
"¡Por favor, no me mates!", el ruego de un chico
Uriel, de 11 años, logró escapar y pedir ayuda a un vecino; el acusado llegó a ponerle el arma en el pecho
1 minuto de lectura'


Marcelo Ochoa ya había escuchado los disparos cuando comenzaron a golpear con fuerza la puerta de su casa. Eran las 22.25 de anteanoche. No lo dudó y abrió: era Uriel, el hijo de su vecina, de 11 años. El chico, conmocionado, le dijo: "¡Ayudame!, ¡«El chino» mató a mi mamá!".
Ochoa tomó de los brazos a Uriel, lo llevó hasta su habitación y le convidó un vaso de jugo. Más tranquilo, el chico le contó más detalles de la masacre. Le dijo que Diego Loscalzo le había puesto la pistola en el pecho y que debió rogarle para que lo dejara con vida. "¡Papá, por favor, no me mates!", le suplicó.
Todavía no se sabe cómo es que Uriel se salvó. También se desconoce si ese momento en que Loscalzo le puso un arma en el pecho al niño fue antes o después de haberle disparado a su pareja, Romina Maguna, en el inmueble que compartían en Cañuelas 2056, en William Morris. Sí se cree que fue antes de que "El chino", en su afán de irse de la escena del crimen, asesinara también a su cuñada, Vanesa Maguna, al marido de ella, Darío Díaz, e hiriera en las piernas a Cinthia López, una amiga de la familia que cenaba con ellos.
Después de escuchar el relato del chico, Ochoa, de 42 años, no lo dudó y cruzó la calle para ir hasta la casa de los hermanos Maguna.

La escena que encontró difícilmente pueda olvidarla. "En el porche me encontré con Darío [por Díaz], que estaba herido y me decía «La mató a Romina, la mató a Romina...». Cuando entré las vi gravemente heridas a Vanesa y a Romina. Les quise tomar el pulso y en ese momento alguien me agarró del tobillo y me dijo: «Nos disparó a todos»", recordó Ochoa a LA NACION. La que lo había tomado del pie era Cinthia López, vecina y amiga de los Maguna, que también fue baleada. Está internada, pero fuera de peligro.
Lo primero que hizo Ochoa fue llamar al 911. Eran ya las 22.30 y la masacre de Hurlingham todavía no había terminado. El plan criminal de Loscalzo iba a continuar. Diez minutos después, el asesino se iba a llevar la vida de otro hermano de su pareja y de su suegra. En el mismo ataque hirió de gravedad a la cuñada de Romina, Mónica Lloret, que estaba embarazada. Mateo, el bebe que debió haber nacido ayer, murió atravesado por una bala.
"Es un desastre. Loscalzo dejó a muchas criaturas sin padres", sostuvo, emocionado, el inesperado testigo de la masacre. Si bien nunca dudo en salir corriendo hacia la casa de sus vecinos, después de unas horas cayó en la cuenta de que él también pudo haber sido una víctima más si el asesino todavía hubiese estado en el lugar.
1
2Tragedia en la ruta: manejaba hacia la costa, la mujer le dio un mate, se distrajo y volcó
3Escándalo vial: inhabilitan a la ex del Polaco por dejar que su hija de 12 años conduzca una camioneta
4Solo rindió 13 materias: la historia del falso abogado que estafó por $54 millones y lloró ante el fiscal


