El viernes pasado, Cliba, la empresa responsable de la recolección de 5100 contenedores de basura de las comunas 2,13 y 14 de la Ciudad inauguró un nuevo centro de control operativo, que permite monitorear, en tiempo real, el servicio de higiene urbana que tiene a su cargo por diez años desde 2014.
Pero este avance no habría sido posible si los contenedores no hubieran cambiado, desde que en 2006 se incorporaron al sistema de recolección.
La evolución de los contenedores fue marcada por las necesidades insatisfechas de los vecinos y las de las empresas prestadoras del servicio.
Para los vecinos, que tuvieron que aceptar esta nueva presencia en sus veredas, resultaba importante la accesibilidad. Caminar lo mínimo posible y acceder al interior del contenedor de manera fácil y segura para depositar sus bolsas de residuos. Los primeros contenedores sobre ruedas y tapa superior no resolvieron esta necesidad y fueron causa de cierta resistencia al cambio de hábito.
Sin embargo, estos contenedores permitieron dar el primer paso hacia la mecanización de la recolección. Los recolectores ya no tocaban las bolsas de basura ni corrían atrás del camión, como hasta entonces. Su trabajo pasaba a ser posicionar el contenedor en el lugar en que los brazos mecánicos del camión los subía y descargaba automáticamente. Pero la tasa de robo de contenedores fue muy alta y los vecinos cambiaban su ubicación y se peleaban. Al mismo tiempo, esto obligaba al conductor del camión a buscar dónde estaba el contenedor de la cuadra, si es que estaba, bajando así la eficacia del servicio.
A partir de las experiencias iniciales de 2006, cuando se inició la etapa de la mecanización, los contenedores fueron evolucionando hacia formatos que mejoraron progresivamente las necesidades de los vecinos y de la empresa. En 2014 se inició la etapa actual, con la mira puesta en la mejora del control y eficacia del servicio y al mismo tiempo conectar la recolección con otros negocios como el tratamiento y la disposición de los residuos para generación de energía y elementos reciclables.
En la operación diaria de Cliba, que cubre los barrios de Recoleta, Palermo, Belgrano, Nuñez y Colegiales, se recolectan 600 toneladas de residuos en 5100 contenedores, de los cuales el 70% son de carga bilateral, y 30% de carga lateral. Todos sensorizados y se conectan con el camión en el momento en que son izados y descargados, mediante una identificación digital que reconoce que es el contenedor correcto, con el camión correcto en la ruta correcta. Cuando esos tres parámetros coinciden, el sistema de visualización cambia el color del contenedor de rojo hacia verde.
Aunque el gobierno de la ciudad indica que el horario en que los vecinos deben sacar su basura es de domingos a viernes, de 20 a 21, Cliba hace un 30% de la recolección durante el día para atender necesidades especiales en la ciudad, como restaurantes, comercios, edificios públicos, y algunos vecinos que no cumplen con los horarios indicados.
La nueva plataforma tecnológica, desarrollada con una inversión de veinte millones de pesos, permite que la autoridad que controla al prestador del servicio del lado del gobierno de la ciudad, que es la división de Sensorización y Telemetría, acceda al sistema de visualización. Hoy, la efectividad del servicio está en el 97%, contra un 60% aproximadamente en la ultima etapa de la recolección manual.
Las informaciones del panel de control son analizados por la empresa y por la autoridad controlante, que tiene acceso en tiempo real al horario de todos los servicios; recorridos realizados por las unidades; cantidad de cuadras y contenedores operados por cada unidad; indices de efectividad por servicio, turno y dotación; tiempos de demora en la atención de solicitudes y reclamos; cantidad de solicitudes y reclamos por barrio, servicio y turno; análisis de las dotaciones para la prestación de cada servicio e indicadores de fichaje de los empleados por turno, base y cumplimiento. Asimismo, esta plataforma informática tiene interfaces con el área de mantenimiento de las unidades y equipos, con el servicio médico y con el área de recursos humanos de la empresa.
Aun el servicio de higiene urbana de la ciudad no cuenta en todos los barrios con el mismo tipo de contenedores. Según un relevamiento realizado en otras comunas, es posible ver que la tendencia es similar a la implantada por Cliba en relación a la recolección bilateral de contenedores. Sin embargo, Gabriela Ananía, gerente de relaciones institucionales y comunicaciones de Benito Roggio Ambiental, de la cual depende Cliba, aclaró a LA NACION que su empresa es la única en contar con un sistema de monitoreo y control operativo como el inaugurado la semana pasada, con una inversión de veinte millones de pesos y dos años de implementación.
Además de los contenedores, los responsables del servicio deben retirar e higienizar los cestos de recolección de basura instalados en postes de la ciudad. Una de las principales preocupaciones de los vecinos es el estado de la higiene de los cestos, que deben ser lavados una vez por semana. En el caso del área que cubre Cliba, diariamente se retiran y lavan 700 cestos. aquí te mostramos como lo hacen.
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