Arreglos, mucha precaución y curiosos en la estación
Un banderillero tocaba con fuerza el silbato cada vez que pasaba un tren. Un grupo de policías federales, que mantenía la calle cortada, ahuyentaba a los curiosos para que "circularan" si es que no cruzaban el paso a nivel de Artigas, que ayer estuvo dominado por la precaución y el respeto a las normas. Todo estaba limpio, no parecía que allí había ocurrido, 24 horas antes, la tragedia en el que perdieron la vida 11 personas.
Ya no están los restos del colectivo 92, que fue arrollado por un convoy de pasajeros del ferrocarril Sarmiento, que luego descarriló y embistió de frente a otra formación que llegada a la estación de Flores. Operarios de Trenes de Buenos Aires trabajaban ayer en la reparación de los daños en el andén sur, en donde el colectivo quedó aprisionado tras ser embestido por uno de los convoyes.
Allí, una voz femenina anunciaba por los parlantes que las formaciones no se detendrían en Flores. Al oír los pasajeros la noticia, caminaban hacia las estaciones Floresta o Caballito. A la barrera, que en el momento del choque estaba rota, se le agregó ayer la parte que le había arrancado un camión recolector de basura momentos antes del accidente.
La mayoría de los vecinos desconfiaba de la prudencia que reinaba ayer en el paso a nivel. "En cuatro días esto no existe: es la primera vez que escucho este parlante. A la madrugada, cuando el guarda no está, los repartidores o distribuidores levantan la barrera y ponen un palo. Estamos en la Argentina, ¿qué hace la empresa de trenes con los millones que le da el Estado en subsidios?", se preguntó un vecino que sólo se identificó como Marcelo. "Acá hay gente inconsciente; tiene que haber educación vial", puntualizó.
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Pese al accidente ocurrido anteayer, las formaciones que ayer al mediodía transitaban hacia la estación de Once iban repletas, no así los colectivos de la línea 92, en los que se advertían pocos pasajeros.
A la altura de la calle Caracas, a 200 metros del lugar del accidente, se observaba que operarios de TBA arreglaban las vías. "Estas tareas no tienen nada que ver con el accidente, ya estaban pautadas de antemano", se adelantó a explicar un trabajador de la empresa a LA NACION.
"Lamentablemente era de esperar este accidente", sentenció Carlos Demarco, presidente de la Comisión de Vecinos del Barrio de Flores, mientras terminaba su café en un bar en la esquina de Yerbal y Artigas.
"Hace años que pedimos el sote- rramiento del Sarmiento. Hacer un «sapito» es perjudicar a los comercios situados cerca de las vías. Y, además, no se puede hacer cualquier obra en un barrio histórico como Flores", destacó Demarco, de 77 años, con más de 50 años en el barrio.
Pasado el mediodía, un grupo de vecinos comían en la pizzería Morris, en Artigas y el pasaje Hugo del Carril, muy cerca del lugar del accidente. Entre ellos estaba Raúl Iturralde, quien dijo a LA NACION: "La concesionaria tiene que poner más plata para mejorar todas las barreras. Tienen que contratar gente capaz; un guarda que preste atención, no que esté mandado mensajitos de texto mientras pasa el tren, porque estos accidentes van a seguir ocurriendo".
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