“Se cayó WhatsApp. Teníamos un par de giles regalados”: los secretos de la banda de estafadores que operaba desde una cárcel
Una investigación del juez Martín Yadarola y de la Policía de la Ciudad puso al descubierto el modus operandi de una organización integrada, entre otros, por dos presos alojados en el penal de Magdalena
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El 4 de octubre pasado, la aplicación WhatsApp estuvo sin servicio durante más de siete horas. Millones de comunicaciones en todo el mundo quedaron truncas. En el penal de Magdalena, cárcel que depende del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), un preso se lamentó por la situación cuando habló por teléfono con su mujer: “Gorda, no viste que se cayó WhatsApp, Facebook, todo, me quiero matar, estábamos choreando [sic] y tuc, y no. Teníamos un par de giles regalados”.
Con eso de “giles regalados”, el preso hacía referencia a víctimas de estafas virtuales, personas a las que les robaban la línea de WhatsApp para, después, engañar a sus contactos y pedirles que les transfirieran dinero a modo de “préstamo por una urgencia que tenían que resolver”.
Así surge de una investigación del juez en lo criminal y correccional porteño Martín Yadarola y de detectives de la División Delitos Informáticos Complejos Policía de la Ciudad. La causa comenzó en junio pasado, con la denuncia de una de las víctimas de la banda, que era integrada, entre otros, por dos presos alojados en la cárcel de Magdalena.
Según estimaciones que hicieron a LA NACION fuentes policiales, los estafadores habrían amasado un botín de al menos 3.000.000 de pesos.
“Se encuentra en curso una actividad delictiva llevada a cabo de manera constante por un grupo de personas (muchas de ellas, familiares, y otras, conocidas entre sí), dedicadas a la obtención ilegítima de dinero de terceros que, siempre bajo engaño, terminan poniendo a disposición de la banda sumas en cuentas propias o controladas por sus integrantes”, sostuvo el juez Yadarola en una resolución donde ordenó una serie de allanamientos y la detención de seis sospechosos.
Según fuentes policiales, los líderes de la banda eran los dos presos alojados en la cárcel de Magdalena, quienes “tenían el apoyo externo de familiares y amigos para el retiro de dinero obtenido con las extorsiones virtuales de cajeros automáticos, por lo general de la zona norte del conurbano, fondos que luego eran llevados a los jefes de la banda en las visitas al penal”.
El dinero obtenido por medio de las estafas era transferido a billeteras virtuales y después, a cuentas bancarias, para poder hacer las extracciones de los cajeros automáticos.
Según se desprende del expediente judicial, “la planificación criminal en cuestión cuenta con una aceitada división de roles: en tanto algunos [sospechosos] se dedican a contactar a ocasionales víctimas para obtener, mediante engaño, el PIN que los habilite a acceder a su información de WhatsApp, otros, ya en poder de ese dato, generan los mensajes hacia los diferentes contactos para convencerlos de girarles dinero. Y otros integrantes se dedican a obtener las cuentas bancarias, los equipos de comunicación, las líneas telefónicas necesarias y conquistar rápidamente el rédito económico en billetes físicos para evitar ser descubiertos o ver frustrado el éxito de las maniobras”.
La semana pasada, por orden del juez Yadarola, la Policía de la Ciudad hizo una serie de allanamientos en Virreyes, partido de San Fernando.También se requisó la celda de los sospechosos alojados en la cárcel de Magdalena.
En San Fernando, según fuentes judiciales y policiales, se secuestraron elementos que podrían vincular a uno de los supuestos delincuentes con la barra brava de Tigre.
“No sabés cómo renegué anoche, gorda, no sabés, todavía estoy renegando porque estoy esperando que llegue una plata que tenía que llegar anoche y no llega y no llega, estuve renegando… tienen que llegar 25 lucas [sic] más, pero igual, viste, hasta que no llegue… Anoche la pudimos sacar a la otra, hicimos la astilla [sic] entre todos los pibes y la cuenta, y todo así, viste, al toque. Pero como a las 12 de la noche junté todo, boluda, le dije una zarpa de giladas, rescatate gil, que estamos todo el día en el teléfono, si llega atrasar la plata te vamos a cagar a tiros. Eran 50 lucas, boluda…”, le dijo uno de los presos a su pareja, en una comunicación telefónica interceptada por los investigadores.
En los próximos días, el juez Yadarola debe definir la situación procesal de los seis imputados.
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