera natural, no fue algo que busqué. Simplemente sentía que tenía que ser así”, nos dijo el arquitecto, músico y artista visual Cristóbal Ugarte Parra -más conocido como Tololo- de su ‘Casa Catalejo’ de 80 m2 en el campo de Limache, a 25 minutos de Valparaíso, Chile.

Herencia familiar
Ese terreno representa algo especial para Tololo. Aquel campo perteneció a sus abuelos y fue donde pasó toda su infancia. Entre los cientos de hectáreas de tierra fértil y sensible al paso de las estaciones, se abren paso cultivos de naranja, tomate y limón y un oasis de cuatro árboles -quillayes y molles- que tienen más de 300 años de antigüedad. “No tengo vecinos, estoy totalmente aislado. Para llegar aquí, tengo que cruzar un río a pie que, cuando es invierno y el agua sube, no se puede pasar”.

Todo comenzó cuando quiso restaurar un antiquísimo galpón que estaba casi en ruinas dentro del mismo terreno y que, en sus mejores tiempos, sirvió de bodega para guardar la cosecha. Estaba en un estado tan deteriorado, que Ugarte decidió mantenerlo como "patrimonio familiar”. Así fue como aquel hangar sirvió de inspiración para construir su casa de cero en solo ocho meses y a exactamente 100 metros de la casa familiar, que aún sigue en pie.

“Rescatar ese galpón que siempre estuvo allí fue muy representativo para mí. Lo sentí como un homenaje a mis abuelos y una forma de unir pasado con el presente, de crear un diálogo entre ambas construcciones”.

“Quise construir aquí para convivir con aquellos olores, sonidos y clima de mi infancia. No venía hace años y, cuando volví de adulto lo primero que sentí fue el aroma de los peumos, el orégano y la tierra. La memoria olfativa fue increíble, ese perfume me transportó inmediatamente a aquellas épocas”, contó.

Manos a la obra
Lo primero que tuvo que hacer Ugarte fue elevar la casa levemente del suelo ya que como está ubicada en una zona agrícola, se suele inundar en el invierno. “Está toda revestida en madera y por fuera cuenta con una plancha micro ondulada de zinc pintada de negro, que se ha convertido en una fachada típica de la región. Esta elección buscó minimizar el impacto visual de la construcción, integrándola al paisaje. Siempre me pareció más importante en dónde y de qué forma se emplaza una casa que la construcción en sí misma”.

“La bóveda del techo fue un desafío entretenido. Tuvimos que humedecer las planchas de madera terciada para que se curven. Como músico, me importa mucho la acústica y esta bóveda genera una muy especial. Estar inmerso en este paisaje escuchando el sonido de los pájaros es similar a una meditación”.

Su acero exterior le da un carácter industrial y robusto, mientras que la madera interior calidez y confort, logrando un balance entre modernidad y respeto por el entorno natural. El diseño circular, además, evita la interrupción visual del terreno circundante, creando una sensación de continuidad que se refuerza con el uso de materiales naturales.

Además de elevarla del nivel del suelo, Tololo tenía algo claro: la casa se situaría mirando la majestuosidad de aquellos cuatro árboles centenarios que permanecen de pie desde mucho antes que llegaran sus abuelos a Limache. “Quedé encantado con el resultado, siento que se logró una gran conexión entre el interior y el paisaje monumental que la rodea con su doble altura y techo abovedado. De todas las casas que hice, esta es la que se funde más en la naturaleza. Al traer el paisaje al interior, se genera un constante diálogo que transforma la experiencia de habitar”.

“Esta casa es un experimento arquitectónico personal en el que puedo observar activamente la naturaleza. Sus ventanas circulares funcionan como lentes -o catalejos- que enfocan y amplifican el entorno natural, de ahí su nombre”.

“Cuando la pensé, busqué la menor cantidad de muros divisorios, vistas limpias y no romper la longitudinalidad. También, que sea lo más funcional y minimalista posible”.

La planta alta
Para acceder, se instaló una escalera metálica que conduce a una pequeña sala de estar y un segundo dormitorio.

“El interiorismo de la casa fue muy pensado. Siempre me interesó buscar objetos modernos que calcen armónicamente con cada espacio, como es el caso de las dos lámparas de Isamu Noguchi, artista a quien admiro mucho. Igualmente estoy todo el tiempo probando y moviendo cosas de lugar”.

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