A pocos meses de su reapertura, el puente que une Palermo y Colegiales podría ser reemplazado por uno nuevo
El Gobierno de la Ciudad lanzó una licitación para construir un paso vehicular que, a diferencia del actual, permita también la circulación de camiones
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Reinaugurado en marzo tras dos años de cierre, el Puente Ciudad de la Paz -que une los barrios de Palermo, Colegiales y Belgrano sobre las vías del ferrocarril Mitre- podría ser desmantelado y reemplazado por uno nuevo. El Gobierno de la Ciudad lanzó una licitación para construir un paso vehicular que, a diferencia del actual, permita también la circulación de camiones.
Desde el Gobierno porteño explicaron a este medio que el cambio de la estructura responde a que “presenta limitaciones de uso” por la restricción del paso de tránsito pesado, como los camiones que se dirigen a la cercana planta del Ceamse o los de emergencia como los de bomberos y ambulancias. En la actualidad, el viaducto permite solo la circulación en ambos sentidos de vehículos livianos de hasta 2 toneladas y de 2,10 metros de altura, motos y bicicletas.

La histórica plataforma metálica cruza por encima las vías del ferrocarril Bartolomé Mitre. Fue construido en 1919 por la Compañía de Tranvías Lacroze y su función original era el paso de los tranvías, pero cuando dejaron de usarse como medio de transporte público en la década del 60, fue readaptado y asfaltado para la circulación vehicular. Así, se convirtió en un camino alternativo para pasar entre Palermo, Belgrano y Colegiales hacia la avenida Cabildo.
Consta de acero remachado al estilo inglés que se extiende por 52 metros y se eleva, logrando la altura necesaria para cruzar la traza ferroviaria. Cuenta con una pasarela peatonal lateral, que en sus orígenes era de madera y posteriormente se reemplazó por losas de hormigón armado. Su trama metálica delgada dialoga con la escala de un barrio residencial.

Pese a que sigue en etapa de análisis, la obra no tiene buena recepción entre los vecinos de la zona, quienes iniciaron una campaña en redes y se reunieron ayer para pedir a la administración porteña que no avance con la sustitución, sino que respete el puente y lo restaure. “Es una iniciativa innecesaria e inadmisible por varios motivos”, argumentaron en contacto con LA NACION.
Riesgo estructural
En 2023, la ciudad de Buenos Aires cerró el paso por riesgo estructural. Por entonces, un informe oficial advirtió que el viaducto registraba “un estado de falla por corrosión generalizada”, por lo cual se realizaron trabajos de rescate que incluyeron refuerzos metálicos, mejora en las juntas de dilatación y reacondicionamiento de la calzada.

La clausura por la obra de reacondicionamiento tenía un plazo de un año, pero se extendió por el doble. Las demoras respondieron al cambio de gestión de Gobierno. En marzo de este año, la actual administración volvió a habilitarlo para autos, motos y peatones, pero no para camiones. Ya por entonces, se informó que existía una segunda etapa que incluiría un reemplazo “con mejores prestaciones y condiciones de transitabilidad”.
Por ello, a inicios de junio, la empresa estatal Autopistas Urbanas SA (AUSA) inició un proceso de licitación pública nacional, que vence el 31 de julio para la presentación de ofertas, para la “provisión, construcción y montaje” del nuevo puente Ciudad de la Paz y la puesta en valor de su entorno urbano circundante. Sin embargo, desde el Ministerio de Infraestructura y Movilidad porteño admitieron que evalúan alternativas que no impliquen la remoción y que apunten a “mejorar el entorno, respetar la identidad y no afectar al patrimonio”.
Intervención integral
De avanzar, el proyecto, a cargo de Autopistas Urbanas S.A. (AUSA), contempla una intervención integral que incluye la remoción del puente actual y el montaje de uno nuevo. Tendrá dos carriles para tránsito vehicular, pasarelas peatonales accesibles con rampas y escaleras, y permitirá el paso de camiones, algo actualmente restringido.

Desde la gestión de AUSA aseguran que el diseño conservará una estética similar al puente original, con celosías metálicas laterales tipo “X”, pero con una estructura más moderna, resistente y funcional. Será más ancho, mejorará los gálibos verticales y horizontales, e incorporará barreras de seguridad vial de última generación. Además, estará acompañado de obras complementarias en el espacio público: veredas reconstruidas, nuevas áreas verdes, paisajismo, mobiliario urbano, cámaras de seguridad y mejor iluminación.
Además, el acceso peatonal se rediseñará con rampas independientes del puente, áreas de descanso con vegetación y veredas niveladas. Las calles Ciudad de la Paz y Concepción Arenal serán readecuadas como “calles compartidas”, con adoquines a nivel de vereda para facilitar la circulación peatonal, según prometieron las autoridades.
Pieza histórica y patrimonial
El anuncio generó oposición entre vecinos que no avalan la habilitación del tránsito pesado en una zona residencial, pero también ante la preocupación por la pérdida de una pieza histórica y patrimonial. Según aseguraron, el viaducto fue declarado con valor histórico-testimonial y con protección ambiental en 2016.
La arquitecta Natalia Kerbabian, quien fue una de las impulsoras de la campaña por la permanencia del puente, cuestionó que el Gobierno porteño haya avanzado con una “decisión de fondo que será irreversible”. “No vemos una necesidad imperiosa y ojalá que no suceda porque tiene protección patrimonial”, recalcó.

La experta, que vivió durante años en la zona y está al frente de la cuenta @IlustroParaNoOlivdar, pidió por la apertura de un diálogo entre el Gobierno de la Ciudad con la ciudadanía al señalar que “lo que sucede en la Ciudad tiene que ver con una proyección de quienes habitamos en ella”.
Paula Gómez Ortega, vecina de la zona, consideró, en diálogo con LA NACION, que “es una obra faraónica, completamente innecesaria e inadmisible por varios motivos”. Entre ellos mencionó que “es inconcebible que se esté pensando en un puente nuevo para tránsito pesado, en la calle Ciudad de la Paz, calle barrial sin escala para que circulen vehículos de porte”.
En una recorrida de este diario por la zona, en tanto, algunos vecinos expresaron su apoyo a la obra, pero efectuaron quejas respecto del estado actual de los accesos para personas con problemas de movilidad. Es que el cruce a pie se vuelve dificultoso por los escalones deteriorados y no es apto para atravesar para personas en silla de rueda.
Otro de los reclamos apuntó al entorno de la vieja estructura, más precisamente en los terrenos ferroviarios —a cargo del Gobierno nacional— que están llenos de basura y presentan falta de mantenimiento.
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