Condenaron al “dueño de la calle” que explotaba sexualmente a mujeres transgénero
Un tribunal oral le aplicó una pena de ocho años y medio de prisión; el proxeneta operaba en el cruce de las rutas 8 y 26 en Del Viso: amenazaba con matar a las víctimas si no pagaban
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“Sabes muy bien que me tenés que pagar. Si hablas con la policía te voy a matar. Soy el dueño del lugar. ¡Vos no me conoces a mi, sabes quien soy yo! Yo soy el Gitano, a mi me tenés que dar un vuelto si querés seguir trabajando en la ruta”. Al mismo tiempo que amenazaba a las mujeres a las que explotaba sexualmente, el proxeneta mostraba un arma de fuego y un cuchillo, para reafirmar que la advertencia iba en serio.
Marcos Ismael Villafañe recurría a la violencia para obligar a sus víctimas a que le pagaran un porcentaje del dinero que cobraban para poder ejercer la prostitución en las adyacencias del cruce de las ruta 8 y 26, en la localidad de Del Viso, del partido de Pilar.
Durante el juicio oral, que terminó con la condena a ocho años y medio de prisión contra Villlafañe declararon las siete víctimas, la mayoría mujeres trans que estaban en una situación de extrema vulnerabilidad que fue aprovechada por el acusado para someterlas.
A partir de los testimonios de las víctimas y de los investigadores de la Policía Federal que participaron de la pesquisa, el Tribunal Oral N° 7 de San Isidro, integrado por los jueces María Coelho, Alberto Gaig y Alejandro Lago, condenó a Villafañe por considerarlo responsable de “explotación económica de la prostitución ajena agravada por violencia, amenazas y cualquier medio de intimidación”.
En los lineamientos de la acusación el fiscal Gonzalo Acosta indicó que las amenazas y actividad delictiva del imputado se desarrolló entre 2018 y 2019.
Con respecto a Villafañe, una las victimas lo describió como “un fiolo”. La misma testigo indicó que Villafañe se movilizaba en un Chevrolet Prisma, también vendía cocaína. Además, la testigo recordó que obligaba a otras chicas a vender propiedades que él usurpaba. Debido a estos dichos, los integrantes del tribunal oral dispusieron que inicie una investigación para tratar de determinar la supuesta responsabilidad de Villafañe en la venta de droga y en las estafas, con la comercialización de las propiedades que ocupaba.
“Yo tenía 19 años, laburaba en privado, en un cabaret y conocí a una chica en la Ruta 8 que ejercía la prostitución. Me dejé llevar por ella y me llevó a la zona, pero no me dijo de los peligros que había. Es la zona roja de Pilar en la Ruta 8 y 26 de Del Viso. No me dijo que había explotadores sexuales, Me quisieron matar porque no pagué. Villafañe me insistió para que vaya con él a trabajar, y que me dijo que me iba a dar una protección para que la labure tranquila. Villafañe vendía drogas en su auto. También me ofrecía cocaína”, expresó una de las víctimas en el juicio oral.
“Exigía que le siguiera pagando. Si no pagaba me iba a matar. Siempre tenía un revólver calibre .38 o una faca de campo. Nos decía que trabajáramos en un lugar más seguro y a cambio le teníamos que dar plata. Lo aceptamos para estar más seguras en la Ruta 8, de Del Viso. Cerca de un hotel alojamiento”, expresó la testigo.
Para el tribunal quedó demostrado que Villafañe cometió los delitos por los que fue acusado en el cruce de las rutas 8 y 26, de Pilar, “en la vía pública de una manera abusiva sobre las personas que mantenían la actividad de prostituirse en dicho lugar, de una manera organizada y delimitada en un espacio controlado, por un cobro diario bajo la forma despectiva de sentirse ‘el dueño de la calle’, circunstancias que claramente se han probado “.
Durante la última audiencia del debate, en el momento de decir sus últimas palabras antes de que se conociera el veredicto, Villafañe decidió confesar y reconoció, parcialmente, su responsabilidad y pidió disculpas.
“Soy remisero, me quise hacer el fiolo, pero estoy arrepentido. Son temas callejeros. Uno va por mal camino. Pido mil disculpas y estoy arrepentido. Para mi fiolo es una persona malviviente, que pide plata a las prostitutas y travestis. Soy padre de familia, tengo nietos y estoy arrepentido. Cometí un error y les pido mil disculpas”, manifestó el acusado.
No obstante, los magistrados tuvieron en cuenta las declaraciones de las víctimas y la situación de vulnerabilidad de las mismas, situación que fue aprovechada por el acusado para poder explotarlas.
“La ley 25632 que ratifica el protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños en su artículo 3, inciso ‘a’, refiere expresamente al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación, que incluye como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados y la esclavitud. Bajo estas consideraciones descarto los presupuestos referidos por la Defensa del encausado como disminuyentes de una figura penal más beneficiosa, aunque no referida concretamente por la parte que la alegó”, concluyó uno de los jueces en los fundamentos de la sentencia, al explicar por qué se rechazó el presunto atenuante expuesto en la declaración del acusado.
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