Cómo es Ven-Arg, el kiosco que se transformó en la meca de los venezolanos que viven en Buenos Aires
1 minuto de lectura'
A primera vista puede parecer un kiosco más de los cientos que hay en Buenos Aires. Pero no. Apenas se traspasa la puerta, en el local se escucha y se huele como si se estuviera en Caracas. Con su oferta de harina pan para arepas, gaseosas, golosinas, y comida rápida abundante venezolanas y hasta música del Caribe.
Tres jóvenes venezolanos llegados al país hace un poco más de un año son los dueños de Ven-Arg. Dos amigos de la infancia, Yancelika Henríquez y José Pacheco, abogados en su país, a los que luego se les unió Toni Rahal, que trajo toda su experiencia como comerciante desde Caracas. "Nos fuimos de Venezuela por una cuestión de necesidad –argumenta la mujer del grupo-. No es que sólo falte trabajo, lo que no hay es papel higiénico, desodorante y otros elementos básicos como la comida".

Soñar con Argentina
El camino de los dueños de Ven-Arg hasta el sur del continente no fue fácil. "Las opciones eran Chile y Argentina", recuerda Pacheco. Se decidieron de una manera muy particular. Yancelika lo cuenta y se emociona. "Me acosté y le pedí a Dios que me transmita que país elegir. Después soñé que tenía un papel en la mano doblado y se acercó mi papá –relata la joven-. Entonces lo abro y tenía escrito Argentina y mi papá me dice ‘es un muy buen destino’. Al otro día corrimos a sacar el pasaje".
Llegaron a la Argentina el 4 de abril del año pasado y enseguida buscaron trabajo. Yancelika en una tienda en Once y José como volantero, hasta que entró como empleado en una cadena de kioscos. Allí iba a conocer todos los secretos del rubro para abrir su local propio en poco tiempo. "Nos sentíamos muy explotados. En el comercio en el que trabajaba no me daban ni tiempo para comer –explica la venezolana-. Ahí arrancó la idea de tener algo nuestro. Que si hacíamos esfuerzo, sea para nuestro beneficio".

Pacheco cuenta que sabía que el vuelo a Buenos Aires era sólo un viaje de ida, sin vuelta atrás. "Al poco de llegar me entero que murió una tía en Caracas, pero no podía volver –relata el joven abogado-. Conozco casos de venezolanos que volvieron a Caracas y les quitaron el pasaporte o los acusaron de traición a la patria".
Abierto las 24 horas
Para encontrar el lugar en el que hoy está el kiosco Ven-Arg, en las esquina de Lavalle y Ayacucho, en Once, los dos abogados caminaron desde el Obelisco hasta Belgrano en zigzag en busca del mejor local. Toni, todavía en Caracas, les había dado las indicaciones. "Tiene que ser una esquina, muy transitada a toda hora y cerca de alguna universidad", recuerda.
Una vez que lo encontraron, Toni viajó y se pusieron manos a la obra. "Nos convertimos en pintores y albañiles -cuenta Yancelika-. El local estaba muy deteriorado y tuvimos que trabajar mucho para dejarlo en buenas condiciones".

Por ahora, en el negocio trabajan los tres socios más otra venezolana a la que emplearon "Muchas veces cumplimos jornadas de más de 12 horas y en algunos casos hemos llegado a estar un día entero en el kiosco –cuenta la joven-. Pero estamos felices, porque estamos cumpliendo nuestro sueño. Veo el beneficio en el sacrificio".
Eso no es todo, ya que los jóvenes ayudan a sus padres que se quedaron en Venezuela. "Le mandamos unos mil pesos semanales –explica José-. Con ese dinero pueden comprar alimentos para una semana".
Un pedazo de Venezuela en Buenos Aires
Ven-Arg tiene la estética de todos los kioscos porteños, pero se diferencia en sus productos. La estrella del local es la harina pan (harina de maíz) con la que se hacen las arepas. "Es muy buscada por venezolanos y colombianos que comen estos sanguches de desayuno, almuerzo y cena", cuenta Toni. Se vende a 135 pesos el paquete de un kilo libre de gluten.
Mientras los dueños de Ven-Arg hacen la nota con LA NACIÓN, entra una mujer y agarra un paquete amarillo. Lo mira con nostalgia, se aferra como si pudiera recordar sus días en Caracas. Es Carmela, de 52 años, que trabaja limpiando oficinas en Once. "Todos los meses me guardo unos pesitos para poder tener para mis arepitas", dice.

En el kiosco además se ofrecen superpanchos o lo que Toni llama "perros calientes". Y no son solo un pan con salchicha. Llevan ensalada de zanahoria y cebolla, papas pay, queso rayado y salsa de ajo a 80 pesos. Otra opción suculenta es el sándwich "Pepito": contiene carne, pollo y chorizo en trozos, ensalada, queso rallado y aderezos. Cuesta 220 pesos y puede compartirse. "La idea es que no tengan miedo de ensuciarse en el momento de comerlo al estilo venezolano", explica la joven.

Para acompañar tienen gaseosas como la Malta o la Frescolita, que en Venezuela, dice José, "se toman más que la Coca Cola". Y de postre, hay para elegir golosinas traídas desde el Caribe y la torta tres leches que, según Yancelika "hace emocionar a nuestros compatriotas".
Venezolanos en Argentina
En los últimos dos años y medio se radicaron en Argentina unos 530 mil venezolanos, según datos de la Dirección General de Migraciones. De esa cifra, un 83% se instaló en Buenos Aires. El sitio The Economist estimó que ya se fueron de Venezuela unos 4 millones de personas de una población de 30 millones. En este caso, sin la categoría de refugiados porque no hay un conflicto bélico detrás, como en Siria. "Los {últimos tiempos ya no había transporte de noche, ni dinero en efectivo –cuenta José-. Y lo peor es que cada compatriota nuevo que llega nos dice que cada vez la situación está peor".
"Esta ciudad es chévere. Nos recibió muy bien, no sentimos discriminación. Algunas personas cuando se enteran que somos venezolanos nos dan fuerza por lo que está sucediendo en nuestro país", sostiene Yancelika.
- 1
Se levantó el paro de controladores aéreos; Agustín Canapino ganó el Olimpia de Oro
2Luna Park: la Cámara porteña confirmó la medida que prohíbe al gobierno de la ciudad avanzar con las obras de demolición
3Playas: dónde se puede pescar en la Costa Atlántica argentina
4Baja natalidad: el país que encabeza el podio y dónde se ubica la Argentina dentro de la región





