En el zoo porteño hubo festejos por los 35 años de un oso polar

No fue un día más para Botija ni para los visitantes del zoológico de Buenos Aires. Ayer, el oso polar que habita desde hace 15 años en la casa de Palermo, cumplió años y lo festejó a lo grande con los chicos que, por las vacaciones, invadieron el predio.

Fueron 35 velitas representadas en una gran zanahoria que adornaba el centro del pastel, un manjar hecho sobre la base de gelatina, pescado, lechuga y pancitos con miel que Botija deglutió de un solo bocado. Los chicos, extasiados, seguían la escena desde la vidriera subacuática de la pileta.

A la fiesta no faltó nadie: por supuesto, estaba Josefa, su pareja, y los chicos de la colonia, que elaboraron la torta y los instrumentos con los que entonaron los acordes del Feliz Cumpleaños. Tampoco faltaron el cotillón, la piñata y la música, que acompañó durante todo la fiesta.

Botija llegó al Zoo de Buenos Aires desde Uruguay (de ahí su nombre) hace 15 años. Su arribo tenía un solo objetivo: formar pareja con Josefa, una preciosa osa que esperaba impaciente la llegada de un compañero para empezar a formar una familia. Pero esto, por ahora, no prosperó...

"No tienen hijos, pero no perdemos las esperanzas. Desde que los mudamos al nuevo recinto, mucho más grande que el anterior, la pareja empezó a relacionarse en forma regular. En una de esas, nos dan la sorpresa", confió una fuente del Zoo.

La casa en la que viven los osos tiene todas las comodidades para la vida conyugal: hay una gran pileta donde se bañan y refrescan; una playita con cascada y dos habitaciones en el fondo.

Es que Botija y Josefa no comparten la cama."Duermen separados para llevar un mejor control. Sólo en primavera, la época de apareamiento, comparten la habitación".

Botija y Josefa pasan sus días jugando y desarrollando todas sus habilidades para la caza y la pesca para que no pierdan sus instintos animales. Su dieta incluye carne, pescado, zanahorias, manzanas, peras y diferentes verduras.

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