Descubren los restos de un antiguo “supercontinente” perdido bajo Nueva Zelanda
Zelandia es considerado el octavo continente, fue descubierto en 2017, pero ahora se hallaron pruebas que brindan novedades sobre ese territorio oculto
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Los científicos sospecharon por muchos años que, en algún lugar de la Tierra, existía un octavo continente sumergido. En 2017, un grupo de geólogos descubrió finalmente Zelandia -o Zealandia-, un vasto continente de 4,9 millones de metros cuadrados, ubicado bajo la costa de Nueva Zelanda. De hecho, este país es una de las pocas partes de Zelandia que se encuentran por sobre la superficie marina.
Considerado entonces como el continente más sumergido, más delgado, más joven y más pequeño del mundo, el territorio, conocido también por su nombre maorí Te Riu-a-Māui siguió deparando sorpresas.
Un grupo de geólogos del instituto GNS Science de Nueva Zelandia descubrió que, ubicados al este de las islas Stewart y al sur de la isla neozelandesa se encuentran restos de este supercontinente que podrían tener una antigüedad mayor a la que se creía que tenía Zelandia.
La importancia del descubrimiento de esta zona escondida del octavo continente, del cual se extrajeron algunos componentes minerales para analizar, tiene que ver con una característica que podría fundamentar su status de territorio continental.
“Estamos sentados sobre un continente”
Sucede que los continentes contienen uno o más núcleos de roca conocidos como cratones. Esto es, una porción rocosa estable en el interior de la estructura continental, que se formó en un pasado geológico muy lejano y que desde entonces no ha sufrido alteraciones orogénicas de ningún tipo.
El caso es que la mayoría de los continentes contienen ese núcleo geológico de una antigüedad de al menos 1000 millones de años. Y hasta el momento, la corteza continental más antigua hallada en Zelandia databa de hace unos 500 millones de años.
La pregunta que se hacían los científicos sobre el octavo continente era, entonces la siguiente: si se trata de un continente, ¿No debería tener su cratón?
Los restos del supercontinente que fueron analizados recientemente dan cuenta de que este sector de Zelandia tiene una antigüedad de más de 1000 millones de años. De modo que esta zona recién descubierta de roca antigua puede ser la parte que faltaba para definitivamente decir que sí se trata de un continente.
“Esto marca la casilla final, la que faltaba. Estamos sentados sobre un continente”, dijo Rose Turnbull, geóloga del GNS Science que trabajó en este estudio, al sitio de National Geographic.
Este hallazgo, cuyos detalles fueron publicados en la revista especializada Geology, también ayudará a reconstruir cómo fue que se formó Zelandia.
“Los continentes son como icebergs -dijo al medio citado el autor del estudio, Keith Klepeis, geólogo estructural de la Universidad de Vermont-. Lo que ves en la superficie no es realmente la extensión total de la bestia”.
El continente más joven
Y en efecto, cuando en 2017 se expuso la idea de que Zelandia era un continente, el director de aquel estudio, Nick Mortimer, del GNS Science se basó en la descripción de las rocas del lecho marino neozelandés. La corteza oceánica está compuesta básicamente por magnesio y hierro. En cambio, las rocas halladas bajo la superficie marina de Nueva Zelandia eran ricas en sílice, como el granito, que se encuentra comúnmente en la corteza continental.
Además, las rocas del continente sumergido abarcan un área enorme, significativamente más gruesa y elevada que la corteza oceánica más típica.
Pero a pesar de las contundentes explicaciones del geólogo, seguía siendo muy extraño un detalle: la falta de cualquier cratón.
Hasta la publicación de este último informe, se creía que la corteza más antigua de Zelandia se había formado hace 500 millones de años, cuando Te Riu-a-Māui formaba parte del borde del supercontinente Gondwana.
Pero ahora, en base a 169 muestras que los geólogos extrajeron del sur de Nueva Zelanda y las islas Stewart, de las que, mediante un complejo proceso, se obtuvieron cristales de circonio, se pudo constatar que algunas rocas tenían una antigüedad de unos 1300 millones de años.
En ese entonces, de acuerdo con los geólogos que publicaron el estudio, las masas de tierra del planeta se dirigían a una colisión que formaría el supercontinente Rodinia. El aplastamiento global que se produjo y la posterior división generó focos de magma que se convertirían en la losa de roca antigua que ahora está en las profundidades de Nueva Zelanda, el que sería un fragmento de cratón sobre el que se estructuró Zelandia.
De todas maneras, aunque el estudio parece probar que Zealandia es bastante más antigua de lo que se pensaba, al lado de los demás continentes, continúa siendo el más joven de todos. África, Europa, Asia, Australia, América del Norte, América del Sur y la Antártida tienen cratones de más de 1000 y 4000 millones de años.
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