Ponzi aéreo: qué se investiga, qué se sabe y qué pruebas hay contra Karyna, la presunta líder de la organización
El expediente está delegado en el fiscal Jorge Fernández; los detectives judiciales intentan determinar la “entidad del ardid” de las presuntas estafas
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“Se está investigando y todavía se reciben denuncias. Se intenta reconstruir la operatoria, determinar la entidad del ardid detrás de la presunta estafa y si es que hay otras personas involucradas en la maniobra bajo sospecha. Se tomaron medidas y se hicieron distintas diligencias”.
Así, una fuente judicial explicó a LA NACION el estado de la investigación judicial que se inició tras las denuncias por una presunta estafa que habría afectado a más de 200 personas que compraron pasajes aéreos internacionales a precios más bajos de lo que de los que se ofrecen en el mercado.
Bajo sospecha está Karina María Alvarado Ríos, conocida como Karyna entre los denunciantes. La sospechosa volvió ayer a su casa luego de pasar más de nueve días internada en el Sanatorio de La Providencia tras la ingesta de pastillas.
La investigación judicial está delegada en el fiscal Jorge Fernández. Interviene el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 57.
Una de las medidas dispuesta por la Justicia, según habían dicho a LA NACION fuentes de la defensa de Karyna, a cargo de los abogados Bernardo Miguens y Mariano Sayour, fue el secuestro del teléfono celular y otros dispositivos de Alvarado Ríos para intentar reconstruir la operatoria.
“Por el momento, el Ministerio Público Fiscal no hizo el pedido de llamado a indagatoria. Está recibiendo denuncias y reconstruyendo las situaciones bajo investigación. De lo que surge de las presentaciones de los damnificados, la sospechosa que manejó la operatoria de la venta de pasajes a precio más bajo que de los que se ofrecen en el mercado fue Alvarado Ríos. Ahora se intenta determinar si hay más personas que participaron de la maniobra. Esa cuestión estará determinada cuando el fiscal Fernández fundé el objeto procesal”, explicaron los voceros consultados.
Fuentes judiciales explicaron que la “investigación está en sus albores, pero se está trabajando mucho para determinar si hay más involucrados y más víctimas”.
Según pudo reconstruir LA NACION con base en los testimonios de los denunciantes, Karyna ofrecía pasajes aéreos a destinos europeos que se pagaban alrededor de US$1100 en clase económica y US$2500 en business.
El escándalo estalló cuando Alvarado Ríos no pudo cumplir con la entrega de los pasajes que ya había vendido y ofreció explicaciones débiles. Finalmente, dejó de responder los mensajes de los afectados.
Los damnificados por Karyna, cerca de 200, están en contacto entre sí y descubren, con el paso de las horas, más casos idénticos. Mientras algunos se desesperan porque tienen viajes programados con boletos “fantasma”, otros se encuentran varados en aeropuertos de Europa sin poder regresar a la Argentina.
Como informó LA NACION, Karyna utilizaba un audio como herramienta para captar interesados. En ese mensaje, explicaba en detalle un supuesto sistema de beneficios internos de Iberia, por el cual empleados de la aerolínea podían conseguir boletos a precios muy convenientes, a los que ella accedía para ofrecer a sus clientes.

La promesa de pasajes económicos era el imán para conseguir interesados en su “emprendimiento”. Según las denuncias, hubo personas que pagaron por los tickets valores de hasta un 50% menos de lo que lo venden las líneas aéreas o los canales oficiales.
Supuestamente, Karyna adquiría los boletos por medio de un código especial para empleados de Iberia. El nexo que tenía con la aerolínea es una de las incógnitas de la trama. La compañía se desmarcó de la operatoria, apenas estalló el escándalo.
Karyna lo contaba así en el mensaje de voz que tienen los denunciantes: “Iberia tiene el beneficio para sus empleados de darles 16 boletos al año para amigos y familiares”. Según su relato, más del 60% de los trabajadores accedían a esos pasajes en modalidad stand by, sin asiento asignado. Se estima que ella a su vez los compraba para luego revenderlos.
También mencionaba una segunda categoría de tickets, con asiento confirmado, valija de 23 kilos y equipaje de mano de 9 kilos. “Los empleados tienen que pagar más o menos entre 300 a 400 euros en impuestos... y te los venden a US$1200 cada pasaje”, afirmaba.
En esta modalidad, el comprador podía definir la fecha del vuelo con hasta 50 días de anticipación. Esos casos le permitían acceder al dinero con antelación con pagos, por lo general en efectivo, que se abonaban en su departamento de Recoleta. En otras situaciones, enviaba a una persona de su entorno a que retire los dólares. Si estas dos opciones no eran posibles, recibía transferencias a cuentas a su nombre o de allegados, como una mujer de nombre Agustina, también mencionada por los damnificados. ¿Cómo se conocieron Karyna y Agustina? Ambas llevaban a sus hijos a un tradicional colegio de Recoleta.
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