Muerte en el Delta. Dos testimonios demoledores sobre el estado del acusado en el momento previo a la tragedia
Una testigo de identidad reservada dijo que Torres Lacal era “un desquiciado” y solía conducir en forma temeraria, y afirmó que la pareja del imputado le confió que suponía que él había bebido
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Cuando vio a ese padre devastado por el dolor, ese dolor único que puede provocar la muerte de un hijo, supo que no podía callar. El silencio le generaría un cargo de conciencia inaguantable. La mujer se acercó a Federico Storani y le contó lo que sabía sobre el traumático suceso de la noche del 31 de marzo de 2016 en el que habían perdido la vida Manuel, el hijo menor del dirigente radical, y la madre del chico, María de los Ángeles Bruzzone. El exdiputado nacional le rogó que declarar ante la Justicia.
Esta tarde se presentó como testigo de identidad reservada ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de San Isidro. Y su testimonio fue demoledor: dijo que Pablo Torres Lacal conducía de forma temeraria, que le gustaba tomar alcohol y que la pareja del acusado le dijo que a él le habían impedido entrar a un evento en San Fernando, justo antes de la tragedia en el Delta, porque había bebido de más. “Era un desquiciado”, fue su lapidaria definición del hombre que llegó al juicio acusado de triple homicidio con dolo eventual.
Su declaración motivó que, acto seguido, fuera convocada a prestar testimonio Florencia Ulla, pareja de Torres Lacal. Es que la testigo de identidad reservada dijo que buena parte de lo que sabía se lo había contado ella, ya que estaban juntas en el momento en que ocurrió el desastre en el Delta. En esa instancia, la mujer también reconoció que a él le gustaba tomar y que conducía demasiado rápido. “No me gustaba salir de noche con Pablo; le tengo aprehensión al oleaje. Una noche tuve miedo porque iba más rápido de lo que me gustaba”, declaró.
LA NACION pudo reconstruir los puntos centrales de la declaración testigo de identidad reservada a partir de calificadas fuentes judiciales, dado que la sala fue desalojada de público para que ella pudiera explayarse ante los jueces Alberto Ortolani, Sebastián Urquijo y Gonzalo Aquino, el fiscal Diego Callegari y los abogados de las partes. “Fue un mazazo”, graficó uno de los participantes de la audiencia.
La testigo –que era amiga de la pareja del acusado, de la que se distanció cuando decidió contar a la Justicia lo que sabía sobre este caso– dijo hoy que estaba con la mujer de Torres Lacal cuando se enteró del siniestro. También aseguró que, cuando supo que en la tragedia estaba involucrado el exministro del Interior de Fernando de la Rúa ella le dijo: “Esto va a ser un problema”.
En términos generales, ratificó que Torres Lacal era un hombre al que le gustaba el alcohol. Que no solo era algo que podía sostener por su propia percepción, sino porque la propia pareja del hombre lo afirmaba. En eso contradijeron dramáticamente al acusado, que en este juicio aseguró que él no bebía.
En otra cosa coincidían ambas: ninguna de ellas se subiría a una lancha que timoneara el comerciante e importador de muebles del sudeste asiático, ya que les daba miedo la velocidad a la que solía ir. Fue entonces que la testigo de identidad reservada dijo que Torres Lacal “era un desquiciado”.
En cuanto a lo que pudo haber ocurrido el día de la tragedia, la testigo de identidad reservada declaró que antes del siniestro, Torres Lacal llamó por teléfono a su pareja para contarle que no había podido entrar a la cena-evento en San Fernando a la que tenía previsto ir. Él dijo que había sido porque habían llegado tarde y porque solo tenía dos entradas y le faltaba una, porque estaba con dos amigos. Pero la testigo contó hoy que su amiga le dijo que, por cómo hablaba, él parecía haber bebido de más. “No podía hablar, Pablo, estaba totalmente alcoholizado. Lo habían echado de la fiesta por estar en ese estado, no porque hubiese llegado tarde o porque le faltara una entrada”, sostuvo la declarante.
También afirmó que, cuando se enteró de que había ocurrido el incidente en el agua, su amiga le dijo que Torres Lacal “seguramente estaba borracho”.
La testigo especial dejó otra revelación impactante. Dijo que había tomado conocimiento de que, tras el episodio, habían “manipulado” la sangre de Torres Lacal para ocultar una eventual alcoholemia positiva. Se espera que mañana haya testimonios que aborden este tópico.
La esposa declaró después, porque la testigo de identidad reservada la trajo de Trenque Lauquen a Buenos Aires.
Él la había llamado después del evento, una comida en la oficina. Que se dio cuenta por la voz que había tomado de más. Le dijo a su amiga que no le gustaba subirse a la lancha con él porque manejaba como un sacado.
Torres Lacal dijo que no le gusta el alcohol, que no tomaba cerveza y que iba tranquilo, a velocidad normal.
La testigo de identidad reservada dijo que se había enterado de que habían manipulado la sangre. Se acercó a Storani porque “le pesaba la conciencia” y el exministro le dijo “por favor, andá a declarar”.
Otros testimonios
También en la jornada de hoy dio su testimonio Adriana Pajes, cocinera, organizadora de eventos y amiga de Pablo Torres Lacal. Declaró que lo vio el 31 de marzo de 2016 porque organizó el evento gastronómico llamado Nerca para el que él tenía una reserva para dos personas. La cena comenzó a las 21 y él llegó a las 23 aproximadamente. El personal de seguridad del evento le consultó a la organizadora y ella no los dejó pasar. “Como eran tres y llegaron tarde, no los dejé pasar. Él insistió, porque esa es su personalidad y había pagado entradas, pero era tarde. El hecho no cambió nuestra amistad y no me pidió que le devolviera el dinero de las dos entradas”, dijo Pajes. La testigo dijo no recordar nada del presunto estado de exaltación de Torres Lacal.
Andrea Torres Lacal, la hermana mayor del acusado y médica gastroenteróloga, en tanto, aseguró: “Lo internaron en el Hospital Pacheco de modo precario durante gran parte del primer día. Fui lo más rápido que pude. Estaba muy malherido y mal atendido, no le hicieron estudios, ningún médico le hizo examen de nada, ni extracción de sangre ni radiografías”. Y agregó: “Lo trasladamos al Hospital Italiano, donde entró solo a terapia intensiva, no me dejaron acompañarlo a pesar de que yo siempre presté servicios en ese hospital”, aseguró.
Al ser consultada por la personalidad y habilidad al volante de su hermano dijo: “Pablo no provocaría acciones lesivas contra terceros ni contra sí mismo nunca. Es una persona alegre y con empuje. Maneja muy bien, es experimentado y nunca había tenido un accidente”. La médica dijo que su hermano estaba en estado de estupor, y que producto del shock no recordaba nada del hecho.
Amado Forquera, asesor técnico naval con 43 años de servicio en la Prefectura Naval Argentina, participó de la reconstrucción del siniestro en agosto pasado. Al brindar testimonio hoy dijo: “Hay reglas claras para prevenir el riesgo de abordajes. Se habla de velocidad segura de navegación que le permita al timonel -conductor- tener dominio de su embarcación y la necesidad de evaluar la visibilidad permanentemente”.
Al mostrarle fotos de las embarcaciones -o de lo que quedó de ellas-, el asesor opinó: “Por las averías, la embarcación embestida fue la que recibió el golpe por estribor, es decir, por su lateral derecho. Ese es el punto central y el más débil de una embarcación. El timonel se encuentra un poco por delante de este sector”. El testimonio estaría en sintonía con las declaraciones brindadas ayer por Lucas Sorrentini, timonel sobreviviente de la lancha Mad II.
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