Crimen mafioso. Más de 15 balazos para ejecutar a dos hombres
ROSARIO.– A las 8 más de 15 balazos sorprendieron a los vecinos que, cuando se animaron a salir a la calle, se encontraron con dos hombres ejecutados vestidos con la ropa de una empresa de refrigeración para la que trabajaban.
Ángel Soto, de 20 años, y Andrés Pizarro de 30, eran cuñados y hoy a la mañana iban a trabajar en moto, cuando en Lavalle y Amenábar, en el barrio San Francisquito, en Rosario,fueron emboscados por dos atacantes en un auto que les dispararon más de 15 balazos. Los investigadores creen que después de que resultaran heridas, las víctimas fueron ejecutadas en el piso.
El fiscal de Homicidios, Gastón Ávila, descartó que el hecho haya tenido como móvil el robo. La moto en la que circulaban las víctimas quedó tirada en la calle.
"La hipótesis del robo no se maneja porque las dos víctimas tenían sus teléfonos celulares, y billeteras. Incluso, la moto quedó en el lugar", explicó el funcionario del Ministerio Público de la Acusación, que confirmó que se trató de una "ejecución".
Por la metodología del doble crimen, las sospechas se centran en que se trató de un ataque ligado al narcotráfico. Sicarios, más de 15 disparos, y la ejecución en el suelo de las víctimas avalan esa hipótesis inicial.
Los familiares de Soto y Pizarro, que llegaron rápidamente al barrio San Francisquito, donde se produjo el doble crimen, señalaron que las víctimas "no tenían bronca con nadie". Un grupo de mujeres lloraba los asesinatos de los dos hombres.
"Mi mirado y mi hermano iban a trabajar. No sabemos nada. Los vecinos nos dijeron que se escucharon varios disparos y que los atacaron desde un auto", aseguró Fiama Soto.
La mujer agregó: "Para mí [los asesinos] se equivocaron, porque mi hermano y mi marido no tienen bronca con nadie. No sé qué pudo haber pasado. Lo único que nos dijeron que los atacaron desde un auto gris, pero nada más", advirtió la mujer.
"Estos muchachos vivían acá cerca, atendían un quiosco y una pollería, eran nuevos en la zona y no sabemos si tenían problemas con alguien", reconoció un vecino, que evitó dar su nombre por temor a represalias. Soto y Pizarro vivían en el mismo pasillo, a media cuadra donde encontraron la muerte.
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