Barbijos en las escuelas: qué posición tiene la Ciudad de Buenos Aires sobre eliminar su uso
En una mesa chica integrada por Rodríguez Larreta y sus principales ministros se discute el tema desde hace meses; Mendoza dio el primer paso
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Mendoza fue la primera de las provincias en decretar el fin de la era de los barbijos en las escuelas. Desde el lunes ya no será obligatorio en los establecimientos educativos y el uso será optativo según la disposición de la Dirección General de Escuelas (DGE). Mendoza sentó el precedente de una situación que podría comenzar a repetirse en otras jurisdicciones cuando la pandemia en la Argentina está en retroceso con variables a la baja desde hace semanas.
La discusión en la ciudad de Buenos Aires ocurre en los más altos mandos de Gobierno, en una mesa chica donde se decide gran parte del rumbo de la administración porteña. El tema está abierto desde antes de comenzar el ciclo lectivo 2022 y hay diversas posturas; entre los funcionarios que participan de esa mesa no hay consenso, por lo tanto, aún no se tomó una decisión. Pero las charlas siguen abiertas.
Horacio Rodríguez Larreta, su jefe de Gabinete, Felipe Miguel, los ministros de Salud, Fernán Quirós, y de Educación, Soledad Acuña, el secretario general y Relaciones Internacionales, Fernando Straface y algunos otros miembros del círculo de confianza del jefe de Gobierno analizan semana a semana las variables sanitarias para determinar cuándo puede ser el momento de decretar el fin del barbijo en las escuelas.
En noviembre pasado el uso de barbijos dentro del aula dejó de ser obligatorio en la ciudad para los alumnos de Nivel Inicial (hasta sala de 5 años) y los estudiantes de primer ciclo de primaria (primero, segundo y tercer grado); a partir de 4° grado su uso es obligatorio dentro del aula. Un mes antes el Ministerio de Educación porteño había suspendido la obligatoriedad del uso del tapaboca en los recreos y en las actividades al aire libre para toda la comunidad educativa. En los espacios cerrados, como aulas y otros ámbitos, los docentes y personal no docente deben seguir usando el barbijo.
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A pesar de haber comenzado el ciclo lectivo con estas pautas, la cartera educativa es la que más impulsa el fin del barbijo en las escuelas, según pudo saber LA NACION de fuentes oficiales. Con evidencia basada en publicaciones internacionales o casos relacionados en otros países el Ministerio de Educación es el que intenta convencer a Rodríguez Larreta de cambiar las medidas y, al menos, dar la opción a las familias de que los menores usen o no el tapabocas dentro de las aulas.
“La Ministra lo empuja mucho”, se escucha decir. La resistencia aparece en varios frentes, uno de ellos, en la cartera de Salud y en otras áreas. La división de opiniones en un tema sensible y, a la vez, simbólico de la pandemia hace dudar a Rodríguez Larreta que, por el momento, elige mantener la cautela y continuar como hasta aquí.
Contexto favorable
Los indicadores de la pandemia parecen generar un contexto propicio para sostener una medida como la que adoptó Mendoza. El país registra un descenso pronunciado de casos de varias semanas consecutivas y con respecto al pico máximo de la pandemia, durante la segunda semana de enero con más de 800.000 infectados, la baja en la última semana (semana epidemiológica 9) alcanzó el 98%.
La tendencia también se refleja en la cantidad de personas internadas en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) y fallecidas a causa de la enfermedad. Mientras la cifra de personas internadas en terapia con Covid-19 ronda el 10%, la mortalidad bajó más del 50% en relación con las dos semanas anteriores. Además la positividad se encuentra en niveles bajos, con un promedio del 5% a nivel país y del 4% en la ciudad (en la provincia de Buenos Aires es del 6%). En el pico de la pandemia en enero la positividad diaria era de entre el 70% y 80% en todo el país.}
En Mendoza la disposición llega en un escenario similar, con una baja sostenida de los contagios de Covid-19 y una tasa de positividad por debajo del 3% (en el último reporte se observó una tasa del 1,7%, lo que motivó a las autoridades a liberar el uso de los barbijos). Cuando comenzaron las clases el 21 de febrero los alumnos del nivel inicial y hasta tercer grado de la primaria no tenían la obligación de usar el tapaboca. Hace pocos días se había decidido extender la medida hasta los alumnos de séptimo grado, pero no contemplaba a los docentes.
El tema también está instalado en la provincia de Buenos Aires. El ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, dijo ayer en declaraciones radiales que de no aumentar los casos en abril los alumnos podrían dejar de usar barbijos en las aulas, aunque hoy criticó a Mendoza y a la ciudad de Buenos Aires por ir a distinto ritmo de lo consensuado en el Consejo Federal de Salud (Cofesa) y del Consejo Educativo.
La evolución de los casos de coronavirus y, quizá, la presión social de una comunidad que empieza a sentir el hartazgo del uso del barbijo podrían generar novedades al respecto en la ciudad. El debate se encuentra abierto y Mendoza ya dio el primer paso.
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