El colorido trayecto de la ruta 68
En Salta: desde el valle de Lerma hasta Cafayate, la carretera atraviesa peculiares paisajes que atraen al turismo.
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SALTA.- Desde los verdes tabacales del valle de Lerma se ingresa en el mundo multicolor de la quebrada de las Conchas y luego sorprenden médanos hasta desembocar en Cafayate. Es el recorrido de la ruta nacional 68, muy conocida por los turistas y vital en el desarrollo del Oeste.
Dos horas y media bastan para cubrir sus 178 kilómetros totalmente pavimentados. La carretera se extiende desde el río Ancho, en el límite de los departamentos Capital y Cerrillos, hasta el empalme con la ruta nacional 40, a la altura de Cafayate.
Con un ancho de calzada de 6,70 metros de Salta a Cerillos y de 6 metros desde allí en adelante, el camino fue imprescindible para la puesta en marcha del complejo minero de Bajo La Alumbrera, en Catamarca.
La ruta cruza en los primeros 30 km Cerrillos, La Merced y El Carril: pueblos centenarios adaptados a los cambios que con sus cultivos de tabaco y algunas otras plantaciones que le imponen una clara tonalidad verde al paisaje, mientras hacia el Este se divisan las montañas que separan en dos el sur salteño; otros cerros se divisan al poniente.
Muy antigua es Coronel Moldes, con sus casas de adobe de la época colonial; desde allí se puede acceder al dique Cabra Corral, uno de los más grandes del país. El camino sigue hasta otro pueblo centenario, La Viña, otrora campo de uva; luego se llega a Talapampa, donde una hostería invita a disfrutar de la sombra de los álamos.
Un poco más hacia el Sur, se llega a Alemanía, o Alemania, "donde sólo quedan seis familias", comentó a La Nación Alfredo Lajad, que llegaba a pescar bagres en el río Guachipas. Allí terminaba la punta del riel que salía de Salta, con una estación de intenso movimiento veraniego.
En sulky, carreta, volanta o a caballo, primero, y luego en ómnibus, se continuaba el viaje, saliendo del valle de Lerma para ingresar en la quebrada de las Conchas con el río Calchaquí, que corre en dirección contraria a la pendiente.
El camino bordea la montaña de colores cambiantes según las horas del día y, a lo largo de kilómetros, se observan formaciones naturales, atracciones permanentes.
Entre ellas están la Garganta del Diablo, Casas Enterradas, El Sapo, Los Castillos y el Anfiteatro, donde se realiza en determinadas fechas el Concierto Coral de la Montaña. Son lugares típicos del turismo.
Una última sorpresa. Antes de llegar a Cafayate están los médanos, afirmados en la tierra como una presencia de arena quieta que hace temer al camino su posible avance sobre él.



