
El ciudadano serbio apresado pide que lo extraditen a La Haya
Dijo a la Justicia que teme que lo maten
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Milan Lukic reconoció ayer ante la justicia argentina ser el ciudadano serbio acusado de haber cometido al menos 134 asesinatos y otros delitos de lesa humanidad durante la guerra de Bosnia y reclamó ser extraditado lo antes posible ante el Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia, con sede en La Haya. El acusado negó ser responsable del genocidio que se le imputa y dijo que teme por su vida.
Lukic, detenido anteayer en Recoleta cuando se encontró con su esposa y su hija de cuatro años, compareció ante el juez federal Jorge Urso.
Allí admitió ser la persona buscada y reconoció tener un pasaporte falso que obtuvo para salir de Yugoslavia, porque dijo que temía ser asesinado.
Ahora, el Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia de las Naciones Unidas tiene un plazo máximo de 30 días para enviar los antecedentes de los delitos que se le imputan para que así la Argentina pueda extraditar al acusado.
Lukic, que declaró con la ayuda de un traductor, aseguró que únicamente acepta ser entregado al tribunal internacional y no a la Corte de Belgrado que lo condenó a una pena de 20 años de prisión en ausencia, por el crimen de seis bosnios musulmanes.
En La Haya se lo acusa de integrar un grupo paramilitar que, en dos oportunidades, encerró en casas a grupos de civiles, mujeres y niños; los prendió fuego y les disparó con armas automáticas.
El serbio, licenciado en turismo, reconoció ante el juez y el fiscal Carlos Stornelli que consiguió por medio de un antiguo compañero de estudios un pasaporte a nombre de Goran Djukanovic, con su foto, con el cual ingresó en Brasil.
Estuvo allí hasta que dijo que se enteró de que querían asesinarlo, así que emigró a la Argentina, donde pensaba entregarse el 23 de agosto, afirmó.
Dijo que ya había querido entregarse en mayo de 2004 en La Haya, pero que no lo hizo porque tenía miedo, debido a que habían asesinado a su hermano. "Sé muchas cosas que ocurrieron en la guerra allí y tuve miedo de que me mataran porque muchos no quieren que se sepa lo que ocurrió en ese lugar. Como dice el refrán: «Mejor lengua sin voz»", afirmó en su declaración a la que accedió LA NACION.
La esposa de Lukic y su hija menor, de 4 años, llegaron a Ezeiza anteayer donde las esperaban agentes de la Secretaría de Inteligencia. Los espías las siguieron luego de que la mujer cambiara de taxis cuatro veces hasta que se encontró con su esposo en Junín 1930. Allí lo arrestaron.
Alquiler por tres meses
En ese edificio, Lukic había alquilado hace dos días un departamento por tres meses y había pagado en euros, en efectivo y por adelantado. Los investigadores piensan que estaba de paso. "En un principio, pensé quedarme acá con mi mujer y mi hija y, de alguna manera, traer a mi otra hija que no tiene pasaporte; también pensé en entregarme y que mi mujer y mis hijas se radicaran en el país", dijo.
"Yo quiero decir la verdad y quitar la mancha de mi vida porque se me acusa de algo que yo no hice", afirmó.
Lukic enfrenta un proceso por tener el pasaporte falso y otro por la extradición. Seguramente, el Estado dejará de perseguirlo por el delito relacionados con la documentación falsa y privilegiará su pedido de extradición para enviarlo a La Haya.
Tras sus declaraciones, Lukic quedó detenido en la alcaída de Investigaciones de la Policía Federal donde aguardará que se completen los trámites de la extradición para ser juzgado en La Haya, acusado de ser uno de los ocho criminales de guerra serbios más buscados por la justicia internacional.



