El arte de perderse: el universo creativo de Ernesto Catena en su laberinto de malbec en el Valle de Uco
En Tikal Natural Vineyards, el vino se funde con el arte, el paisaje y la espiritualidad; un laberinto de malbec, una serpiente maya y una filosofía que abraza lo imperfecto como belleza esencial
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En el corazón del Valle de Uco, donde la cordillera dibuja un horizonte soñado y el malbec crece como emblema nacional, hay una bodega que escapa a cualquier lógica convencional, se trata de Tikal Natural Vineyards. Allí, el vino no es solo bebida: es ritual, es obra, es mensaje. Ernesto Catena —hijo mayor de Nicolás — creó esta bodega y viñedo como una obra de arte donde los sentidos predominan sobre la razón.

Ernesto transformó su finca en una experiencia sensorial. “La primera obra que hicimos fue un rosedal con forma de Sol. Luego una bodega con proporciones áureas”, dice Ernesto, y agrega: “Después vino el viñedo en forma de Yin Yang y, por último, creamos el Laberinto de la Serpiente, inspirado en la leyenda cretense del minotauro”.

Pero en esta obra no hay monstruo que acecha, sino símbolos que protegen. “Inspirados en el legendario laberinto de Creta, el nuestro protege a una inmensa serpiente Maya que simboliza la Vida, la Muerte y la Resurrección”, explica. Una serpiente que se abre paso en medio de dos hectáreas de viñas y que al final del recorrido revela su cabeza, erigida justo en el año de la serpiente, como si los astros hubieran dado luz verde al proyecto más íntimo de Ernesto.

En el centro, un laberinto de Malbec —el más grande del mundo— invita a jugar y divertirse, porque no es solo una atracción turística: es una instalación viva, cultivada, donde cada espacio genera inspiración.

Tikal Natural Vineyards es también la primera bodega biodinámica del Valle de Uco abierta al público. La tierra se trabaja sin agroquímicos, siguiendo los ciclos de la luna y respetando “la lógica del alma”. De allí salen vinos como AlmaNegra, Siesta en el Tahuantinsuyu y Ánimal Organic, etiquetas que hablan por sí solas.
“La perfección no seduce, y a la larga aburre”, reflexiona. “El placer está en lo imperfecto, hay algo interesante en la imperfección que tiene que ver con el carácter y el misterio. Lo que más deseo al probar un vino es decir WOW, esto no me lo esperaba!”.
Y eso es Tikal: un lugar donde el vino sorprende, el paisaje emociona y el arte transforma. Un mapa sin GPS, donde perderse es la única forma de llegar.


Beber con moderación. Prohibida su venta a menores de 18 años.
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