
Cada vez más ejecutivos meditan y practican yoga
Por la salud: la tendencia crece entre empresarios y profesionales, agobiados por las presiones laborales y el ritmo de trabajo.
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Carlos Salas, de 53 años, dirige una compañía asociada a una red internacional de consultoras de mercado. Arrastra una larga trayectoria empresarial, que comenzó a recorrer con éxito a los 18, mientras estudiaba para ser contador. Pero, cuando rondaba los 40, un estado de insatisfacción con la vida artificial de la ciudad lo acercó a la naturaleza y lo llevó hasta los caminos del yoga y la meditación.
Desde entonces, intercala asiduos paréntesis de actividades armónicas de relajación física y mental en el acelerado ritmo de los negocios. Y disfruta al fin de una existencia integral, según relató a La Nación . Salas hizo méritos para ser calificado de pionero.
Ahora, en los planteles de casi todas las firmas comerciales y en la mayoría de los ámbitos académicos, hay ejecutivos y profesionales que dedican varias horas semanales a ejercicios de introspección y al contacto con el medio ambiente para aliviar el peso del stress generado en las agitadas jornadas laborales.
"El 90 por ciento de los alumnos que toman clases nocturnas son profesionales o empresarios, personas sometidas a fuertes presiones en sus trabajos. Además, en los últimos tiempos, empezamos a dictar cursos específicos para miembros de niveles gerenciales: el 50 por ciento de los alumnos son hombres y la edad promedio ronda los 45 años", confió David Lifar, de la Fundación Indra Devi.
Economistas, abogados, agentes de bolsa y contadores recurren cada vez más a las técnicas de respiración y meditación del yoga para disolver los focos de tensión alojados en el cuerpo y disminuir la continua emisión de pensamientos impulsada desde sus empleos.
En definitiva, sintetizó Lifar, "se trata de preservar la salud frente a las exigentes demandas laborales, de ser efectivos en los puestos, sin involucrarse hasta el desgaste físico y psíquico". Y ciertas disciplinas, alejadas de las terapias tradicionales, brindan ayuda a un público en aumento.
Técnicas para mejorar
Por eso, Salas inauguró hace un año en Capilla del Señor Torre Blanca : un centro de "desarrollo humano en armonía con la naturaleza", donde propone actividades que sirven como estímulo para mejorar la calidad de vida en un ambiente natural de bosques. No faltan, claro, el yoga, la meditación y las técnicas de respiración consciente y bioenergéticas.
Decidió compartir allí el balance positivo de su experiencia, que incluyó visitas a Córdoba, al maestro Osho en la India y a una comunidad escocesa de desarrollo humano.
Confesó a La Nación , aunque se negó a dar nombres, que por el centro de ecología pasaron ejecutivos de industrias alimentarias y de medios de comunicación, dueños de restaurantes, ingenieros, médicos y psicólogos.
"El hombre debe aprender a integrar su cuerpo, su mente y su alma. Creo que la gente va tomando conciencia de que hace esto o revienta por las presiones diarias", explicó Salas, un entendido en compatibilizar trabajo con momentos de relajación.
Sin abandonar su puesto en Research International, la compañía de investigación de mercado, coordina el funcionamiento de Torre Blanca y pondrá en marcha en Buenos Aires programas de reducción del stress, individuales o para compañías. Esta oferta sigue la tendencia existente en el ámbito comercial de mejorar la eficiencia mediante la adquisición de conductas sanas y un conocimiento de uno mismo, que redundan en la calidad de la producción total de una firma (ver recuadro).
Similares son las propuestas de la Fundación Indra Devi: "Se ayuda al futuro profesional al aflojar las tensiones corporales y aquietar la mente. Con el yoga, se transmuta la energía negativa que genera el stress", concluyó Lifar.
Consultada sobre el auge de estas terapias para solucionar conflictos surgidos en el ámbito laboral, la titular de las cátedras de grado y posgrado de Psicología del Trabajo en la UBA, Graciela Filippi, tuvo una visión positiva.
"Todo suma. Uno se desconecta por dos horas durante la clase de yoga. Como terapia, al menos previene los síntomas físicos del stress", señaló a La Nación , luego de confesar que ella también practica esta disciplina oriental, en un curso donde todos son profesionales o empresarios. Así mejoran su calidad de vida y, como dijo Filippi, "evitan el accidente cardiovascular, lo que no es poco".
Incentivar al personal con premios
Si bien no reniega de abordar los problemas de manera diferente, en realidad la licenciada Graciela Filippi dirige una consultora de innovación en recursos humanos, junto con Ricardo Bartoletti, sociólogo y psicólogo especializado en análisis organizacional.
"En algunos talleres, orientamos el desarrollo de habilidades gerenciales. Hemos trabajado con gerentes de firmas alimentarias, proveedoras de servicios y administradoras de fondos de jubilación. Aquí se fomenta la autoevaluación, pues el ejecutivo debe conocerse a sí mismo para determinar cuáles herramientas son más apropiadas a su personalidad para resolver conflictos con facilidad", comentó Bartoletti.
Entonces, apuntó Filippi, estos cursos -en franca multiplicación actualmente- ayudan por igual a disminuir el stress, en tanto favorecen el desempeño de las tareas y la satisfacción personal. "El stress individual impacta tanto sobre la productividad que todas las empresas deberían hacer un análisis pormenorizado de las motivaciones que brindan a su plantel", enfatizó.
Si las motivaciones (retribución económica, clima laboral, proyección de progreso, por ejemplo) no son las adecuadas, hay un desgaste que impide al individuo adaptarse y resolver las situaciones que se le presentan. "El enfermo es el proceso, la tarea o la organización. Pero el sujeto es quien padece los síntomas. Se siente sobreexigido sin criterio y gasta su energía sin finalidad, sin sentido", concluyó Filippi.
Así las cosas, mientras esperan el mea culpa de sus superiores en las compañías donde pasan jornadas interminables, muchos profesionales y ejecutivos ya optaron por el ejercicio de rutinas de relajación. Como Carlos Salas, empresario y ahora meditador, que logró integrar la revalorización de la naturaleza y la pertenencia al sistema económico de consumo al mejor estilo dialéctico hegeliano.
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