Masacre de Recreo. A 25 años de una brutal matanza a manos de un preso fugado
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SANTA FE- Hace 25 años esta provincia fue sacudida por una matanza de tal brutalidad que no tenía antecedentes locales. Ese 12 de diciembre de 1995 una adolescente de 14 años logró escaparse de su propia casa para pedir auxilio. Esa vivienda se había convertido en la sucursal santafesina del infierno desde que la joven fue secuestrada por Marcelo "El Chajá" Ferreyra, un preso que había logrado fugarse pocos días antes del penal de Las Flores. La joven fue golpeada y violada varias veces. Dentro de ese hogar ubicado en la localidad de Recreo estaban los cuerpos de los cuatro pequeños hermanos y de la embarazada madre de esa chica. La masacre de Recreo conmocionó a todos.
El caso estableció, incluso, jurisprudencia nacional porque "el Estado provincial fue declarado responsable por no haber prestado un servicio adecuado en la cárcel permitiendo que este hombre se fugue y concrete esta masacre horrorosa", según explicó Adrián Van Isseldyk, abogado de la sobreviviente. Hasta ese momento no se había registrado un fallo con condena al Estado por lo que hizo un preso en condición de prófugo.
El horror de ocurrido hace 25 años quedó expuesto en el libro "Oscuro Diciembre", en el cual su autora, Marianela Alegre, relató los pormenores del múltiple asesinato a manos de un interno que se escapó de Las Flores y se refugió en Recreo en 1995.
La historia que muchos señalaron como el "crimen más atroz de la historia de esta provincia", comenzó el 1 º de diciembre de 1995 con la fuga de cinco peligrosos presos de la cárcel de Las Flores, cuyo líder era un "soplón" de la policía. Ese rol tenía Ferreyra, conocido como "El Chajá", que inexplicablemente accedió a las llaves que le permitieron franquear junto con sus cómplices, con asombrosa facilidad las puertas del penal.
A media tarde del martes 12, Ferreyra arribó a la casa N° 21 del Barrio Hipotecario de Recreo, 17 kilómetros al norte de esta capital, a pocas cuadras de la comisaría del distrito, y asesinó a puñaladas a Nélida Susana Toledo de Vega, quien estaba embarazada de siete meses, y sus hijos Alberto, de 11; Daniel, de 10; Sebastián, de 8; y Cristian, de un año y medio. A la hija mayor, Claudia Guadalupe Vega de 14 años, la golpeó salvajemente y la violó antes de irse a dormir.
Según estimaron al día siguiente los investigadores consultados por LA NACION, el asesino no mató a la niña para poder seguir violándola o explotarla sexualmente. El supuesto móvil por el que Ferreyra masacró a la familia entera, habría sido por la resistencia de la madre de entregar a su hija mayor para que el prófugo la explotara prostituyéndola.
Luego de la masacre, y como consecuencia de una ingesta de drogas y alcohol, "El Chajá"se quedó dormido y la joven aprovechó para escaparse y pedir auxilio.
La adolescente se refugio en la cercana casa de un familiar y este aviso a la policía. A partir de ese momento empezó a terminar la poco explicada fuga de Ferreyra. Cuentan que en su papel de informante policial, "El Chajá" contaba con la ventaja de la protección en sus pasos. Afirman que nadie buscaba con real interés al líder del grupo de fugitivos, que tenía antecedentes de abusos sexuales.
Ferreyra tenía 30 años en ese momento. Había sido sentenciado a 18 años de prisión por robos reiterados, portación de arma de guerra y violaciones. Pero su presunta relación con uniformados que alcanzó para facilitar su fuga del penal de Las Flores no tenía suficiente peso frente a una masacre. Sería ese 12 de diciembre de 1995 su último día en libertad.
Personal policial concurrió a la vivienda y allí se produjo un tiroteo con el asesino, que al advertir la presencia de agentes intentó fugarse cubriendo su retirada con disparos. En la huida recibió un balazo en su pierna derecha y más tarde fue definitivamente apresado y trasladado al Hospital Provincial Dr. José María Cullen, en la capital provincial. Los vecinos de las víctimas tenían intenciones de linchar al entonces detenido y por eso fue decidida la rápida derivación a ese alejado centro médico.
Once años después de aquel trágico día y luego de una larga lucha judicial, la única sobreviviente de la masacre recibió una indemnización por parte del Estado santafesino. La demanda civil fue iniciada en 1997. En aquel momento, el monto indemnizatorio se fijó en 550.000 pesos pero esa cifra, fijada en 2003, se transformó por los intereses en poco más 1.400.000 pesos, suma que quedó firme en segunda instancia.
"El Chajá" Ferreyra fue condenado a prisión perpetua y se encuentra alojado en una cárcel de máxima seguridad en la provincia de Chaco.
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