
El pasado del Alvear se asoma en las fotos sepia de una muestra
Hasta el 31 se puede visitar la exhibición del 70° aniversario del hotel de Recoleta
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Anécdotas y objetos de otros tiempos, historias curiosas, memorias y un libro de firmas de las personalidades que por allí pasaron convocan a posar una mirada nostalgiosa por la trayectoria del hotel de Alvear y Ayacucho, que cumple 70 años y lo celebra con una muestra.
Entre las fotos que se exhiben hoy en el hotel Alvear, ¿estará la vinculada con algo que pasó una noche de 1992? Los rostros alegres que se ven en otra, ¿habrían estado horas antes sombríos y azorados? Esto fue relatado a LA NACION por Luis Alberto Lisanti, gerente de conserjería y recepción, con 20 años en el establecimiento.
Una pareja de novios se vestía en la suite que ocupaba, antes de dirigirse a la iglesia, cuando de pronto ella salió corriendo a la calle gritando que no quería casarse. Tanto el novio como los familiares de ambos quedaron paralizados. El gerente salió en su búsqueda y la alcanzó a un par de cuadras. Ahí estuvieron hablando como hora y media. Parece que al hombre no le faltaban dotes para la emergencia, porque convenció a la joven y la trajo de vuelta. Hubo aplausos de alivio. Y se fueron todos a la iglesia, donde hasta el cura empezaba a ponerse nervioso.
Retratos de fiestas de casamiento, desfiles de moda y las antiguas presentaciones en sociedad integran la muestra que estará habilitada hasta fin de mes en la planta baja, donde hay objetos como perchas, ceniceros y vajilla. Algunos, llevados como recuerdo por amigos que hoy los cedieron. Otros, comprados en la feria de San Telmo.
La belle époque porteña
El Alvear fue inaugurado el 23 de septiembre de 1932, cuando Buenos Aires vivía su belle époque, con buena cantidad de cultores en el barrio de Recoleta, donde se habían instalado familias adineradas, ex residentes de la zona sur, que fue azotada por la peste.
Con atinado cálculo del realce que alcanzaría el barrio, el arquitecto Antonio Pibernat eligió la avenida Alvear, en su cruce con Ayacucho. Por diversos motivos, la obra, de 11 pisos, cinco subsuelos y 30.000 m2, demoró 10 años en concretarse. Pibernat concibió la estructura en el estilo del barroco francés de los siglos XVII y XVII. De París, además, fue traída la mayoría de sus elementos decorativos.
En los años 40, el Roof Garden del hotel ejercía un fuerte magnetismo para los amantes del charleston y el foxtrot. Entre sus más conspicuos animadores figuraron Don Dean, autor del tema "Bailando en el Alvear" (dedicado a su esposa, que conoció allí), y el célebre pianista René Cóspito.
Sede, durante muchos años, de los torneos sudamericanos de bridge, en el hotel también funcionaron los primeros estudios de Radio Belgrano y de Canal 7, en el sector que albergó al Teatro Intimo del Alvear. La historia incluye tres remodelaciones, en 1960, 1984 y 1986, cuando se amplió a 210 el número de habitaciones -entre ellas, 125 suites- y su plantel se incrementó hasta llegar a 420 empleados.
Lisanti exhibe el "libro de oro", un enorme volumen con las firmas y comentarios de relevantes personalidades que se alojaron en él, como Fidel Castro, Nelson Mandela, Arthur Miller, Rafael Alberti, Jack Palance, Geraldine Chaplin, Alan Parker, Marcello Mastroianni, Catherine Deneuve o Francis Ford Coppola, entre muchos más. Faltan sólo dos rúbricas: la del emperador del Japón, Akihito, y su esposa, Michiko, huéspedes en 1997. "El protocolo les impedía firmar -dice Lisanti-. Pusimos una pecera con cynolebios en la suite, al enterarnos de que eran los peces favoritos del príncipe. Al irse, pidieron que se reuniera a quienes los habían atendido y les dieron la mano a cada uno."
Un souvenir para leer
Muestra otro libro, éste de reducidas dimensiones. "Una especie de souvenir literario que se deja en las habitaciones", aclara. Contiene poemas de Quevedo, Baudelaire, Byron, Whitman, Poe, Rilke, Emily Dickinson y Alfonsina Storni, acompañados por la imagen de cada uno y sus versos en idioma original y traducidos al castellano.
Le preguntamos por una anécdota que hubiese protagonizado algún famoso y elige lo ocurrido cuando allí se alojó el plantel de "Highlander II". Una madrugada, después de filmar, llegaron Christopher Lambert y otros actores. Se les hizo notar que estaban encerando el piso del comedor, pero dijeron que no importaba. De pronto, Michael Ironside (que hacía el papel del "villano") se levantó para buscar algo, tropezó con el cable de la enceradora y cayó sobre una valiosa maceta, que se hizo pedazos.
"No dejaba de pedir disculpas -recuerda Lisanti-. Se lo veía muy avergonzado. Me acerqué y le aseguré que todo estaba bien, que no se preocupara. El insistió y dijo que tenía que pagar por lo que había hecho. Así que se apoderó de la enceradora ¡y la pasó meticulosamente por todo el comedor!"
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