Cayó una banda cuyo jefe vivía en un country

Tenía 35 años y para el común de la gente era uno más de los vecinos del barrio privado Las Bermudas, de Del Viso. Tenía, eso sí, un buen pasar económico, y el Audi cero kilómetros estacionado en la puerta de su casa así parecía demostrarlo. Hasta que ayer a la mañana la Gendarmería Nacional irrumpió en el country y lo detuvo. Lo acusan de ser el jefe de una banda de piratas del asfalto, integrada también por un alto oficial de la fuerza, que también fue arrestado.

En total, fueron 13 los detenidos, tanto en el conurbano, como en la ciudad correntina de Paso de los Libres. Allí, la banda tenía contactos en los pasos fronterizos para detectar los camiones que ingresaban al país y asaltarlos.

Entre los sospechosos que están siendo buscados por las autoridades se encuentra el hijo de un diplomático, ya retirado, experto en temas de Medio Oriente.

La Unidad Especial de Inteligencia Criminal Buenos Aires y la Unidad Especial de Procedimientos Judiciales de la fuerza, con intervención del juzgado federal de Lomas de Zamora a cargo de Alberto Santamarina, logró así poner al descubierto toda la red integrada por los que robaban los camiones, los que reducían la mercadería, los que facilitaban los galpones para aguardarla y los que se llevaban las ganancias del negocio.

La banda, investigada durante cuatro meses, operaba principalmente con los camiones que ingresaban al país desde Uruguayana en Brasil. Un contacto en la frontera, donde fue detenido un alto oficial de la Gendarmería Nacional, les permitía a los delincuentes saber de antemano el contenido de la carga de cada camión, pues accedían al manifiesto internacional de cargas.

Así, por ejemplo, descubrían la llegada de un cargamento de neumáticos o de algún producto muy caro, como el alimento utilizado para engordar equinos y vacunos secuestrado en la causa, que provenía de Brasil.

Los camiones, que ingresaban en tránsito hacia Buenos Aires, nunca llegaban al depósito fiscal, porque la banda "volteaba" el camión cuando circulaba por Zárate.

La organización alquilaba por dos o tres horas depósitos en la zona de San Nicolás, Zárate, Pilar o Campana adonde llevaba el cargamento. Allí vaciaban el camión y transferían la carga a otros transportes.

En general, los robos se hacían a pedido, por lo que los delincuentes se podían deshacer rápidamente de los elementos robados.

La organización también se dedicaba a robar camiones que salían desde Buenos Aires hacia el interior, con la misma modalidad.

La banda no tenía preferencias por las cargas. Todo le venía bien, desde pinturas, pinceles, hasta indumentaria y neumáticos.

El negocio era redondo para los empresarios del delito, pues el pirata puede ofrecer la mercadería al 40 por ciento del valor de plaza y todo le representa beneficios, dijeron a LA NACION fuentes allegadas a la causa.

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