Coronavirus. Recursos en cuarentena: un DJ virtual que hizo bailar a miles, clases en videoconferencia y un casamiento con testigos por cámara
La necesidad agudiza el ingenio, dice el refrán. Ahora podría agregársele una segunda parte: "Y la tecnología colabora". En tiempos de cuarentena obligatoria y aislamiento preventivo en los que hay que encerrarse para enfrentar la pandemia del coronavirus, surgen nuevas formas de encontrarse y sociabilizar. Aprovechando las posibilidades que brindan Internet, las apps y las redes, grandes y chicos se juntan a la distancia para celebrar una ocasión especial, divertirse, hacer actividad física o simplemente compartir un momento.
En la casa de Pilar donde Florencia Brea y Micky Murray viven junto a sus cinco hijos, la música siempre está presente. Y con la llegada de la cuarentena, se les ocurrió armar una fiesta por Instagram. ¿Cómo? El viernes a las 19, Murray, un abogado y DJ de 47 años, armó su consola en el living y durante una hora trasmitió en vivo desde @micky.murray.dj mientras bailaba con su familia. "Nos presentamos e invitamos a que cada uno armara su fiesta a su manera, que nosotros poníamos la música. La idea era que fuera familiar", explica.
La propuesta se viralizó y tuvo más de 4000 reproducciones. En sus casas, las personas se conectaron y se movieron al ritmo del DJ. Como Rodrigo Fernández Madero, que instaló un parlante en el balcón de su departamento de Recoleta y bailó con su esposa y sus tres hijas. "Fue muy divertido y se empezó a prender la gente de otros edificios –revive este consultor en comunicación de 50 años–. Cuando se terminó la música, nos quedamos bailando".
Brea y Murray no se imaginaban que iba a tener semejante respuesta. "Fue impresionante, nos mandaron videos, nos escribieron desde Estados Unidos, Chile, Marruecos –dice Brea–. Las redes son una herramienta superpoderosa si se usan bien. Te conectan".En el mundo, también se hicieron otras actividades musicales como cantar en los balcones y tocar instrumentos.
A la movida del encuentro virtual ya se sumaron varios músicos, como Fito Páez, que el viernes dio un recital desde su casa seguido por más de 100.000 personas. Pero sobre todo, muchos ciudadanos de a pie, que encontraron en el mundo virtual el espacio para celebrar algún evento impostergable.
Ese fue el caso de Florencia Palma y Juan Manual Escandón, que se viralizó en las redes. Se trata de una joven pareja porteña cuyo casamiento iba a celebrarse el viernes y fue cancelado por la pandemia. Sin embargo, se casaron igual: desde su casa, con traje, anillos y brindis incluido. Sus invitados estaban presentes, claro, por videoconferencia.
Internet sirve para divertirse, escuchar un concierto o celebrar una ocasión especial y para sostener el contacto cotidiano con pares. Nacho tiene 10 años y acababa de empezar cuarto grado en un colegio de la Capital cuando las clases fueron suspendidas. Entonces su padre, Sebastián Verrastro, tuvo la idea de armar reuniones virtuales con los compañeros de curso, para que los chicos puedan charlar y jugar juntos. Así recurrió a Zoom, la plataforma virtual que él usa con sus alumnos de la universidad.
A la primera reunión, que duró más de una hora, se sumaron unos diez chicos, a pesar de que fue organizada de forma espontánea. "Los chicos se quedaron supercopados, y participaron de una forma muy natural mostrando a qué estaban jugando, porque ya tienen otra facilidad para ello", relata Verrastro. Ese encuentro fue el jueves y ahora Nacho está ansioso por saber cuándo será la próxima para ver a sus amigos. "El contacto cara a cara es irreemplazable, pero esto por lo menos acerca", opina su padre.
Bailar, hablar, reír, llorar
La necesidad –y la imposibilidad– del encuentro físico con otras personas ha motivado a muchos profesionales a llevar al terreno virtual la actividad que realizan. En muchos casos, también de forma gratuita.
José Telesco es bailarín, coreógrafo y docente. Por el aislamiento obligatorio, ya no puede dar sus clases de danza en El Sum, el espacio en Tigre donde lo hacía habitualmente. Ahora, sus estudiantes siguen sus clases por videos privados, por los que pagan un abono mensual. Telesco también decidió dictar clases abiertas los domingos, que cualquier puede seguir en su Instagram @onmove.josetelesco, bajo el hashtag #BailamosIgual. La primera será hoy, a las 18, de ritmo fusión.
"Se me ocurrió hacerlo gratis porque me pareció un poco el modo de cambiar la energía en una casa", señala Telesco. La danza y la música, dice, pueden servir para levantar el ánimo en momentos difíciles. "Para mí no hay nada mejor que bailar y mover el cuerpo al ritmo de la música. Lo vamos a hacer bien casero pero le vamos a poner toda la onda", asegura.
¿Por qué bastaron solo unos días de aislamiento para que estos casos se multipliquen? "El hecho de estar separados físicamente es terrible, y entonces buscamos y anhelamos sentirnos parte de la comunidad a la que pertenecemos", responde el licenciado Miguel Espeche, psicólogo y psicoterapeuta especialista en vínculos.
Para Espeche, la búsqueda de los otros en plena pandemia "es esencial". "Estamos hablando de cómo sobrevivimos frente a algo muy duro y con tozudez y a puro corazón estamos reafirmando nuestra pertenencia a lo común", añade.
"Aunque no resolvamos el problema, estar juntos nos tonifica anímicamente porque estamos compartiendo un destino a través de ceremonias y de la conversación –explica Espeche–. Lo peor que hay es el exilio".
En este sentido, considera que a pesar del presente difícil "tenemos la oportunidad de mejorar, crecer, fijar prioridades más genuinas". Y por eso la pandemia puede ser el momento para intentarlo: "Nosotros creíamos que el totem era el shopping y, por ahí, nos damos cuenta que estamos viviendo cosas difíciles de verdad y tendremos que ser valientes y nobles para atravesar esto y salir engrandecidos".