
Chascomús y Monte guardan la esperanza de salir a flote
El gobierno provincial comienza hoy a construir allí obras de defensa ribereña
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A BORDO DE UN HELICOPTERO DEL GOBIERNO BONAERENSE.- Desde el aire, el centro turístico de Chascomús se ve como una isla en medio de un océano. El parque central está completamente inundado. A 30 metros de una escuela primaria el agua avanza.
"Si sopla el viento pampero esto puede convertirse en un desastre." Las palabras retumban dentro del helicóptero, en el que el ministro de Obras y Servicios Públicos bonaerense, Julián Domínguez, recorre las zonas inundadas.
Hoy, el gobierno de la provincia de Buenos Aires comenzará a construir contra reloj dos obras para impedir el paso del agua en dos ciudades que distan entre sí unos 100 kilómetros: Chascomús y Monte.
Ambas soportaron severas inundaciones el año último y ahora vuelven a vivir al límite debido a la crecida de las lagunas alimentadas por el río Salado.
Las obras deberían haber comenzado dos meses atrás, en febrero. El retraso obedece a que la Nación no envió antes los recursos correspondientes al Fondo Hídrico, según explicó Domínguez.
Terraplenes y bombas
Lo cierto es que en Chascomús el casco urbano está amenazado de quedar anegado. Hay terraplenes a lo largo de tres kilómetros en las zonas ribereñas y más de 20 bombas que succionan el agua que se filtra hacia la ciudad.
La cota de 6,90 metros -que en tiempos de seca tuvo la laguna- llega ahora a 8,90, dos metros por encima del nivel normal.
El líquido, ennegrecido por la tierra de la orilla, avanza hasta 300 metros en zonas de la ribera, sobre las calles de asfalto.
Los barrios Concordia, Escribano, San José, Las Lilas, Hueco, Costanera y Muñiz resultan defendidos por montañas de tierra que anteayer, al soplar el viento pampero, se agrietaron.
En esos barrios viven 8000 personas. "El mayor riesgo es que se rompan las defensas", dice el intendente de Chascomús, Juan Gobbi. "Si hay viento y llueve, esto puede ser un desastre", reitera Domínguez.
Para aliviar la situación, el gobierno provincial comenzará a construir hoy allí un canal de aislamiento para evitar que bajen aguas del río Salado. Como se dijo, la obra debía haber comenzado antes, con una inversión de 4 millones de pesos.
Ahora, ante la urgencia, se hará una obra de emergencia, por un monto de 1,5 millón, y estará terminada en 90 días.
La situación es complicada: en sólo cuatro meses la marca de lluvia alcanzó los 800 milímetros y ya casi alcanza la media anual de 1000. Hay otros 1400 milímetros acumulados desde la inundación de 2001.
En Monte, el pueblo también sobrevive al límite de su capacidad de soportar agua. "Si llueve 30 centímetros más estaremos inundados", afirma Armando Celli, secretario de Obras Públicas. El canal de desagote, que se hará contra reloj, recorrerá 34 kilómetros desde la laguna Maipo hasta el arroyo del Siasgo.
El centro neurálgico de la ciudad está a sólo tres cuadras de la laguna de Monte. Allí, el pluviómetro ya marcó 700 milímetros sobre una media anual de 1000 mm. "Si caen 200 mm más antes de que el canal comience a desagotar vamos a estar con el agua hasta las rodillas", afirma el funcionario.
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